2 resultados para Praças Públicas. Grupos Sociais. Territorialidades. Espaços Públicos. Esfera Pública e Esfera Privada

em Universidad Politécnica de Madrid


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Los programas de desarrollo regional promovidos por los gobiernos nacionales y las agencias multilaterales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se orientan a las políticas públicas de suministro de bienes públicos, ya sean servicios públicos o infraestructuras, a las regiones subdesarrolladas. Las evidencias apuntan que el éxito de estos programas depende en parte de externalidades, las cuales se relacionan con los cambios del tejido asociativo y los valores de los participantes de la comunidad. Estas externalidades se definen como el capital social. Cómo las externalidades no son directamente evaluadas en el impacto económico y social de los proyectos, pero su existencia es aceptada por los planificadores que reconocen la importancia de desarrollar el tejido de relaciones en la comunidad. Sin embargo este capital social no es medido. El objeto de esta tesis es investigar y proponer procesos de medida y evaluación del capital social de un proyecto, y relacionarlos con las actividades del mismo en un territorio y proyecto dado como casos de estudio. El Programa de Desarrollo de la Zona de Mata (PROMATA) en el Estado de Pernambuco, Brasil, financiado por el Estado de Pernambuco en Brasil y el BID, finalizado en 2010, ha sido elegido como caso de estudio. Para la evaluación y medida del capital social se han estudiado dos periodos. Uno considerando solo los planes del proyecto, sin considerar su implantación, que se ha denominado evaluación A Priori, basada en un panel de expertos con visión de las externalidades generadas. Y otra con la participación de las partes de la comunidad después de su finalización, denomina evaluación A Posteriori, para lo cual se han entrevistado un número significativo de partes interesadas utilizando un cuestionario especialmente diseñado. Los resultados han sido procesados mediante análisis estadísticos avanzados. El proyecto PROMATA es considerado un caso de éxito en Brasil, en parte por su aproximación al desarrollo asociativo. Sin embargo las valoraciones del capital social muestran que algunas relaciones Estado-sociedad y sociedad-personas no han cambiado todo lo esperado, en oposición a las evaluaciones de satisfacción de los indicadores del proyecto. Es el efecto externo del capital social. ABSTRACT The regional development programs promoted by the national governments and international multilateral agencies, like the World Bank and the Interamerican Development Bank (BID), are oriented to public policies under which public goods, like public services and infrastructures, are supplied to underdeveloped regions. More and more evidences are pointing to the fact that success of these programs depends in a good part of externalities, which are related to the changes in the networking and values among the stakeholders in the territory. These externalities are defined as the Social Capital. As externalities, they are not directly evaluated in the projects economic and social impact, but accepted to exist and the planners of the projects do acknowledge the important of social networking. However never assessed. The objective of this thesis is to investigate and propose a way to measure and assess the social capital of a given project, and relate that with the activities of the project, with a given project and territory as base case. The Development Program in Zona da Mata (PROMATA) in the State of Pernambuco, Brazil, funded by the Brazil State and the BID, ended in 2010, was chosen as the base case. For the assessment of the social capital two periods in time where studied. One considering only the project program named a priori evaluation and based in a panel of experts, which are aware of the possible externalities of the project. Other, considering the stakeholders view after the project ended, named posterior evaluation, which required interviewing a number of stakeholders using a specially designed questionnaire. The results were processed using advanced statistical techniques. PROMATA is considered a success case story in Brazil, in part for its social networking approach. However when the social capital is assessed there are areas of state-society and society-community relations not that well transformed, as the satisfaction research of the project indicators. This unforeseen externality is the social capital effect.

