4 resultados para Padre nuestro
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Resumo:
The 19th Annual Symposium on Sea Turtle Biology and Conservation was the largest to date. The beautiful venue was the South Padre Island Convention Centre on South Padre Island, Texas from March 2-6, 1999. Key features of the 19th were invited talks on the theme The Promise, the Pain, and the Progress of 50 years of Sea Turtle Research and Conservation, a mini-symposium on the Kemp's ridley and an increased emphasis on high quality poster sessions. Hosts for the meeting included Texas A&M University, the Texas Sea Grant College Program, The Gladys Porter Zoo and Sea Turtle, Inc. Co-sponsors included the National Marine Fisheries Service-Southeast Fisheries Science Center, the National Marine Fisheries Service-Protected Resources Branch, Padre Island National Seashore and the U.S. Fish and Wildlife Service. With the assistance of Jack Frazier, we were fortunate to obtain a $30,000 grant from the David and Lucile Packard Foundation. This grant provided travel support to 49 individuals from 24 nations who presented a total of 50 presentations. (PDF contains 309 pages)
Resumo:
En esta colección de la Serie Documentos presentamos a los dibujantes y artistas que pasaron por nuestra institución, lo que representa una tarea nada fácil. Sin embargo, con las imperfecciones del caso, iniciamos este trabajo esperando que, en un futuro próximo, esta iniciativa sea continuada dentro de las diferentes Divisiones que conforman la estructura de nuestro Museo. En este segundo artículo mostramos algunas de las imágenes que pudimos rescatar de Carlos Andrés Tremouilles, formado en la Escuela Superior de Bellas Artes y perteneciente a una dinastía de dibujantes del Museo de La Plata. Su padre Carlos Hipólito y su hijo Carlos también fueron dibujantes de esa institución. Colaboró con Emiliano Mac Donagh y con Raúl A. Ringuelet para ilustrar trabajos sobre nuestra ictiofauna. En 1959 fue reconocido por las autoridades del Primer Congreso Sudamericano de Zoología desarrollado en el Museo de La Plata. Realizó restauraciones de obras pictóricas, guardas y vitrales. Su versatilidad, le permitió realizar también tareas en vitrinas de exhibición, montaje del laboratorio de C14 y reparación de instrumental en base a sus conocimientos de electrónica. Aquí presentamos una pequeña parte de su numerosa obra obtenida de acuarelas y dibujos de peces de los archivos de la División Zoología Vertebrados y los incorporados a las obras Peces marinos de la República Argentina de R. A. Ringuelet y R. H. Arámburu (1960) y Los peces argentinos de agua dulce de R. A. Ringuelet, R. H. Arámburu y A. A. de Arámburu (1967)
Resumo:
En esta colección de la Serie Documentos presentamos a los dibujantes y artistas que pasaron por nuestra institución, lo que representa una tarea nada fácil. Sin embargo, con las imperfecciones del caso, iniciamos este trabajo esperando que, en un futuro próximo, esta iniciativa sea continuada dentro de las diferentes Divisiones que conforman la estructura de nuestro Museo. En este segundo artículo mostramos algunas de las imágenes que pudimos rescatar de Carlos Andrés Tremouilles, formado en la Escuela Superior de Bellas Artes y perteneciente a una dinastía de dibujantes del Museo de La Plata. Su padre Carlos Hipólito y su hijo Carlos también fueron dibujantes de esa institución. Colaboró con Emiliano Mac Donagh y con Raúl A. Ringuelet para ilustrar trabajos sobre nuestra ictiofauna. En 1959 fue reconocido por las autoridades del Primer Congreso Sudamericano de Zoología desarrollado en el Museo de La Plata. Realizó restauraciones de obras pictóricas, guardas y vitrales. Su versatilidad, le permitió realizar también tareas en vitrinas de exhibición, montaje del laboratorio de C14 y reparación de instrumental en base a sus conocimientos de electrónica. Aquí presentamos una pequeña parte de su numerosa obra obtenida de acuarelas y dibujos de peces de los archivos de la División Zoología Vertebrados y los incorporados a las obras Peces marinos de la República Argentina de R. A. Ringuelet y R. H. Arámburu (1960) y Los peces argentinos de agua dulce de R. A. Ringuelet, R. H. Arámburu y A. A. de Arámburu (1967).
