4 resultados para desamortización

em Universidad Politécnica de Madrid


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El monasterio de Santa María de Melón, fundado en el siglo XII, fue abandonado tras la desamortización de Mendizábal en 1835. Las inclemencias del tiempo y el expolio lo han convertido en una ruina. La ruina ha sido consolidada y es visitable gracias a dos intervenciones realizadas en 2003 y 2010, respectivamente. La iglesia, sin embargo, ha continuado en uso hasta la actualidad. La cabecera es románica y siguió una ampliación gótica, que añadió el crucero y las tres naves. Distintas intervenciones se sucedieron hasta el siglo XVI (para una historia detallada del templo, véase Fernández Rodríguez 2010). A finales del siglo XIX por motivos que se desconocen se hundió toda la parte de los pies de la iglesia, esto es, las tres naves desde el crucero hasta los pies. Se desconocen las causas del hundimiento (no podemos estar de acuerdo con la interpretación de Fernández Rodríguez (2010, 45) que atribuye el hundimiento a una tormenta con aparato eléctrico y vendaval). Sea como fuere, con fecha desconocida se decidió dejar la iglesia ápoda, sin naves, y rematarla con un cuerpo de fachada que está formado por dos cubos macizos entre los que se sitúa la fachada y, en el interior, el coro, Figura 1, A y B.. (La bóveda sobre el coro situada entre ellos debió ser reconstruida.) La particularidad más interesante de esta intervención es que buena parte de los restos de la ruina fueron almacenados en dichos cubos a los pies de la iglesia. Esto se puede verificar en el cubo A de la izquierda mirando a través de las ventanas del husillo de la escalera, cegadas al construir el cubo. Se hizo una cata a unos 4 m de altura, desde el coro, al cubo B de la derecha con el mismo resultado. El cubo A tiene un volumen aproximado de 6×5×12 m3 de volumen. El cubo B tiene una planta algo menor y un volumen de 6×4×12 m3. En la hipótesis de que ambos cubos están rellenos hasta su coronación esto daría un volumen de fábrica de unos 600 m3 (esto parece probable a la luz de la información disponible sobre el cubo izquierdo).

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El paisaje actual de la vega del Tajo es el resultado del efecto de la desamortización civil sobre el extenso territorio que integraba hasta la segunda mitad del siglo XIX el Real Sitio y Bosque de Aranjuez. También es fruto de la alteración del sistema fluvial producida por la regulación de la cabecera de la cuenca del Tajo con posterioridad a 1950. La incidencia del proceso desamortizador y de la regulación de la cuenca ha tenido una influencia temporal y espacial diferente. En una primera fase hasta 1880, la venta de bienes afectó mayoritariamente a las tierras situadas aguas abajo de la confluencia Tajo-Jarama y provocó la pérdida de muchos espacios forestales hasta entonces de uso eminentemente cinegético. Posteriormente, las aún extensas zonas naturales de la llanura de inundación en esta área, integradas en grandes fincas privadas surgidas tras la desamortización, se mantuvieron hasta finales de la década de 1960 debido a su frecuente inundación. A partir de esa fecha, la regulación de la cuenca permitió la ampliación de la frontera agrícola sobre las zonas más inestables, ocupadas hasta entonces por grandes sotos y praderas. En la actualidad, los espacios forestados más extensos se sitúan aguas arriba de la desembocadura del Jarama, protegidos por su localización en grandes propiedades públicas.

