243 resultados para Teología poastoral
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Resumen: Este artículo se propone situar la categoría de nupcialidad en la circularidad hermenéutica entre lo antropológico y lo trinitario, a fin de recuperar su poder especulativo y reconfigurador tanto para la teología como para la filosofía y la mística contemporáneas. Para ello se apela a la fuerza de las existencias teologales de Juan de la Cruz, Edith Stein y Christophe Lebreton. A partir de sus testimonios el artículo postula una relación fecunda entre Estética teológica y Ontología trinitaria que redunda en una caracterización actualizada de la nupcialidad compuesta por ocho notas distintivas que el texto desarrolla.
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TEOLOGOS
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Resumen: Dostoevskij atribuye a la belleza una función salvífica (“la belleza salvará al mundo”), poniéndola así en relación con el campo afectivo, salvación significa en efecto vida plena; para Matisse “Todo arte digno de tal nombre es religioso”, es decir, posee una función de “mediación-unión” entre órdenes diversos. La noción de “visión interior”, es la que mejor fundamenta estas convicciones. Ella atraviesa el tiempo y el espacio: está presente en la antigua cultura china, así como en la Grecia clásica y en la Antigüedad Tardía y permanece implícita durante todo el Medioevo; se la vuelve a encontrar en alguno de los máximos pintores modernos (Kandinsky, Chagal). Todos los testimonios de los artistas concuerdan en indicar que para alcanzarla es necesario una especie de ascesis: ésta consiste en una revelación, experimentada como un don, del Sentido oculto en lo sensible; por el hecho de dar inicio al pasaje de un nivel ontológico a otro (valencia re-ligiosa o syn-bolica) y de consistir en una experiencia de plenitud de vida, le pertenece además un efecto transformante (valencia afectiva). Esta vía propiamente humana de la “visión interior”, por la cual la apariencia (lo sensible) se vuelve trans-parencia de lo invisible, se presenta como la más adecuada al arte cristiano para el culto.
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Presentación: 1. Recepción del Concilio Vaticano II. Hablar de “recepción” de un concilio supone un conjunto de hechos –dentro de la Iglesia– que hace posible que la determinación o decisión de un concilio –sus contenidos de verdad– sea recibida por parte de las iglesias como conveniente para su vida; preguntarse por la recepción de un concilio es plantear cómo se desarrolla el proceso por el cual se da un consentimiento o “confirmación” por parte de las iglesias...
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Resumen: Con motivo de conmemorarse los 125 años de la coronación pontificia de la Imagen de Ntra. Sra. de Luján, Patrona de la República Argentina, el autor recorre la historia de los distintos oratorios, capillas y templos que le han sido dedicados, desde 1630, año del milagro, deteniéndose en los comienzos de la construcción de la monumental Basílica neogótica, reconocida como una de las más importantes de América en su tipo. El proyecto, en cuanto al diseño y desarrollo, corresponde al P. Jorge María Salvaire, vicentino, con el permanente apoyo del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Federico León Aneiros. La mencionada Basílica guarda particular importancia histórica y pastoral en razón de albergar en su camarín la Imagen original de Ntra. Sra. de Luján, una pequeña talla de la Inmaculada Concepción, de arcilla cocida y pintada, vestida luego a la usanza española y con corona.
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Resumen: Esta ponencia forma parte del primer Panel Inaugural del II Congreso de Teólogas latinoamericanas y alemanas “Espacios de Paz”, realizado del 28 al 31 de marzo de 2016. Se aborda el tema de la paz como signo de estos tiempos desde tres claves: el contexto latinoamericano, la centralidad de la violencia en los estudios sobre la paz y su relación con las mujeres como constructoras de paz y víctimas de violencia. La reflexión se organiza en dos partes: primero, se analiza el discernimiento teológicopastoral sobre la paz realizado por la Conferencia de Medellín, en un contexto de subdesarrollo e injusticia caracterizados como violencia institucional y pecado estructural; además, se mencionan en forma breve los desafíos de reconciliación que plantearon los procesos de transición que siguieron a los gobiernos militares y a los conflictos armados internos. En la segunda parte, se enfocan algunos valores y esferas de la paz y la violencia –personal, estructural y cultural–, para considerar el concepto secular y cristiano de “pacificación” (peacebuilding) y los aportes teóricos y prácticos de las mujeres en la construcción de la paz en contextos de violencia.
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El contenido del presente artículo surge de la necesidad de reconstruir los recorridos y continuos desplazamientos que fueron forjando el itinerario intelectual de Michel de Certeau a fin de poder captar el “estilo” de sus propias “prácticas intelectuales”. Siguiendo a Luce Giard, distinguimos tres etapas de duración desigual, en el itinerario de Michel de Certeau: 1) el tiempo de los cimientos, consagrado a la historia de la espiritualidad y de la Compañía hasta 1968; 2) el tiempo de sacudida y ampliación de su proyecto intelectual entre 1968 y 1974; 3) el tiempo de plenitud entre 1975 y el fin de 1985. Nos centramos, en esta ocasión, en la presentación de las dos primeras etapas, dejando para posteriores desarrollos la tercera etapa. Cerramos el artículo con la discusión en torno a la pertinencia del título ciertamente provocador del artículo de E. Roudinesco: “Michel de Certeau, iconoclasta esclarecido”.
