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Resumo:
Esta serie tiene como finalidad dar a conocer las especies presentes en los diferentes estados provinciales. Tomando como base los trabajos de López et al., (2003); Reis et al., (2003); Liotta (2006) y Ferraris (2007) actualizamos el elenco ictiofaunístico de cada territorio provincial. No se realizan, con excepción del nombre vulgar y localidad tipo, comentarios y/o observaciones de las especies señaladas ya que estos se encuentran en la bibliografía adjunta. Se incluyen dos tablas que contienen información sobre especies introducidas y de aquellas de presencia dudosa o que requieran confirmación en el territorio provincial. Para éstas últimas se cita el trabajo que las menciona por vez primera. Consideramos que este modesto aporte contribuirá a precisar el conocimiento ictiofaunístico regional ya que además de la lista de especies, presentamos el marco biogeográfico e hídrico correspondiente. Por otra parte entendemos que la participación de autores involucrados en la región considerada, le da un verdadero sentido federal a esta contribución, además de reforzar vínculos en los protagonistas de nuestra especialidad. En este nuevo número presentamos la provincia de Catamarca que se encuentra enclavada en el centro-oeste de nuestro territorio, limitada por Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba y La Rioja. Uno de los grupos mas representativos del sistema hidrográfico de Catamarca es el de los Trichomycteridae (López, 1992). Esta familia es un ejemplo de alta diversificación en áreas restringidas. Presentan una extensa distribución latitudinal y altitudinal, algunas especies viviendo en el Altiplano boliviano, a más de 4000 m s.n.m., y otras en ambientes de llanura. Las especies de esta familia poseen alta sensibilidad a cualquier alteración del medio en que viven. Por ello, los cambios que se pudieran producir en su hábitat provocarían efectos directos sobre sus poblaciones (López et al., 1996; Monasterio de Gonzo et al., 2011). Podemos afirmar que el conocimiento de la ictiofauna de la provincia de Catamarca comienza a tomar forma a partir de fines del siglo XX ya que se produce un incremento en los relevamientos de su red hidrográfica, dando como resultado una ampliación del número de especies presentes en su territorio, sumándose desde el trabajo de Berg (1895), 24 especies de las cuales 5 son endémicas.
Resumo:
Al revisar viejos papeles familiares de nuestro padre, el Dr. Emiliano Mac Donagh (1896 – 1961) hemos descubierto, como escondidos, unos cuentos breves publicados entre 1929 y 1934. Ficcionales, pintorescos, no han figurado en la nómina de sus escritos, con excepción de El Naturalista, publicado en 1929 en el diario La Nación, y recientemente reproducido en la serie ProBiota (http://ictiologíaargentina.blogspot.com/16) Ofrecemos a la curiosidad de los ictiólogos los tres relatos publicados en 1930 en la revista Número, editada en Buenos Aires. Tanto Un cuento de viejas, como El sabio ebrio, y La quimera, el gallo y el elefante tienen a los peces como centro de interés. En los escritos de Emiliano Mac Donagh, que abarcan desde 1922 hasta 1960 con más de ciento setenta títulos, predominan los trabajos científicos alternando con estudios sobre historia de la biología y de los biólogos, o la preocupación por el cuidado del ambiente y temas relacionados. Sin excepción, aparece la zoología como tema vertebral, ya sea analizando una espina de bagre en la calma del laboratorio, ya sea relatando expediciones zoológicas al interior de nuestro país. Coexisten el detalle mínimo que entrega el microscopio con la aventura a campo abierto, pero el estilo es siempre descriptivo, pegado a la realidad, y despojado de cualquier intento de fantasía que traicionaría el rigor requerido por la ciencia. En los breves relatos aquí presentados, en cambio, el autor escapa de la formalidad, incursiona en un género más liberal en sus normas y deja volar su imaginación y su fino sentido de la ironía. Lo hace sin abandonar el asunto que más le atrae: la naturaleza, y en ella, la vida animal. Si bien los cuentos comparten temas centrales del resto de la producción, aquí no encontramos la exactitud fotográfica ni el análisis desapasionado, sino que la anécdota es imaginada y los escenarios reales se ven transformados por enfoques oníricos. Algunos personajes parecen el fiel retrato de alguien conocido mientras que otros suenan esquemáticos, vacíos. La mirada es humorística y a la vez crítica, gozosa sin dejar de ser analítica. Este período de “autor literario” en vez de “relator científico” dura poco: sólo cinco cuentos en cinco años. En la vasta producción no hay otros intentos de recurrir a la ficción para atraer el interés del público general hacia los admirables y admirados habitantes de las aguas. Quizás podríamos encontrar ecos del monólogo final de El sabio ebrio en el ensayo La belleza de los peces (Revista de Educación, La Plata, 1957) pero en este último el estilo es académico. El cambio de género literario podría sugerir un deseo de cambio vocacional, el cansancio frente a la aparente monotonía y estrictez de los registros científicos. Al plantear el dilema entre observar seres vivos en su medio natural o conservar sus cuerpos para los estudios científicos se insinuaría una encrucijada profesional. En 1930 habrá sido una disyuntiva, aludida en el recurrente contraste entre ambientes cerrados, poblados de frascos, vitrinas y mesas de taxidermia en contraposición con la abierta amplitud de ríos y playas, bosques y cielos. Aludida, también, al atribuir a personajes que las encarnan, dos tipos de sabiduría: una erudita, nacida del estudio, y otra pragmática, forjada en la experiencia. Sin embargo, el tema medular sigue siendo la ictiología: los peces, sus vidas y ámbitos, los nombres que les damos. El nuevo estilo revelaría más bien la intención de jerarquizar los asuntos dilectos envolviéndolos en una forma literaria más libre – y supuestamente más elevada. Creemos captar un latido de euforia, el impulso de compartir la emoción de un descubrimiento, el deseo de conservar la mirada ingenua y la capacidad de asombro ante el maravilloso mundo natural que nos rodea. Que esto se logre más acabadamente por medio de un cuento que a través de un informe, y que la ficción alcance mayor audiencia con la cual compartir la gozosa experiencia del conocimiento, son las cuestiones que nos deja pendientes este naturalista que – por breve tiempo – se volvió cuentista. Mary Mac Donagh de von Reichenbach