4 resultados para Marten, Maria, 1801-1827.

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A total of 710 specimens of Synodontis schall were analyzed for the head body weight and head body length relationship. The head constituted 40% of the total body weight and 30% of the total body length. The mean head weight for male and female computed was 23.90g and 29.13g respectively. Head weight in both male and female was significantly different (P<0.01) while the head length for the combined sexes showed no significant difference (P>0.05). Fat accumulation in the body tissue was prominent in the females than males usually before the breeding season. The significance of the cephalo-nuchal shield in the bony head of Synodontis species compared with some other catfishes in the lake was also discussed

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Age, growth and mortality of the toadfish, Halobatrachus didactylus, were determined by examination of the whole sagittal otoliths of fish sampled in the Bay of Cádiz (southwestern Spain) from March 1999 to March 2000. A total of 844 specimens (425 males, 416 females, and 3 of indeterminate sex), ranging from 95 to 470 mm in total length were examined. Eighty-nine percent of the otoliths could be read allowing an age estimation. The opaque zone was formed between April and May coincident with the maximum reproductive peak, while the translucent zone formed mainly in summer-fall (June to December). Maximum ages for males and females were 12 and 10 years, respectively. The samples were dominated by 2- to 6-year-old specimens. Males matured at an age of approximately 2 years and females at 3 years. Fish total length and otolith radius were closely related. The von Bertalanffy growth curve was used to describe growth. The parameters were derived from back-calculated length-at-age. Significant differences in the growth parameters were found between sexes. Although the growth analysis revealed that this species is slow-growing, males reached larger sizes than females. Females appeared to experience higher natural mortality rates than males.

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Specimens of the false trevally (Lactarius lactarius ), 127 to 221 mm in total length, were studied for the mode of anchorage of the air-bladder with the interspinous bone of the anal fin. The 1st and 2nd interspinous bones are fused together into a single piece (named here as the anchor bone) which pierces through the air-bladder, dividing it into two intercommunicating chambers at its upper end, and ultimately articulates with the 10th vertebral bone. The lower end of the bone is broad, fan like with one side affording articulation with the 1st and 2nd anal spines. This is an unique feature of great taxonomical importance to L. lactarius, the only species in the family Lactariidae. The anal fin counts (23-27) and vertebral counts (23) are also given.

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Corría 1968. Yo era un estudiante enamorado de las ampularias, y alguien me regaló una separata del trabajo de María Isabel Hylton Scott titulado “Estudio morfológico y taxonómico de los ampulláridos de la República Argentina”. Hoy soy un profesor e investigador jubilado, … enamorado de las ampularias ¿Qué pasó en el medio? Por diversas circunstancias de mi vida comencé mi carrera estudiando roedores. Pero como canta un tango, “siempre se vuelve al primer amor” y dos décadas después (hacia 1990) conseguí algo de financiación para estudiar uno de estos extraordinarios animales: Pomacea canaliculata. Esto fue para mí un nuevo comienzo: poco a poco fui dejando mis estudios en ratones silvestres, y formando un grupo dedicado a esta ampularia ¡Fue un cambio de phylum! Pecado difícilmente perdonable en un ambiente científico cada vez más competitivo, pero que me llenó de satisfacción, por lo que me felicito de haberlo cometido. Desde entonces he dirigido a siete doctorandos en distintos aspectos de la morfología y la ecofisiología de este animal (Albrecht, 1998; Vega, 2005; Gamarra-Luques, 2007; Koch, 2008; Giraud-Billoud, 2009; Cueto, 2011; Giraud-Billoud, 2011), y sus tesis tienen al menos dos cosas en común: P. canaliculata casi siempre en el título, y el trabajo de Hylton Scott (1957) siempre citado en la bibliografía. Ella, “la doctora”, la “decana de los zoólogos argentinos” (como escribió Cazzaniga, 1991) fue para nosotros, atrevidos que no la conocimos personalmente, a quien llamábamos por sobrenombre “Doña Marisa”, y lo seguimos haciendo. Lo sigo haciendo yo, porque aunque jubilado “en los papeles”, sigo trabajando detrás de sus pasos. Hoy tengo un doctorando (C. Rodríguez) trabajando en P. canaliculata , el octavo de mis tesistas en esta especie, y deseo que no sea el último. Una revisión de la biología de ampuláridos actualmente en prensa en Malacologia (Hayes et al., 2015) cita repetidas veces el trabajo que hoy reedita ProBiota. Los autores provienen de un amplio “mundo”, porque “el mundo” de los ampuláridos se ha extendido antropocóricamente a lo que hoy es Estados Unidos, Europa, China y Japón. Esto no lo podría haber soñado Doña Marisa cuando comenzó sus pacientes estudios de la embriología de P. canaliculata hace ochenta años (Hylton Scott, 1934). Y si algún cientómetra quisiera calcular la vida media de sus citas, se encontraría con algo sorprendente: que la curva temporal de éstas no va decayendo ¡sino creciendo! Hoy no puedo imaginarme a mí mismo, como investigador, si no me hubiera topado con esa separata de cien páginas, escritas en un castellano elegante y hoy amarillentas, a las que guardo como un tesoro (porque las que usamos son sus fotocopias). Por eso, al acercarse los 25 años de la muerte de esta gran cordobesa (y platense por adopción) le propuse a mi amigo Hugo L. López esta reedición, que el aceptó con entusiasmo. Y también le propuse a mi alumno G. I. Prieto, excelente dibujante, que le diera nueva vida a una vieja foto de Doña Marisa que fue publicada por Cazzaniga (1992). Los que conocieron a “la doctora” personalmente, podrán decir si Prieto logró revivir su penetrante mirada. Creo que sí. Alfredo Castro-Vazquez