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Esta tesis estudia y analiza el que fue importante convento de los agustinos calzados, extramuros de la villa de Madrigal de la Altas Torres. El conjunto que en su día fue llamado el “Escorial de Castilla”, donde murió fray Luis de León en 1591, con cátedras de teología y filosofía y casa de capítulos provinciales, ha visto languidecer sus fábricas en paralelo al declive de Castilla y al de la propia villa de Madrigal, hasta que (al igual que en otros muchos casos) los decretos de supresión y desamortización en el siglo XIX, cerraron definitivamente sus puertas como convento y las abrieron a la destrucción y a la ruina que hoy presenta. En mi condición de arquitecto e historiador he pretendido seguir una metodología que aúne tanto los aspectos históricos del edificio, que permitan un mayor conocimiento del mismo, como otros aspectos estrictamente arquitectónicos en su doble vertiente compositiva y constructiva-tipológica, dentro del marco de la arquitectura clasicista en la que de forma clara se define el convento. Estos campos se completan con los levantamientos planimétricos del edificio y con su modelización, que tratan de analizar la evolución del convento a través de su tiempo, reinterpretando el volumen que pudo tener en el siglo XVI y XVII (el imaginado por el tracista). Se trata pues de una metodología que quiere ser integradora de disciplinas que frecuentemente discurren por vías separadas, pero que tienen el objetivo común señalado. En el primer tomo, el estudio histórico del convento recoge los aspectos cronológicos del edificio, localizados en una sistemática y razonable búsqueda en los archivos y fuentes documentales, así como las relaciones de poder y de patronazgo que a distintas escalas se establecen entre el convento y la Corte (especialmente durante los siglos XV y XVI), y otro tipo de conexiones e influencias (menores pero no por ello menos importantes) entre los frailes de Madrigal y la orden agustina calzada a la que pertenecen, o entre el convento y su territorio, identificado principalmente con la villa de Madrigal. Es en definitiva el conocimiento de quiénes, (frailes, arquitectos, maestros, artistas etc. ), cómo y cuándo han intervenido en la ideación, ejecución, sostenimiento (e incluso destrucción) del edificio, dentro de los avatares sociopolíticos y administrativos de cada periodo. No podemos olvidar por otra parte, los aspectos económicos, que como veremos juegan un papel fundamental en la propia edificación del convento, cuyas fases constructivas se corresponden con aportaciones económicas extraordinarias, emanadas principalmente de la enorme fortuna personal de D. Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo e Inquisidor General con Felipe II. El análisis del edificio se centra principalmente en su fase como convento de Agustinos, a partir de 1528, cuando las monjas agustinas que lo fundaron y habitaron se trasladan al antiguo palacio de Juan II, que reciben de Carlos I, y se lo ceden a los frailes por mediación de Santo Tomás de Villanueva, y su final tras las desamortizaciones decimonónicas. El segundo tomo recoge la descripción del edificio y su evolución en el tiempo, con las limitaciones que supone la pérdida actual de la mayor parte de sus muros. Se exponen también en este capítulo algunos de los aspectos constructivos del edificio, sus medidas y proporciones, que de alguna manera nos introducen en el capítulo de la arquitectura clasicista. Se estudia la arquitectura del convento en esta etapa, que abarca un periodo comprendido entre 1585 y 1645, por ser el momento en que se construye la práctica totalidad del mismo mediante los recursos y el patronazgo del arzobispo toledano. Tanto la traza del convento como la de la iglesia pertenecen al momento de mayor énfasis y dinamismo del clasicismo vallisoletano, representado por la figura de Juan del Ribero Rada, que interviene en ambos proyectos, siendo de especial interés el descubrimiento de que éste arquitecto es también el autor de la traza conventual, tal como se pone de manifiesto en el concurso de fray Luis de León de 1590, ampliándose el conocimiento de su obra arquitectónica. En relación con este análisis de la arquitectura clasicista de Juan de Ribero en Madrigal, se ha realizado un levantamiento planimétrico exhaustivo, que por sí mismo compone una parte substancial de esta tesis. Este levantamiento nos ha permitido dar un paso más, procediendo a la “reconstrucción” idealizada de sus volúmenes, tal como pudo ser concebida por el tracista y por el propio Quiroga, basándonos en los datos sobre el edificio que nos aportan tanto sus restos, como las diversas fuentes documentales. Ante un edificio excepcional y actualmente destruido casi en su totalidad 1, se debe entender este trabajo como parte de un proceso de recuperación de nuestra memoria histórica colectiva, entendiendo que el conocimiento de un edificio va más allá de la mera acumulación de datos.

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El retiro del emperador Carlos V al monasterio de San Jerónimo de Yuste, situado en un apartado lugar de la geografía extremeña, es uno de los episodios más conocidos e insólitos de su azarosa vida. Los historiadores han estudiado, analizado y descrito de un modo exhaustivo los dieciocho meses que el emperador vivió en Yuste, desde febrero de 1557 hasta su muerte acaecida en septiembre de 1558. Muchos de ellos han dedicado algún capítulo de sus libros a la descripción del modesto aposento que en él se mandó construir y que describió con estas palabras: " ... que al lado de Yuste se le fabricara una cassa suficiente para poder vivir en clase de persona particular ... ". El edificio es también conocido por haber sido descrito en muchas ocasiones como el germen de El Escorial. Sin embargo es muy escasa la información arquitectónica, especializada, de que disponemos sobre este interesante edificio, ejemplo de la arquitectura civil del siglo XVI español. Habiendo tenido la oportunidad de trabajar como arquitecto por espacio de más de una década en el monasterio de Yuste descubrimos esta laguna documental, a la vez que sentimos el influjo y poderoso atractivo que este edificio ejerce. Es por ello que nos decidimos a emprender este trabajo con el propósito de llenar este vacío. En el proceso de recopilación de información sobre el monumento encontramos un importante manuscrito titulado "Historia de Yuste", en el que se describe pormenorizadamente la historia del monasterio. Este documento, en paradero desconocido desde la desamortización, se encuentra inédito. Junto con bloques, también inéditos, de información fotográfica, constituye la fuente original en la que se basa gran parte de nuestro trabajo. Describir y analizar este edificio, a partir de la documentación que conocemos, será, por lo tanto, el propósito principal de esta tesis. Hay otro objetivo, más personai y subjetivo, consistente en intentar explicar por qué este edificio cautiva y encanta a todo el que io visita y conoce.