5 resultados para Arte Política
em Universidade Complutense de Madrid
Resumo:
Esta tesis corresponde a un programa de doctorado de Teoría del Arte en la modernidad. Su punto de partida es el tópico literario del ennui (el tedio, la noia) en el romanticismo francés y las generaciones que siguieron. Siguiendo el planteamiento de George Steiner sobre lo que él mismo llama «El gran ennui», se hace aquí hincapié en los años de la Monarquía de Julio (1830-1848), pero igualmente se presta mucha atención a dos escritores que entonces se encuentran en plena juventud, Flaubert y, especialmente, Baudelaire. En este particular contexto se trata de abordar el ennui en relación con los modelos económicos surgidos en la época, principalmente el laissez faire y todo el aparato que lo acompaña. Con ello, se pretende establecer una relación entre la literatura y el arte con las dimensiones social y política de la modernidad. Dicha relación ha sido puesta de relieve, no a través de la representación artística sino empleando el paradigma fisiológico que la época vuelca sobre el conocimiento. En este aspecto se trata principalmente del pretendido «funcionamiento» al que Balzac, por ejemplo –pero también otros literatos como Alphonse Karr o Maxime Du Camp– prestaron atención a propósito de París. París es la gran ciudad sobre la que este trabajo de investigación se vuelca desde la siguiente planteamiento: el ennui, del que hablaron los románticos, ha de considerarse en relación con el surgimiento de una estructura económica, política y social donde el deseo se cifra por su propia insatisfacción, y por tal insatisfacción asegura una demanda constante e incluso creciente...
Resumo:
Dentro de las vanguardias históricas, fundamentalmente las de carácter utópico y con un fuerte compromiso político como el dadaísmo alemán, el constructivismo ruso y el surrealismo francés, podemos localizar una voluntad didáctica de desarrollar una creatividad colectiva y también una recepción colectiva, así como múltiples maneras de hacer que se ponen en común, difuminando las fronteras entre el espectador y el autor, con la clara intención de incidir en la esfera pública. El arte colectivo en las vanguardias se localiza mayoritariamente en amplios movimientos artísticos que involucran un gran número de individualidades y también en sus pretensiones de conseguir unas formas y unas prácticas artísticas que acompañen los movimientos utópicos y revolucionarios y que por tanto puedan ser ejercidas de modo colectivo. Podemos seguir esta voluntad vanguardista en otras experiencias posteriores a la Segunda Guerra Mundial como COBRA, la Internacional Situacionista o Fluxus, para ver cómo se consolidan en los años 80 y 90 con la irrupción de colectivos artísticos, que ya no se organizan en grandes movimientos sino en grupos de afinidad autónomos, con una clara intención activista. Del mismo modo que las vanguardias históricas dirigieron su acción colectiva para integrarse en movimientos activos ligados a los grandes relatos emancipadores de la revolución social, los nuevos grupos de arte y activismo de los años 80 buscarán legitimar sus prácticas en su coalición con los nuevos movimientos de acción política de la posmodernidad, que ya no estarán conformados en torno a aquellos grandes relatos revolucionarios de la modernidad sino que se centraran en las reivindicaciones de las minorías. Y si bien en las vanguardias, lo más habitual, era que los artistas se sumaran a manifiestos y grandes corrientes estéticas, ahora se atomizan en numerosos grupos...
Resumo:
Para determinar el papel del grupo El Paso en la configuración del arte Español, partimos de las interrelaciones entre la historia y el proceso creativo, escudriñando el delgado hilo conductor con el tipo de dictadura, transición y democracia vivenciados en España. La realización de esta investigación ha requerido la capacidad, por nuestra parte, de deslizarnos fuera del enmarañado y manido campo de nuestra historiografía, para sumergirnos en la transversalidad del conocimiento humanístico. Si no hubiésemos sido capaces de entrar y salir del cajón seleccionado, con relativa agilidad, el estudio del período a estudiar, donde se plantean sesgos espaciales, temáticos, temporales y metodológicos, conllevaría inevitables pérdidas. Esperamos que el replanteamiento propuesto sea de utilidad para fundamentar futuras investigaciones desde nuevas perspectivas, o mejor, pretendemos contribuir con nuevas perspectivas para futuras investigaciones. Nuestro trabajo se ha convertido en una propuesta viva, donde cada paso que dábamos se veía sorprendido, o continuado, por los pasos de otros, y donde tuvimos que avanzar desde la documentación impresa más reconocida hasta la recopilada en los rincones más sórdidos de la aldea global. Finalmente, la confrontación se ha definido como nuestra metodología. Solo la permanente huida del dogma nos ha empujado al verdadero entendimiento de las cuestiones más profundas; el pluralismo cognitivo necesario durante nuestro recorrido, ha conllevado un necesario pluralismo metodológico entre lo cualitativo y lo cuantitativo, entre el raciocinio y la intuición. Hemos destacado el papel que las publicaciones han tenido en el objeto de nuestro estudio, en cuanto a su contribución para mantener en la invisibilidad absoluta la parte o el todo de aquello que no servía a la praxis política del franquismo, hasta el punto de que aún hoy, puede parecer que no hubo más. La mayor dificultad ha sido la falta de documentación sobre lo que realmente pasaba fuera de la historia reconocida por la institución. Incapaces de mantener nuestro trabajo vinculado a esa historiografía de arte elaborada desde las confrontaciones con el internacional y llena de amnesias, de las que hemos hablado reiteradamente, consideramos nuestra propuesta como la antesala de lo que debería ser una investigación más profunda, desde la confrontación entre los desarrollos artísticos y otras dinámicas que sobrepasan el mundo del arte y la política con mayúsculas, en la vida madrileña, catalana y española en general...
