20 resultados para SIGLO XVI
Resumo:
La Tragicomedia de Polidoro y Casandrina nos era completamente desconocida hasta que el manuscrito único en el que se nos ha conservado fue descubierto por Stefano Arata en la Real Biblioteca de Madrid en 1988. Arata [1988] dio entonces noticia de su hallazgo en un breve pero sustancioso artículo publicado en la revista Celestinesca, donde adscribió la obra al ciclo literario que conforman las continuaciones directas de la Celestina y, dado que el códice nos la presenta anónima y sin título, la bautizó con el que todavía mantiene.1 Hizo además un primer análisis codicológico y paleográfico, y, a partir de la alusión a la conquista del peñón de Vélez de la Gomera por don García de Toledo (V, f. 32r), situó su redacción en los años siguientes a 1564.2 En fin, aprovechó para anunciar que estaba preparando una edición del texto. Como «proyecto actual» (PA), aparece explícitamente mencionada en la ficha correspondiente al estudioso sici-liano del Anuario áureo II (Gorsse, Jammes y Vitse, 1990: 13-14), mientras que en el Anuario áureo III parece esconderse bajo un marbete más genérico: «La Celestina y el teatro del siglo XVI» (Jammes, Mir y Vitse, 1993: 16). No sabemos si acabó abandonan-do el proyecto o si los otros muchos trabajos que se le fueron cruzando le impidieron concluir este, pero, cuando la muerte le sobrevino infaustamente en 2001 (cf. Pedrosa, 2001), su Polidoro aún no se había publicado. En 2009, le pedí a mi directora de tesis, Ana Vian Herrero, que intercediese por mí ante Laura Arata para que me permitiera consultar los documentos que conservase de las investigaciones de su hermano sobre la Tragicomedia; Laura nos respondió rápida y amabilísimamente, pero su búsqueda en los archivos de Stefano había sido infructuosa: no quedaba nada. Tras la nota de Arata, el siguiente acercamiento a nuestra obra se debe a Vian Herrero [1997: 228-238], quien la incluyó en un estudio sobre el funcionamiento del conjuro amatorio en la Celestina y sus continuaciones trágicas, es decir, aquellas que tienen un final desgraciado.
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Los libros de caballerías castellanos suponen uno de los géneros más destacados y transcendentales del siglo XVI, por encima de otros que, aparentemente, tuvieron una enorme relevancia para sentar las bases de la narrativa moderna; nos referimos a la ficción pastoril, la picaresca, la sentimental o la bizantina. Señalamos como principio y origen del mismo la publicación de la primera edición del Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo, a partir de la versión primitiva medieval, en 1508. Tuvieron un éxito sin precedentes en la época, como lo corroboran los más de ochenta títulos que forman parte del corpus caballeresco y una difusión de casi dos siglos, desde finales del siglo XV hasta comienzos del siglo XVII, tanto de manera impresa como de forma manuscrita. Sin duda, podemos asegurar que eran los best-seller de la época, convirtiéndose en todo un fenómeno literario, con una notoriedad que traspasó nuestras fronteras peninsulares, tanto en Europa como en América. Prueba de ello son las numerosas traducciones que se hicieron en Italia, Francia, Alemania, Holanda, Inglaterra, Portugal e incluso hasta una versión hebrea del primer libro del Amadís de Gaula. En cuanto a su influencia en el Nuevo Mundo no podemos dejar de mencionar, a modo de curiosidad, cómo estos libros dejaron su huella a través de los conquistadores. Así, Magallanes llamó patagones a los aborígenes de la región austral de Sudamérica por influencia del Primaleón, del que deriva el topónimo Patagonia y Las Sergas de Esplandián, de Montalvo, fue fuente de inspiración para otros dos topónimos: California y Amazonas...
