3 resultados para Barere, Bertrand-1755-1841
em Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina
Resumo:
Integran este número de la revista ponencias presentadas en Studia Hispanica Medievalia VIII: Actas de las IX Jornadas Internacionales de Literatura Española Medieval, 2008, y de Homenaje al Quinto Centenario de Amadis de Gaula.
Resumo:
En 1985, Alfonso Guerra, entonces vicepresidente del gobierno español encabezado por Felipe González, pronunció una frase destinada a hacerse famosa: “Montesquieu ha muerto”. Fue vertida cuando el partido socialista (PSOE) aprovechó la mayoría parlamentaria recién alcanzada para reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial. De acuerdo con esa reforma, los vocales del Consejo General del Poder Judicial (equivalente a nuestro Consejo de la Magistratura) debían en adelante ser elegidos por el parlamento y no, como hasta entonces, mayoritariamente por los mismos jueces, fórmula a la que se tachaba de “corporativista”2. Los críticos advirtieron allí un intento de manejar los tres órganos clásicos del Estado para un proyecto de gobierno a largo plazo. Nada mejor, para eso, que enterrar de una buena vez por todas al viejo y quizás molesto señor de la Brède y barón de Montesquieu. Como buen político, Guerra, en sus memorias3, negó haber pronunciado literalmente aquella fórmula, aduciendo haber sido sus declaraciones tomadas fuera de contexto, etc...
Resumo:
Resumen: El presente artículo analiza y compara el discurso verbal de El Grito Argentino (1839) y Muera Rosas! (1841-1842), dos periódicos antirrosistas publicados en Montevideo por jóvenes intelectuales emigrados de la “generación del 37”. Distribuidos secretamente en Buenos Aires y las provincias del litoral, su propósito era movilizar a los sectores antirrosistas en contextos de crisis del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Este estudio focaliza especialmente en los distintos recursos proselitistas empleados así como el público al que ambos estaban destinados. Con el apoyo de fuentes históricas y correspondencia de la época, el artículo también aborda las relaciones que los jóvenes emigrados mantenían entre sí y con los dirigentes unitarios también exiliados en la Banda Oriental.