2 resultados para Insomnio
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Resumo:
Objetivos: Determinar la frecuencia de uso de analgésicos en pacientes terminales atendidos en domicilio, analizando factores que pudieran intervenir en la percepción del dolor, además de las actuaciones llevadas a cabo. Material y métodos: Estudio analítico prospectivo e intervencional con pacientes derivados al Equipo de Soporte para Atención Domiciliaria (ESAD) de Barbastro. Variables estudiadas: edad, sexo, número de visitas, tiempo de seguimiento, presencia de dolor y de otros síntomas concomitantes, Escala Visual Analógica (EVA), diagnóstico, analgésicos previos y post-intervención, dosis media previa de analgésicos y post-intervención. Estudio estadístico con SPSS 15.0. Resultados: n = 638, 53,9 % hombres (n = 344), edad media 79,64 ± 10,8 años, 56 % oncológicos (n = 357), seguimiento medio 56 ± 56,56 días, media de 2,68 ± 2,5 visitas por proceso. Dolor en primera visita 43,3 % (n = 276), EVA media 6,54 ± 1,87, dolor 47,1 % de hombres (n = 162) y 38,8 % de mujeres (n = 114) (p < 0,05), dolor en 56,6 % de oncológicos (n = 202) y en 26,3 % de crónico-dependientes (n = 74) (p < 0,001). No diferencias en EVA entre grupos. Entre analgésicos pautados en pacientes con dolor controlado y sin controlar previa intervención del ESAD encontramos diferencias estadísticamente significativas (p < 0,005) en morfina y tramadol, y con mayor significación (p < 0,001) en fentanilo transdérmico y transmucosa, paracetamol, metamizol y AINE, todos más frecuentes en dolor no controlado. Las dosis medias previas de todos estos fármacos no mostraron diferencias significativas entre los grupos, aunque eran mayores en el grupo de dolor no controlado. En estos, se pautan o modifican analgésicos, encontrándose diferencias estadísticamente significativas pre-post intervención (p < 0,001) en fentanilo transdérmico y transmucosa, tramadol, paracetamol, metamizol, AINE, pregabalina y con p < 0,05 en gabapentina. Se obtiene diferencias (p < 0,05) únicamente en las dosis posteriores a la actuación del ESAD en fentanilo transdérmico y codeína. Obtenemos correlaciones positivas entre dolor y anorexia, ansiedad, depresión e insomnio; en pacientes oncológicos entre dolor y ansiedad e insomnio, y en pacientes crónico-dependientes entre dolor, náuseas y depresión. No diferencias entre grupos en uso previo de benzodiacepinas, antidepresivos y otros tratamientos, aunque sí en clínica de depresión, ansiedad e insomnio. Tras intervención, diferencias significativas en uso de estos tratamientos y de sedación. Conclusiones: Tras la actuación del ESAD se puede apreciar el aumento progresivo de todas las medicaciones analgésicas; se debería realizar una valoración completa de la sintomatología del paciente y un tratamiento de síntomas multifactorial, además de interrogar al paciente de forma adecuada acerca de la presencia de síntomas asociados, dada la elevada correlación de los mismos.
Resumo:
Los problemas de sueño que aparecen en nuestros adultos mayores son un inconveniente para quienes lo padecen por cómo influyen en su salud y calidad de vida. Los profesionales sanitarios debemos concienciarnos de que estos trastornos del sueño son más frecuentes en la vejez, en especial el insomnio, y que debemos preocuparnos por formarnos para evitar intervenciones sanitarias inadecuadas. Es labor del profesional de enfermería adquirir las competencias y habilidades que lo capaciten para llevar a cabo una educación sanitaria que ofrezca una asistencia de calidad que englobe los posibles tratamientos de los que se disponen para que sea entre el profesional sanitario y el paciente y/o cuidador quienes decidan la opción que más se adapta a las necesidades y circunstancias de cada anciano.