Resumo:
El arte concreto, definido por Theo van Doesburg en su manifiesto Art concret de 1930, es un arte europeo, abstracto geométrico y universal, desconocido para el público en general, a pesar de tener un siglo de antigüedad. Sus obras se distinguen por ser ejecutadas mecánicamente a partir de bocetos, sólo con los elementos plásticos del arte (planos y colores), sin obtener ninguna referencia de la realidad u otro significado más que sí mismas. De igual modo, la finalidad de su contemplación, que requiere cierto esfuerzo de concentración, es inducir al espectador a un estado de consciencia, a través de una búsqueda interna. Por medio del estudio de uno de sus artistas, el pintor cubano Waldo Balart, afincado en Madrid, nos acercamos a dicho movimiento, repasando su trayectoria, su situación actual y la mentalidad global que comparten sus artistas. El objetivo de este trabajo es demostrar que Waldo Balart es un artista representativo de esta corriente, una conclusión que se ha evidenciado después de comprobar que las colecciones y museos más prestigiosos dedicados al arte concreto cuentan con su obra entre la privilegiada selección de artistas. Otro propósito es hacer visible que él es un artista que ha hecho una gran aportación a la historia del arte, algo que ha sido resuelto con el examen del extenso trabajo artístico y teórico con el que ha contribuido, producto de toda una vida de dedicación. Igualmente se ha revelado que por medio de su amistad ha influido en el trabajo de artistas tan importantes como Andy Warhol. Además, la finalidad de la investigación es probar que Waldo, cuyo apellido completo es Díaz- Balart, despierta un inmenso interés por ser una figura notable socioculturalmente, hecho que conlleva el pertenecer a una familia destacada política y socialmente; primero en su país natal, Cuba y luego en el país donde se exilio, los EEUU. Por otro lado, Waldo ha vivido en diferentes partes del mundo - Cuba, Nueva York, Madrid, Paraguay, Brasil y Bélgica - absorbiendo cosas destacable de varias culturas, en momentos puntuales que concentran una enorme atención. De ellos se destaca la explosión cultural que vivió en Nueva York, durante el reinado del expresionismo abstracto, el pop art y el minimalismo. Asimismo, en cada cultura ha convivido con personalidades tan relevantes como su excuñado Fidel Castro e incluso, fuera del plano artístico, él mismo desempeñó un valor social preponderante. Todas las circunstancias que rodean su atractiva personalidad, de alguna manera han sido absorbidas y proyectadas en su labor artística, en la que utiliza el color como herramienta expresiva. Con pretensión de evitar su dispersión y consiguiente perdida, así como de colaborar en el registro de la historia del arte contemporáneo, este ensayo reúne la mayor parte del material sobre un valioso artista, que hasta ahora está poco estudiado...
Resumo:
El objetivo de esta tesis es trasladar la estética relacional que Nicolas Bourriaud [1998] aporta a la teoría del arte, en el contexto de las artes plásticas, al teatro, y formular una teoría del teatro relacional, en lo sucesivo TR. Además pretendemos demostrar con la descripción de varios ejemplos de TR que no estamos realizando una construcción teórica alejada de la práctica teatral contemporánea, sino que estamos teorizando sobre una forma escénica viva. Para la estética relacional lo “real” es relacional y cuestiona la formulación de lo que considera “real”, es decir, la manera en que están instituidas las relaciones entre los ciudadanos que son un mecanismo disciplinario para controlar, entre otras cosas, la manera en que se disponen los cuerpos en el espacio. La estética relacional se opone al dispositivo escénico hegemónico en el que unos construyen significados mientras otros observan, para construir comunidades, modos de existencia. La obra artística deja de ser un objeto monumental exhibido desde los grandes contenedores culturales para insertarse en el tejido del mundo concreto. No pretende por lo tanto buscar sentidos, ofrecer significaciones, sino liberarse de las subjetividades impuestas por el sistema de control, en el que participan los espacios culturales convencionales, para construir el acontecimiento de encontrarse en el mundo, de estar en circulación, de crear relaciones distintas a las instituidas por el sistema de control en el que vivimos. Esta estética trasladada al contexto escénico supone un revisionismo del teatro ya que cuestiona el dispositivo teatral convencional para proponer otras maneras de interacción en la realización escénica, otras teatralidades. Este nuevo dispositivo escénico participativo sería del todo ineficaz y se quedaría reducido a una cuestión estilística, si presenta realidades que no van más allá de implicaciones personales, psicológicas o sensoriales, hay muchas formas escénicas participativas que no son relacionales, ya que bajo la máscara de participación no cuestionan nada, más bien crean comunidades cálidas, en donde un grupo de individuos con los mismos intereses se reúnen para escenificar sus opiniones, Bishop [2004], o viajes sensoriales hacia los recuerdos ancestrales, o experiencias a modo de parques temáticos sobre algún tema, o utilizan a los espectadores en la construcción de la obra artística, Wrigh [2004] reproduciendo modelos de dominación, Foster [2003], etc...