3 resultados para Balneario de Paterna de Rivera (Cádiz)

em Universidade Complutense de Madrid


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A lo largo del siglo XVIII Cádiz fue configurándose como una ciudad de características únicas en la España de la época. Su privilegiada situación geográfica en las rutas marítimas comerciales y el traslado de la Casa de Contratación desde Sevilla (1717), vinieron a hacer de esta ciudad el centro comercial más importante entre Europa y el Nuevo Mundo. Este esplendor se dejó sentir en casi todos los aspectos sociales de la misma. A medida que avanzaba el siglo, fue emergiendo una nueva clase social: la burguesía que adquiriría un peso específico en la vida cultural de la ciudad. Otro importante colectivo dinamizador fue la población extranjera que se asentó en la ciudad atraída por su intensa vida comercial. La confluencia de tantas nacionalidades en el recinto de la ciudad, dotó a Cádiz de un carácter abierto, liberal y acogedor y de un ambiente próspero y tolerante que propició la proliferación de lugares destinados a la diversión y el ocio. Durante algunos años del siglo XVIII Cádiz contó con tres teatros que funcionaron de manera simultánea: la Casa de Comedias (creada en el siglo XVII), el Coliseo de Ópera (1761-1779) y el Teatro Francés (1769-1779). Las características de la sociedad gaditana unidas a la amplia infraestructura teatral de la ciudad convirtieron a Cádiz en un centro de gran predisposición para albergar uno de los espectáculos que mayor importancia estaba adquiriendo en aquellos años: la ópera. Durante los años de vida del Coliseo de Ópera llegaron a Cádiz un gran número de compañías italianas portando el repertorio más en boga del momento, pudiendo disfrutar así los gaditanos de las tendencias musicales imperantes en el resto de Europa. Con la clausura de este teatro y el regreso de las compañías italianas a su país, la actividad operística en España entró en crisis; no sería hasta el año 1787 que comenzaría el movimiento de restauración de la ópera, en el que Cádiz participaría de manera muy activa. Los primeros años del siglo XIX (1802-1808), se caracterizaron por la incorporación de repertorios de autores franceses (Dalayrac, Boieldieu, Della-Maria, Isouard), y por el intento de creación de un modelo de ópera propiamente español. En estos años Cádiz se mantuvo como ciudad de referencia del mundo operístico; la presencia de Manuel García y Esteban Cristiani fue decisiva para que en la ciudad se conocieran las primeras obras de estos emblemáticos compositores...

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Se presentan los resultados de una investigación morfotectónica del segmento continental de Cádiz a Málaga, zona occidental de interacción entre las placas africana y euroasiática. Aquí existe un sistema de 5 tipos de Unidades Territoriales (macrobloques= 2, mesobloques= 2, bloques= 29, microbloques= 44, y nanobloques= 202) en relaciones espacio-temporales actuales con una red de 29 alineaciones principales y 32 intersecciones o nudos. El 59% de los bloques es muy activo o activo, y el territorio tiene un valor de ~0.03 fracturas/km2 con 63 escarpes. Las zonas con mayor actividad están entre las localidades de Barbate-Torrecera-Sierra de las Cabras (en Cádiz) y Ronda-Embalse Gudaltela Cabras-Villalón (en Málaga). El segmento de Cádiz-Málaga tiene características similares a las de la zona colindante de Almería-Córdoba-Granada-Jaén-Murcia. Todo el trabajo sustentado en un SIG.

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El punto de partida es un dato: la obra de Andrés Rivera comenzó a divulgarse raudamente en la década de los 90, cuando hacía más de treinta años que su primera novela se había publicado y había conseguido el reconocimiento de Ricardo Piglia, Juan José Saer, Beatriz Sarlo, María Teresa Gramuglio, entre otros escritores y críticos destacados.1 A sus 86 años, este narrador, que además cuenta con una prolífica producción, es considerado uno de los mejores escritores argentinos contemporáneos. Esta investigación es también un homenaje. No es necesario seguir el camino deductivo que nos impone el dato, pero puede resumirse la conclusión en el hecho de que el nombre de Andrés Rivera no haya ocupado, en su debido momento, el lugar preponderante que se merece en las historias literarias. Tal vez la actitud indiferente, casi siempre inflexible, y la sincera modestia que Rivera manifiesta frente a todo acto que celebre la obra literaria como un objeto trascendental, contribuya a esta situación. Sus apreciaciones sobre la literatura, sobre la función de toda obra literaria remiten siempre a la idea de que ninguna obra puede cambiar el rumbo de la historia, como tampoco a nadie puede cambiarle la vida después de haber leído un libro de ficción. Nos parece, sin embargo, y nos decantaríamos por ello, que se debe en mayor medida a la conducta íntegra que este escritor mantiene y la honradez perseverante que expresa en sus declaraciones, sin importarle a quién o a qué voces literarias autorizadas puedan incomodar sus tajantes palabras. Esta actitud del escritor puede comprobarse en cada una de las entrevistas que se le han realizado hasta el momento: su ideología es siempre la misma...