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Desde la perspectiva del Nuevo Testamento, el autor se propone un estudio que ayude a comprender y profundizar la enseñanza del Concilio Vaticano II acerca de “Jesucristo, plenitud de la revelación” (DV 2). La exposición se organiza en dos secciones relativas al Antiguo y al Nuevo Testamento: en el primero se presenta cómo Israel fue descubriendo en su historia el proyecto de Dios para sí y para la humanidad; en el segundo se trata sobre Jesús, el “lugar” donde el designio de Dios tuvo y tiene su plena realización. Para todos los discípulos, Jesucristo sigue siendo el camino hacia una vida plena (cf. DA 375).
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Resumen: El proceso eclesial y teológico que llevó a la temática de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín se alimentó de diversas fuentes y constituyó un ejercicio de discernimiento teológico-pastoral de los signos de los tiempos latinoamericanos. La proximidad de los 50 años de la inauguración del Concilio Vaticano II ofrece una ocasión particular para hacer memoria y reflexionar sobre Medellín como un hito fundamental de la recepción conciliar en América Latina. El propósito de este estudio es realizar un recorrido histórico-genético del camino temático hacia la II Conferencia y presentar, a partir de él, una lectura interpretativa de los grandes temas de Medellín en la perspectiva de los signos de los tiempos. Como toda recepción es inacabada, queda abierta la tarea para reapropiarla y profundizarla.
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Siguiendo a Gaudium et spes (51.3), la declaración Persona humana reafirma que la bondad moral de las conductas sexuales depende de “criterios objetivos tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos” (PH 5.4). Esto no es expresión de un objetivismo naturalista, sino que surge del respeto de la “verdadera dignidad humana” y del sentido de su sexualidad. Estas afirmaciones deben ser comprendidas en el marco de la ética de la virtud, según la cual la razón práctica descubre naturalmente los bienes humanos y debidos, los fines virtuosos, en las inclinaciones naturales. A partir de ello es posible afirmar la existencia de conductas que contradicen dichas finalidades por su mismo objeto, aunque ello no exime de la necesidad de considerar los contextos a partir de los cuales las mismas se definen en su genus moris. Aplicando estos principios al ámbito de la sexualidad, se debe afirmar que el recto ejercicio de la misma tiene una referencia intrínseca y necesaria al matrimonio, aunque al mismo tiempo es preciso reconocer un cierto grado de tensión entre el orden de la castidad y el orden jurídico positivo. Estas consideraciones muestran que, precisamente por coherencia con la doctrina de la virtud y de los absolutos morales, es preciso que la teología moral evite la tentación del deductivismo, y se comprometa en un trabajo de refinamiento de las tipologías con mayor atención a los casos concretos. De este modo, podrá responder más adecuadamente al desafío de un contexto social en constante evolución. Con este artículo, el autor aporta precisiones para expresar mejor lo expuesto en dos artículos anteriores: “¿Relaciones prematrimoniales en «situaciones-límite »?”, Teología 83 (2004), y “El teleologismo después de la Veritatis Splendor”, Moralia 97 (2003).
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Informe del itinerario de investigación. El colectivo de investigación que presentamos está constituido actualmente por Omar Albado, Viviana Félix, Marcelo González, Andrea Hojman, Josefina Llach, Hugo Safa y Virginia Santamaría. Se conformó en la Facultad desde mayo de 2007 y a partir de las redes de docentes, egresados y cursantes de la licenciatura especializada de la Facultad deTeología. Tres conjuntos de factores convergieron en su gestación. Ante todo, influjos en el campo intelectual de procesos de amplio alcance. Aquí destacan: las transformaciones del diálogo judeo-cristiano a nivel internacional y, particularmente latinoamericano, con el hito determinante del Primer Simposio Internacional de Teología Cristiana “Holocausto/Shoá. Sus efectos en la teología y la vida cristiana en la Argentina y América Latina”, celebrado en 2006 en Buenos Aires con activa participación de la Facultad de Teología./.../Presentamos a continuación una selección de lo decantado a lo largo de este tiempo por el espacio de investigación tanto en el plano metodológico como temático.
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Resumen: La poesía es minuciosa: celebra cada pequeño don que constantemente se ofrece; lo rescata, lo menciona. La poesía es también magnánima: canta los secretos vínculos que, en cada cosa, teje a todas en una sola ofrenda donde todo se reúne y alude. La poesía es sabia: pregunta y conoce al ser en sus profundidades, allí desde donde surge y se sostiene cuanto se celebra y canta por medio de la palabra poética; tiene afinidad con él, connaturalidad. La poesía, por fin, es esperanzada y abierta. Ella sabe que tiene un límite, pero que no es una clausura sino un umbral: aguarda y anhela la Palabra, vedada a la pronunciación humana, que sólo puede decirse por sí misma, aquella en la que todo, incluso el ser, tiene su consistencia. La poesía hace silencio y oye, convoca, anhela el Don que desciende y se corporiza. Hasta aquí llega el gran poeta, el hermano mayor. Entre los argentinos, quizás sea Jorge Luis Borges el que mejor adaptó el lenguaje para alcanzar este lugar, el más alto, el que lo torna a uno más cercano al misterio y, a la vez, el mejor testigo de la distancia. De estas materias, que son una sola, está hecha su poesía. Desde lo más frágil y pequeño hasta lo más inmenso y definitivo, pronunciado, encarnado. Por eso aquello de Von Balthasar: La resurrección de la carne da la razón a los poetas.