18 resultados para Isla, José Francisco de, 1846-1781


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El presente artículo identifica las representaciones que José Tadeo Monagas, presidente de Venezuela en el siglo XIX, ofrece sobre la sociedad venezolana en sus discursos anuales ante el Parlamento. Los relatos, en este análisis, se estudian como productos enculturizadores que proporcionan modelos axiológicos y cognitivos con el objetivo de mediar entre lo que sucede y la interpretación que las personas hacen sobre la realidad. Las categorías usadas se obtienen a partir de un análisis de conte- nido con el cual se registran los referentes y su representación en los ocho discursos estudiados. Los resultados reflejan que las representaciones con que José Tadeo Monagas narra la realidad venezolana se encuentran usualmente disociadas de los hechos y acontecimientos ocurridos en el período estudiado, con el objetivo de evitar las explicaciones sobre los cambios que se producen y los problemas que la sociedad venezolana experimenta en ese momento histórico.

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Hay figuras que se escapan de sus contemporáneos como el agua entre los dedos. Autores difícilmente clasificables, cuya magnitud es apenas intuida hasta pasados muchos años del nacimiento de su obra. Hay autores que trabajan para siempre. Es el caso de artistas como Federico García Lorca, Antonio Gaudí, Franz Kafka, Víctor Erice, Andrei Tarkowski o tantos otros. Autores que avanzan en la oscuridad. Autores que caminan sin red por la cuerda floja, sin conocer hacia dónde van. Autores que exploran nuevos territorios en nombre de la humanidad. Autores que rozan lo inefable, que nos asoman al abismo insondable. Y a esta clase pertenece también el cineasta granadino José Val del Omar. Y se dice cineasta porque ni él mismo logró encontrar una palabra que definiera lo que hacía. Cinemista, cinegrafía, mecamística… son términos que necesitó forjar porque en la oscuridad los objetos se vuelven ininteligibles, pero necesitamos poner nombre a las cosas para que existan. Val del Omar está mucho más cerca de Rimbaud que de Willy Wilder a pesar de que las categorías convencionales digan lo contrario. La naturaleza de su obra se resiste por definición a cualquier análisis o método de razonamiento lógicodeductivo, y sin embargo sentimos la necesidad de abordarlo en el intento de adentrarnos un poco más en esas imágenes oníricas que sin saber porqué nos fascinan misteriosamente como mariposas atraídas por la luz, que diría el propio protagonista de este trabajo. Val del Omar dedicó su vida a producir apenas 61 minutos de celuloide, de los cuales 21 son objeto de este estudio, y sin embargo escribió literalmente miles de páginas sobre ello. Para escribir durante toda una vida basta observar lo que sucede en un vaso de agua, decía Valéry, y José Val del Omar descubrió, y nos descubrió a nosotros que el misterio se encierra en las cosas pequeñas, o como diría el maestro, “en los pliegues de lo chiquito”. Quien se dedica a profundizar en su entorno sabe bien que ése vislumbre se produce en contadas ocasiones y es sólo el premio de muchas horas, días, meses incluso años de trabajo. El genio de Granada filmó una y otra vez las pequeñas cosas de su entorno hasta prácticamente el día de su muerte, buscando desvelar este misterio de las cosas. José Val del Omar ha sido comparado en numerosas ocasiones con San Juan de la Cruz y Santa Teresa, ha sido definido como un inventor adelantado a su tiempo, ha sido calificado de visionario, de ingeniero, de artista, poeta…, y lo cierto es que todos y ninguno tienen razón, pues Val del Omar se transformó en su propia obra hasta el punto de confundirse con ella. Su figura resulta pues tan impenetrable como sus propias cintas y tan enigmática y fascinante como ellas...

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Esta tesis doctoral aborda el análisis crítico de una fuente literaria fundamental para el conocimiento del Real Monasterio de El Escorial durante la segunda mitad del siglo XVII: la Descripción breve del Monasterio de San Lorenzo el Real del Escorial, obra del jerónimo fray Francisco de los Santos (1617-1699), publicada por primera vez en 1657, reeditada con adiciones en 1667, 1681 y 1698, y traducida al inglés parcialmente en 1671 y de forma completa en 1760. Considerada una de las primeras y más completas guías artísticas de un monumento y sus colecciones de la Europa Moderna, su éxito editorial y difusión constituyen un caso único dentro de historia de la Literatura artística, reflejo del constante interés nacional e internacional despertado por el Real Monasterio desde su construcción. No obstante, la historia de la valoración del padre Santos como fuente para la Historia del Arte ha sido desigual, podemos decir que en su contra han jugado varios factores. En primer lugar, la permanencia de un antiguo prejuicio y desinterés hacia las adiciones barrocas de El Escorial, siendo éstas la principal novedad tratada en sus textos. En segundo, la peculiaridad del género y del estilo literario del autor: calificado de denso y prolijo, difícil de asimilar como repertorio positivo de datos y noticias y de difícil encaje en la orientación teórico-artística que ha predominado en los estudios de Literatura artística en España. En tercer lugar la incomprensión y prejuicio hacia el uso que hace el autor de sus fuentes, por una parte los textos de su predecesor como cronista: fray José de Sigüenza (1544-1606), al que retoma y resume; y por otra el uso que habría hecho de la Memoria atribuida a Diego Velázquez (1599-1660)...