2 resultados para calidad y registros
em Scielo España
Resumo:
Antecedentes y Objetivos. La extremidad superior es el área más frecuentemente afectada en las quemaduras eléctricas de alto voltaje, con una alta tasa de amputaciones, síndromes compartimentales y defectos de partes blandas que precisan cobertura. La literatura en cuanto a la cirugía reconstructiva de la mano con quemaduras eléctricas es escasa, pero es fundamental en la fase aguda establecer un plan quirúrgico y una cobertura estable de estos frecuentes defectos en mano y muñeca. Pacientes y Método. Empleamos el colgajo fasciocutáneo dorsal ulnar en 3 pacientes con defectos cutáneos en muñeca secundarios a quemaduras eléctricas de alto voltaje, durante la fase aguda de estas lesiones. Resultados. Obtuvimos en todos los casos una cobertura estable y de alta calidad y sin registrar complicaciones relacionadas con el colgajo o con la zona donante. Conclusiones. Debido a la constancia de su pedículo, la rapidez y seguridad de su disección y la preservación de ambos ejes arteriales, el colgajo fasciocutáneo dorsal ulnar es una herramienta de primer uso en la cobertura de los defectos de la mano y de la muñeca tras quemaduras eléctricas de alto voltaje.
Resumo:
Se objetivó caracterizar las hospitalizaciones ocurridas en la Clínica Quirúrgica de un hospital universitario del Centro Oeste de Brasil. Estudio descriptivo, retrospectivo, transversal, realizado a través de los registros en un total de 750 admisiones. La colecta fue de enero a mayo de 2011, con instrumento estructurado y validado. Se realizó análisis estadístico descriptivo. Se encontró que la mayoría de los ingresos fue electiva (82,1%), con duración de la estancia hospitalaria entre dos y ocho días para el 82,2% de los ingresos. Al menos una intervención quirúrgica se registró en 85,9% de las hospitalizaciones y los médicos fueron los profesionales con una mayor participación en la evolución del paciente, mientras que la enfermera presentó registro de evaluación en 19,2% de las hospitalizaciones. Destaca la necesidad de los profesionales de repensar sus acciones a través de la atención de la salud y que las instituciones realicen la sistematización del proceso de evaluación de los indicadores clínicos en busca de la calidad y seguridad del paciente en la práctica clínica.