4 resultados para Ética social.

em Universidade Complutense de Madrid


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El auge que el emprendimiento social tiene en nuestra sociedad cada vez es mayor y muchas universidades han apostado por la educación emprendedora como parte de su misión, adquiriendo un papel de responsabilidad en la sociedad y en el proceso emprendedor, y desarrollando así una “cultura emprendedora”. No obstante, se ha constatado la necesidad de establecer un marco común sobre la formación en emprendimiento social, y las competencias que es necesario desarrollar en las personas emprendedoras sociales. Este artículo tiene como objetivo reflexionar sobre dichas competencias, a través de una revisión de lo planteado en la literatura. A su vez, se pretende comprobar si la propuesta teórica está en consonancia con las competencias que los programas de formación universitaria están desarrollando en esta materia. De esta forma, se contrastó el análisis teórico realizado con los resultados obtenidos de un estudio sobre programas de formación universitarios en emprendimiento social que se realizó dentro del marco de la investigación Alfa-Tuning Latin American Project 2011-2013, financiado por la Comisión Europea. Como parte del estudio, se analizaron las competencias que se están trabajando en dichos programas. Para ello, se ha hecho un análisis documental de una selección de siete programas de formación de distintas universidades de América Latina y España. Como resultado de la revisión literaria y el análisis de los programas, se delimitó una clasificación de competencias de emprendimiento social, COEMS, que se presenta en este artículo. Esta clasificación consta de cuatro bloques que pretenden desarrollar las capacidades del alumnado desde una visión de globalidad. Cada bloque de competencias se ilustra con el ejemplo de uno de los programas analizados, debido al trabajo significativo desarrollado en las competencias de dicho bloque. Se hace hincapié, en particular, en aquel bloque de competencias relacionadas con la filosofía y la ética, COEMS 4, como base fundamental para el fomento del compromiso social en el alumnado, marca de identidad de la futura persona emprendedora social.

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La Globalización a partir de las dos últimas décadas del siglo XX y los años que han transcurrido del XXI, se ha consolidado como una realidad que, de una manera u otra, ha configurado la economía actual y, en buena parte, las condiciones de vida de todo el planeta. Su relación con el desarrollo es directa ya que este ha sido una condición para aquella, y la globalización el marco en que este ha sido posible. Por lo general se identifica el desarrollo con la expansión y esta con un mercado cada vez más amplio hasta llegar a la globalización. Pero en esta ecuación macroeconómica ¿dónde queda la pobreza? Pues en el centro de la interacción entre globalización y desarrollo. La pobreza es el elemento necesario para el desarrollo y, por ende, para la globalización. En este trabajo intentaremos explicar por qué el desarrollo y la globalización se apoyan en la pobreza para alcanzar sus objetivos, que se identifican con los del capitalismo: la obtención de los máximos beneficios posibles. Y cuál es el modelo de economía que propugna la sociedad actual basada en valores sincréticos humanistas. La economía social, la empresa con responsabilidad social empresarial y el mercado basado en el comercio justo, son la propuesta de un nuevo concepto de la economía global. Es muy posible que la propuesta esté más dentro de la utopía que de una realidad posible. Pero el hombre ha buscado siempre un ideal que le acercara lo más posible a la perfección, aun cuando supiera que nunca llegaría a alcanzarla. La globalización, el desarrollo, la coopetitividad, el mercado liberal y los objetivos centrados en los beneficios del capital, son factores que han estructurado el mundo empresarial globalizado, pero no implica que sea necesario mantener las mismas líneas de actuación, todo lo contrario. El mundo que viene pretende ser el de la autogestión, la producción justamente retribuida, el mercado justo, la cooperación en la gestión y la democratización de las decisiones. Y como el sistema está globalizado, la economía también lo está y los productores ofrecen sus servicios en cualquier país del mundo, se globalizarán también los nuevos valores. Las empresas deberán adaptarse porque los mercados las forzarán, ya que ellos serán condicionados por la nueva ética de la sociedad. Seguramente no será un sistema perfecto ni logrará implantarse completamente, pero la presión que ejerce será siempre será positiva.