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La tesis se articula en tres capítulos, estructurados siguiendo un proceso de extensión espacio temporal paralelo al que incumbe al cuerpo propio, entendiendo por tanto la fachada, es decir el rostro de la arquitectura (facies), como proyección directa de nuestra exterioridad y punto de registro de las alteraciones que afectan tanto a nuestra corporeidad como al objeto arquitectónico y al paisaje natural y urbano contemporáneo. El cuerpo, su esqueleto, su piel, su rostro, y las diferentes máscaras que filtran su relación con el mundo, se convierten en la clave para una lectura interdisciplinar de las mutaciones que se registran en las fronteras arquitectónicas. La extensión espacio temporal del cuerpo es el punto de partida de la investigación y la estructura misma de la tesis que se desarrolla con el siguiente criterio: la fachada en relación con el rostro y el cuerpo propio (relación: cuerpo arquitectura, rostro- fachada); la fachada en relación con el edificio; su separación y autonomía formal, estructural y comunicativa (relación: piel esqueleto; estructura revestimiento). la fachada con respecto al nuevo paisaje natural y urbano (rostro paisaje; fachada nueva ecología, en un contexto de hibridación tecnológica y artificialización del mundo). En el primer capítulo partimos portante del cuerpo propio, entendiendo que las diferentes formas, fachadas o rostros que vestidos, cosas y casas adquieren en el tiempo, son proyecciones directas de nuestra exterioridad en un proceso de extensión espacio temporal que es también un proceso de significación. Como ya avisaba Ortega, todas las extensiones del hombre, es decir los productos de la técnica y de la industria que el hombre construye para adaptarse a diferentes condiciones de vida, se convierten en instrumentos para clasificar socialmente una persona, y son por tanto máscaras o "estilos" que revelan las épocas correspondientes. Por La máscara y sus diferentes connotaciones se convierten en medios para analizar un proceso que nos sitúa finalmente en la "máscara electrónica", es decir una piel híbrida, mejorada y extendida hasta los límites propios del mundo, que responde a los cambios impuestos por la moda y a los devenires cada vez más acelerados. En el segundo capítulo nos situamos en la piel del objeto arquitectónico y en su proceso de desvinculación formal, estructural y comunicativo de la estructura, en un debate abierto con diferentes connotaciones entre revelar y enmascarar El proceso pasa por diferentes momentos históricos, destacando: el Renacimiento, como momento en el que se forja el término fachada, como resultado de una determinada manera de entender la representación arquitectónica, social y urbana; la Revolución Industrial, por la introducción de los nuevos materiales y sistemas de producción y consumo que se materializan en las Grandes Exposiciones Universales; finalmente la Posmodernidad, como momento en el que se forjan las bases de la "superficialidad posmoderna", como Jameson la define, desde el presupuesto de una necesidad de símbolos y significados que justifica las actitudes formales propias del final del siglo XX y las alteraciones en el límite que se perfilan en el nuevo milenio. En el tercer capítulo se investigan las consecuencias de esta desvinculación a nivel del paisaje natural y urbano, en una perspectiva de hibridación planetaria que pone en cuestión las clasificaciones tradicionales. La fachada es finalmente interfaz, término de raíz informática, que indica en sí mismo las alteraciones que afectan al límite, convertido en lugar, membrana osmótica y filtro de informaciones. La interfaz es una máscara pues, como la definición indica, remite al intercambio de información pero no al proceso que dicho intercambio determina El límite es por tanto un lugar, una entidad ensanchada e indeterminada en la que ocurren intercambios e interacciones que sólo se revelan a pocos selectos y que tienen en definitiva que quedar ocultas. En este lugar nos situamos para analizar las alteraciones contemporáneas que afectan a nuestras ciudades, objeto, como la piel del cuerpo propio, de la colonización despiadada del consumo de masa y de la tecnología electrónica. Por un lado el fascinante mundo interconectado y fluido de las redes y por otro lado ciudades cada vez más fragmentadas en las que los límites se multiplican, obligando a situamos con nuevas actitudes frente a un paisaje y a una naturaleza controlados con diferentes grados de manipulación. Si la fachada en su acepción tradicional suponía una actitud de continuidad urbana y de respecto de reglas compositivas determinadas, la piel es un territorio más abierto y flexible, que puede ser camuflado, enmascarado, desmaterializado con diferentes estrategias que son en definitiva respuestas a la dilatación y proliferación de los límites y a las necesidades de una sociedad en la que predomina el control en todas sus acepciones. La fachada tradicional aislaba, protegía y filtraba prudentemente las relaciones entre la esfera pública y la privada, al tiempo que revelaba el estatus y el rol de cada edificio en su contexto. La anulación de la fachada en la modernidad, tanto a nivel del objeto arquitectónico como de la ciudad misma, supone una actitud de rechazo frente a la máscara y la contraposición edificio - paisaje como entidades autónomas. El artefacto arquitectónico se concibe como objeto aislado y la propia ciudad crece de manera exacerbada anulando el sentido de la fachada tradicional. Hoy la sustitución de la fachada por la interfaz no deriva de una actitud moralista, pues la ética ha sido anulada por una estetización que ocupa todos los niveles de la sociedad y de la vida. Asumimos que la máscara, como ya decía Semper, siempre es necesaria, pero si la fachada era máscara social, la interfaz es una máscara electrónica, piel híbrida capaz de ser infinitamente colonizada y de responder a las exigencias de cambio que impone el mundo en el que vivimos. El campo de investigación queda abierto, perfilándose la posibilidad de imaginar una arquitectura menos preocupada por efectos formales y espectaculares, y más centrada hacia las posibilidades que ofrece la electrónica en su aplicación a la arquitectura como respuesta a las exigencias del hombre contemporáneo.