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El género pastoril tuvo un éxito considerable en España en la segunda mitad del siglo XVI y no dejó de cultivarsee hasta principios del XVII. Durante un tiempo, quizás por su artificiosidad y su característica mezcla de lírica y prosa, no fue una literatura muy bien comprendida y valorada. Afortunadamente en la actualidad está obteniendo el justo reconocimiento que merece. Sin embargo, observamos que los estudios de los eruditos se centran en aquellas obras del género más reconocidas o en las que fueron escritas por los escritores de más prestigio. Obras menores y de autores menos conocidos permanecen relativamente olvidadas a la espera de estudios más detallados. Tal es el caso de las Tragedias de Amor, obra temprana del joven licenciado Arze Solórzeno. No abundan en los tratados de historia de la literatura española las referencias a las Tragedias de Amor. Bien es verdad que figura en diversos estudios puntuales y en varias obras recopilatorias a las que no faltan brillantez y seriedad, pero carecen de la extensión y el detalle de los estudios monográficos. Así pues, la presente tesis doctoral se plantea hacer una edición moderna basada en la edición princeps de las Tragedias de Amor, publicada en 1607, y realizar un estudio de la obra, en la confianza de que esta labor aportará luz para la necesaria comprensión global del género. Muy pocas son las noticias que se hallan sobre el autor de nuestra novela. Las fuentes principales de datos biográficos son sobre todo los prólogos y dedicatorias de sus propias obras. Probablemente se puede fechar su nacimiento en el año 1579 o 1580, pero ni siquiera es fácil afirmar dónde nació o la fecha de su fallecimiento. Fue una persona culta y viajada...
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Este trabajo analiza los avatares editoriales y el sistema de composición por medios pliegos de un librito-escapulario de principios el siglo XVI a través de las tres ediciones conocidas de La oración de San León papa. Es la versión previa, ilustrada con imágenes, del capítulo publicado en extracto en el Catálogo de la exposición "La fortuna de los libros" de la Biblioteca Lázaro Galdíano (2015), actualizada y dada a luz in memoriam de Víctor Infantes. Constituye la segunda entrega de la colección Papeles del divisorio, 2.
Resumo:
El objetivo de esta tesis es el de examinar la posible huella que el desarrollo científico de la Ilustración tuvo en la pintura madrileña de la segunda mitad del siglo XVIII. Se busca ver, por lo tanto, hasta qué punto el impacto causado por la evolución de determinados elementos de la Ciencia repercutió en la Historia del Arte, no a nivel técnico, sino como elemento compositivo. No se pretende investigar sobre aquellas obras en las que estos elementos puedan aparecer de una manera circustancial, sino aquellas pinturas en las que éstas figuren con una intencionalidad científica clara. Además, se habrá de tener en cuenta la no elección del dibujo y la acuarela como parte de la investigación de la tesis, puesto que la visibilidad de este tipo de obras estaba más vinculada al desarrollo y difusión de la Ciencia y solía limitarse a tratados o como método de captación de diferentes hechos. Partiendo de las obras encontradas en colecciones madrileñas, anteriores al periodo de estudio definido, se establece una investigación sobre la diferente interpretación que se llevaba a cabo de los avances científicos en los diferentes periodos históricos. También, se evalúa la visibilidad de estas obras, del XVI y XVII, por parte de los pintores de la segunda mitad del XVIII de cara a la influencia que pudieran haber tenido en el desarrollo de las obras posteriores. En una segunda parte se estudia el impacto directo de los nuevos descubrimientos e ideas sobre la Ciencia en la creación de pinturas con una intencionalidad científica. El desarrollo científico en el Madrid de la época, potenciado por el reinado de Carlos III (quien buscó la creación de instituciones canalizadoras de los nuevos avances e investigaciones) supondría un impacto, más o menos directo en la sociedad del momento. Las aportaciones americanas al campo de la Historia Natural, el desarrollo de la Química y la Física, el estudio de fenómenos geológicos acaecidos en este periodo, así como la repercusión de otros avances en la vida diaria, quedaban reflejados, con mayor o menor fidelidad científica, en las composiciones pictóricas del Madrid Ilustrado. Igualmente, la nueva difusión de la Ciencia, utilizada como entretenimiento por las clases sociales más altas, llevaría la plasmación de determinados elementos más técnicos en ambientes más relajados...