32 resultados para Mira Y López, Emilio
Resumo:
A mes y medio de mi jubilación presento este artículo que para mí era una de las tantas deudas pendientes, pero ésta en particular acentuaba mi sentido de pertenencia. Se trata de un artísta prácticamente desconocido nacido en Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 16 de julio de 1921 y fallecido en la misma ciudad el 26 de julio de 1995. Por cuestiones de vida, que no viene al caso mencionar, dejó de lado su verdadera vocación como principal labor y casi sin preparación previa la llevó a cabo como hobby sólo en su tiempo libre. Me pregunto cómo hubiera sido su producción artística o hasta dónde habría llegado si hubiera estudiado en alguna escuela de arte o practicado en algún reconocido atelier. No es de mi conocimiento que haya expuesto y estoy segura que de haberlo hecho, público y jurados se habrían enamorado como yo de sus pinturas y dibujos. Demuestra su habilidad y capacidad innatas, dones reservados para unos pocos, y su voluntad de plasmar lo que evidentemente le emanaba desde sus entrañas. Aquí se presentan parte de, a mi criterio, sus excelentes obras, complementadas con imágenes de él y de su contexto afectivo. No se dispone del nombre, año de realización y/o técnica utilizada de algunas de ellas, y muchas otras lamentablemente se perdieron o fueron donadas sin ser fotografiadas. Debo aclarar que Hugo López no me permitía editarlo porque consideraba que no correspondía por tratarse de su padre. Ante mi insistencia, recién ahora asintió, pidiéndome que yo fuera la única responsable. Pronta acepté antes de que se arrepienta y por ello, aparezco como única compiladora. Es mi esperanza que se conozca en el mayor grado posible el enorme artista contenido en este hombre que en soledad pintaba o dibujaba principalmente para él mismo, y luego, para su entorno, sin poder concretar mayores aspiraciones. Si es cierto que, como algunos dicen, cuando alguien ya no está nos observa desde alguna parte del universo, estoy segurísima que se sentirá un poco recompensado y esbozará una sonrisa de satisfacción.
Resumo:
Este es un homenaje realizado bajo mi entera responsabilidad. En mi opinión no puede cerrarse la edición de ProBiota sin publicar un número sobre quien fue su alma mater. En lo personal, hacedor de un humor irónico increíble, aunque melancólico, con tendencia al abatimiento y a hacerse responsable por todo. Mediador, proclive a “poner la oreja”, con actitud democrática hacia sus laderos, otorgando una prudente libertad de acción a quienes trabajaron o trabajan bajo su jefatura. Fiel simpatizante de River Plate, fan de Clint Eastwood y admirador incondicional de Raúl A. Ringuelet a quien estará eternamente agradecido. Si tuviera que definirlo profesionalmente, al margen de su labor académica formal, diría que es un promotor, un luchador y un historiador innato. Generador de ideas, siempre intentó reunir a aquellos científicos de trayectoria con los jóvenes iniciados en el camino de las ciencias, impulsando el trabajo en equipo. Además de su producción a nivel de su especialidad, promocionó el rescate de trabajos ya editados digitalizándolos con el fin de ponerlos a disposición de todo interesado y despertar el interés de quienes no los conocían, especialmente las publicaciones “incunables” como él las denomina. Poseedor de un espíritu inquieto y motivador, en su camino quedaron algunos intentos frustrados por circunstancias ajenas, pero a su vez, muchísimos logros con aire renovador e integrador y con una marcada originalidad. Sería interesante y necesario que alguien más con parecida inquietud, continuara gran parte de esos logros para que no quedaran truncos desperdiciando en parte tanto esfuerzo y constancia. Sólo resta comentar que aunque a veces estuvimos en veredas opuestas siempre nos tendimos la mano en apoyo mutuo. Fuiste mi mejor jefe. Gracias Hugo! Justina Ponte Gómez