Resumo:
Al revisar viejos papeles familiares de nuestro padre, el Dr. Emiliano Mac Donagh (1896 – 1961) hemos descubierto, como escondidos, unos cuentos breves publicados entre 1929 y 1934. Ficcionales, pintorescos, no han figurado en la nómina de sus escritos, con excepción de El Naturalista, publicado en 1929 en el diario La Nación, y recientemente reproducido en la serie ProBiota (http://ictiologíaargentina.blogspot.com/16) Ofrecemos a la curiosidad de los ictiólogos los tres relatos publicados en 1930 en la revista Número, editada en Buenos Aires. Tanto Un cuento de viejas, como El sabio ebrio, y La quimera, el gallo y el elefante tienen a los peces como centro de interés. En los escritos de Emiliano Mac Donagh, que abarcan desde 1922 hasta 1960 con más de ciento setenta títulos, predominan los trabajos científicos alternando con estudios sobre historia de la biología y de los biólogos, o la preocupación por el cuidado del ambiente y temas relacionados. Sin excepción, aparece la zoología como tema vertebral, ya sea analizando una espina de bagre en la calma del laboratorio, ya sea relatando expediciones zoológicas al interior de nuestro país. Coexisten el detalle mínimo que entrega el microscopio con la aventura a campo abierto, pero el estilo es siempre descriptivo, pegado a la realidad, y despojado de cualquier intento de fantasía que traicionaría el rigor requerido por la ciencia. En los breves relatos aquí presentados, en cambio, el autor escapa de la formalidad, incursiona en un género más liberal en sus normas y deja volar su imaginación y su fino sentido de la ironía. Lo hace sin abandonar el asunto que más le atrae: la naturaleza, y en ella, la vida animal. Si bien los cuentos comparten temas centrales del resto de la producción, aquí no encontramos la exactitud fotográfica ni el análisis desapasionado, sino que la anécdota es imaginada y los escenarios reales se ven transformados por enfoques oníricos. Algunos personajes parecen el fiel retrato de alguien conocido mientras que otros suenan esquemáticos, vacíos. La mirada es humorística y a la vez crítica, gozosa sin dejar de ser analítica. Este período de “autor literario” en vez de “relator científico” dura poco: sólo cinco cuentos en cinco años. En la vasta producción no hay otros intentos de recurrir a la ficción para atraer el interés del público general hacia los admirables y admirados habitantes de las aguas. Quizás podríamos encontrar ecos del monólogo final de El sabio ebrio en el ensayo La belleza de los peces (Revista de Educación, La Plata, 1957) pero en este último el estilo es académico. El cambio de género literario podría sugerir un deseo de cambio vocacional, el cansancio frente a la aparente monotonía y estrictez de los registros científicos. Al plantear el dilema entre observar seres vivos en su medio natural o conservar sus cuerpos para los estudios científicos se insinuaría una encrucijada profesional. En 1930 habrá sido una disyuntiva, aludida en el recurrente contraste entre ambientes cerrados, poblados de frascos, vitrinas y mesas de taxidermia en contraposición con la abierta amplitud de ríos y playas, bosques y cielos. Aludida, también, al atribuir a personajes que las encarnan, dos tipos de sabiduría: una erudita, nacida del estudio, y otra pragmática, forjada en la experiencia. Sin embargo, el tema medular sigue siendo la ictiología: los peces, sus vidas y ámbitos, los nombres que les damos. El nuevo estilo revelaría más bien la intención de jerarquizar los asuntos dilectos envolviéndolos en una forma literaria más libre – y supuestamente más elevada. Creemos captar un latido de euforia, el impulso de compartir la emoción de un descubrimiento, el deseo de conservar la mirada ingenua y la capacidad de asombro ante el maravilloso mundo natural que nos rodea. Que esto se logre más acabadamente por medio de un cuento que a través de un informe, y que la ficción alcance mayor audiencia con la cual compartir la gozosa experiencia del conocimiento, son las cuestiones que nos deja pendientes este naturalista que – por breve tiempo – se volvió cuentista. Mary Mac Donagh de von Reichenbach