18 resultados para Líneas de Fuga
Resumo:
La situación de las ciencias del mar en la Argentina se puede caracterizar como una de ‘excelencia en aislamiento’. El tema dominante de las discusiones mantenidas por el comité que preparó este informe fue la virtual inexistencia de coordinación entre programas de investigación, equipo para realizar tareas de campo y personal científico y de apoyo en las instituciones. La coordinación que existe ocurre gracias a enormes esfuerzos individuales y a relaciones personales. Si bien en muchos lugares hay investigadores destacados y entusiastas, casi todos sufren de aislamiento físico, mínima financiación y la necesidad de prestar servicios por contrato para llevar adelante su trabajo. Además, como suelen carecer de interacción científica con colegas, les resulta muy difícil diseñar programas con una perspectiva amplia del ecosistema. Muchos laboratorios padecen de problemas estructurales, en especial la carencia de equipamiento moderno y destrezas actualizadas. Muy pocos reúnen una masa crítica de investigadores, y aun aquellos que congregan a muchos científicos no parecen practicar la coordinación entre proyectos ni usan mecanismos que faciliten una interacción constructiva. No se advierten programas que utilicen técnicas moleculares más allá de un nivel superficial. No hay bibliotecas adecuadas, por lo que es poco realista que las autoridades institucionales pretendan que resulten publicaciones de alto vuelo y de circulación internacional. Las mejores instituciones se encuentran diseminadas entre Ushuaia y Buenos Aires, pero hay escasas reuniones nacionales en las que establecer contactos, intercambiar ideas y diseñar colaboraciones. Con una excepción, no hay buques oceanográficos disponibles para investigar y las embarcaciones menores son pocas, lo que impide realizar estudios sobre la plataforma e incluso cercanos a la costa. Algunos de los mejores grupos han concentrado su actividad en el área costera, lo que limita seriamente el alcance de sus investigaciones. El comité formuló algunas recomendaciones, detalladas al final del informe, que permitirían comenzar a atacar estas carencias. Una necesidad fundamental sería un plan oceanográfico nacional que reconozca la magnitud de la plataforma argentina, la importancia de las ciencias del mar y la escala de los problemas que encaran sus disciplinas. Un elemento crítico de tal plan sería la necesidad de apoyar amplios estudios integradores, para comprender cómo peces y mamíferos marinos utilizan la productividad del Mar Argentino, desde la costa hasta más allá del borde de la plataforma. El plan también debería encarar la financiación unificada y el uso compartido de embarcaciones y equipo de alto costo. Por último, debería asegurar recursos para apoyar a estudiantes y, más importante aún, promover la creación de oportunidades laborales para graduados, lo que contribuiría a solucionar el problema de la fuga de cerebros que al presente acosa a estas disciplinas. Las recomendaciones contenidas en este informe acerca de reflexionar y reorganizar la infraestructura científica en el más alto nivel gubernamental no podrán encontrar aplicación sin que haya coordinación y comunicación entre la comunidad de científicos del mar en la Argentina. Las ciencias marinas necesitan unificar su discurso para explicar la importancia del ambiente oceánico y sus recursos para la nación, y para presentar recomendaciones en orden de prioridad para el futuro.
Resumo:
Esta serie tiene como objetivo rescatar parte de las reflexiones, ideas, pensamientos, comentarios… de aquellos que transitaron el complejo y fascinante camino de las Ciencias Naturales. Por ello, a través de estas líneas, hago una fuerte convocatoria para que colegas de diferentes disciplinas se acerquen para colaborar con esta idea, ya sea desde este espacio o de cualquier otro. Se preguntaran ¿para qué? y ¿por qué? Yo creo que es una manera de reflejar diferentes contextos históricos y acercar nuestros referentes a las jóvenes generaciones. Esto último me parece muy importante, ya que existe una tendencia generalizada de obviar parte del pasado, lo que dificulta comprender el presente y proyectar el futuro.
Resumo:
El Delta del Paraná es una región inconmensurable, mágica, llena de misterios y leyendas cuyos primeros registros históricos comienzan a partir del Siglo XVI (Athor, 2014). Liborio Justo en la introducción de “El Carapachay dice…”durante siglos, el Delta fue para la capital del país, a pesar de su vecindad, una tierra incógnita en la que jamás puso su atención, ni se preocupó en conocer ni ocupar, no obstante los beneficios que de ella recibía” agregando, ”…la primacía en la descripción del Delta del Paraná, desde el punto de vista literario, corresponde a Marcos Sastre quien, según Sarmiento fue el primer hombre culto que aplicó el raciocinio a la realidad y vio en las islas terrenos adaptables a la industria”. Este autor también comenta que, Santiago J. Albarracín (pariente de Sarmiento) dice “Apareció el Sr. Sarmiento y fue el primero de los publicistas que emprendió la propaganda de hacer poblar las islas”. Por sus características lo podríamos considerar como un “laboratorio a gran escala”, ya que en su “interior” suceden fenómenos físicos y biológicos que lo hacen único, en un área relevante de la Región Neotropical. No obstante, salvo casos puntuales, recién a partir de 1990 se han incrementado y tienen la continuidad necesaria diferentes líneas de investigación, principalmente, desde el Grupo de Investigaciones sobre Ecología de Humedales. Este fue dirigido en un principio por la ya fallecida Ana I. Malvárez y hoy se encuentra dentro del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) de la UNSAM liderado por Rubén Quintana. En este número, prosiguiendo con la política de difusión que hemos venido realizando hace más de treinta años desde el Instituto de Limnología “R. A. Ringuelet” (ILPLA) y la División Zoología Vertebrados del Museo de La Plata, aportamos una bibliografía ictiológica sobre esta particular área de nuestro territorio. Como dato histórico y curioso, podemos mencionar que el primer aporte formal en el Delta, sobre este grupo de vertebrados, surge desde la Universidad Nacional de La Plata, a través de un trabajo publicado en 1913 por el arqueólogo y etnógrafo Luis M. Torres del Museo de La Plata. Sin embargo, a pesar de nuestra experiencia en búsqueda de información, quizá pueda haber quedado algún incunable o trabajo moderno en un “agujero negro”. Si se diera esta situación, pedimos las disculpas del caso.