6 resultados para MOMA
em Universidad Politécnica de Madrid
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El espejismo de un problema arquitectónico: sobre la exposición «Buildings for Best Products» en el MOMA de Nueva York
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Entre los espacios y formas de los lenguajes arquitectónicos que acudieran a la llamada del International Style (I.S.) (1932 Mostra del MOMA), aún podemos reconocer en los finales del siglo XX los hallazgos que significaron las geometrías orgánicas después del gotamiento de la estética cartesiana de las vanguardias, los postulados neoclásicos con afán racionalizador de los que durante tanto tiempo sirvió de estrategia al contextualismo, la progresiva homogeneización de la producción mercantil del espacio y por supuesto todos los elencos espaciales tardomodernos que contemplamos en el entorno del proyecto de la arquitectura para con la ciudad moderna.
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Arquitecta y diseñadora, trabaja en Milán y sus muebles se exponen en el MOMA de Nueva York
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Lightness fue un término muy popular en el panorama arquitectónico a mediados de los años 90. Contribuyó decisivamente a ello la exposición que, en 1995, el MoMA de Nueva York dedicó a una serie de arquitecturas agrupadas bajo el título Light Construction. Aunque fue el evento más conocido por la institución que lo albergaba, no fue el único que se ocupó entonces de ese aspecto de la arquitectura. En paralelo, durante el otoño de 1995, la Universidad de Columbia dedicó un seminario a la reflexión sobre el vidrio en la arquitectura, desde la modernidad hasta nuestros días. El seminario se denominó The Culture of Glass y la profesora fue Joan Ockman. Un año antes, la serie de eventos promovidos por ANY fijaba su atención en el tema de la levedad, y le dedicaba en exclusiva el número 5 de su revista ANY Magazine bajo el título Lightness. Estos tres acercamientos -aunque complementarios- parecían solamente rodear el centro de una propuesta arquitectónica que se intuía vinculada a la levedad. Una vista atrás permite descubrir dos elementos más que amplían el marco de esta búsqueda aportando las miradas de uno de los maestros españoles sobre el estado actual de la arquitectura y de un filósofo que se embarca nada menos que en arriesgar a crear un espacio postmoderno. La primera de estas miradas atañe al ámbito universitario. Se trata de la conferencia del profesor Sáenz de Oíza para inaugurar el curso académico 1991-92 en la E.T.S.A.M. La segunda, más lejana en el tiempo, pero fundamental para comprender la idea que se propone sobre la levedad, es la manifestación Les Immatériaux, celebrada en 1985 en el Centre Georges Pompidou de París y comisariada por J.F.Lyotard. Estos cinco eventos delimitan un marco de referencia temporal y conceptual en el que es posible caracterizar y diferenciar un concepto de levedad propio de la arquitectura contemporánea. La búsqueda de este concepto, de lo que lo hace propio de esta época, ayudará a diferenciarlo de las aproximaciones a la levedad en arquitecturas pasadas, fundamentalmente de la modernidad clásica y la postmodernidad. También permitirá aflorar el pensamiento sobre la arquitectura en relación con la obra de arte, no como objeto estético, sino como objeto que pone en cuestión nuestra mirada y nuestro conocimiento del mundo. Por tanto, alejado de estilos o meras soluciones técnicas. El campo de la levedad ya no se reduce a la oposición entre lo ligero y lo pesado, como podría corresponder a una interpretación moderna, sino que adquiere otros matices relacionados con la vista, el equilibrio o el movimiento de un cuerpo que se convierte en intermediario de la experiencia. La búsqueda de esta forma de levedad en arquitecturas construidas nos ayudará a entender los aspectos que la caracterizan y que siempre se enlazan bajo la forma de un trabajo sutil sobre el soporte de la arquitectura, cuestionando lo que entendíamos por estable. ABSTRACT Lightness was a popular term in the architectural scene in the mid nineties. The exhibition that MoMa in New York devoted to a number of architectures gathered under the title Light Construction, in 1995, was a decisive contribution to it. Although it was the best known event thanks to the institution that hosted it, it was not the only one that dealt with that aspect of architecture. In parallel, during the autumn of 1995, Columbia University dedicated a seminar to the reflection about glass in architecture, from modernity up to now. The seminar was called The Culture of Glass and the professor was Joan Ockman. A year earlier, the series of events promoted by ANY focused on the subject of lightness, and the number 5 of the magazine ANY Magazine was exclusively dedicated to it under the title Lightness. These three approaches –although complementary- only seemed to surround the core of an architectural proposal that appeared to be linked to lightness. A look back allows for discovering two more elements that broaden the framework of this search contributing the views of one of the Spanish masters on the current architecture status and a philosopher who gets involved in no less than to create a postmodern space. The first of these views concerns university scope. It is the lecture by Professor Sáenz de Oíza to inaugurate the academic year 1991-92 at the E.T.S.A.M. The second, far off in time, but critical to understand the proposal initially guessed, is the manifestation Les Immatériaux, held in 1985 at the Centre Georges Pompidou in Paris and curated by J.F.Lyotard. These five events define a temporal and conceptual reference framework in which it is possible to characterize and differentiate a lightness concept belonging to contemporary architecture. The search of this concept, of what may have related to present time, helps to differentiate it from the approaches to the lightness in past architectures, mainly of classical modernism and postmodernism. It will also allow for emerging the thinking about architecture in relation to the work of art, not as an aesthetic object, but as an object that question our view and our knowledge of the world. Therefore, far from styles or mere technical solutions. The field of lightness is no longer limited to the opposition between light and heavy, as may correspond to a modern interpretation, but acquires other nuances related to sight, balance or movement of a body that becomes an intermediary of experience. The search for this kind of lightness in built architecture will help us to understand, by the way shown, the aspects that define it and that are always linked: the subtle work on the architectural support that leads us to question ourselves about what we understand as stable.
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Italy: the new domestic landscape, la ambiciosa exposición que en 1972 tuvo lugar en el MoMA, supone la consagración y a la vez escenifica la muerte de lo que algunos críticos acababan de catalogar como Arquitectura Radical, término con el que intentaban unificar el trabajo de un heterogéneo y atomizado grupo de arquitectos, principalmente italianos, comprometidos con el replanteamiento total de la definición y objetivos de la disciplina. Se ponía fin así a un corto pero intenso periodo dinamitado por multitud de propuestas experimentales durante el que se generó la última arquitectura con aspiraciones socio-políticas, responsable de un vibrante legado teórico que proclamaba la vuelta a las raíces olvidadas de la profesión y que se mostraba más preocupada por reflexionar sobre sus fundamentos que por perpetuar la práctica de un oficio puesto en crisis. La simbiosis entre el trabajo de Superstudio y Archizoom, dos de los grupos radicales más activos y cuya indisolubilidad hemos querido subrayar acuñando el término ‘superzoom’, articula esta breve revisión a modo de flashback del fenómeno radical italiano, capaz de demostrar en menos de diez años que el ejercicio de la arquitectura y su aplicación docente podían ser ética y políticamente relevantes, abriendo una senda crítica que, en el momento actual de nuestra contradictoria profesión, sería recomendable volver a transitar.
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Como no pocos proyectos, el origen de esta tesis es fruto de una casualidad. Hace unos años me topé en Londres, en la librería Walden Books del 38 de Harmood St., con una primera edición de la conocida monografía de Mies a cargo de Philip Johnson. El librito, en realidad catálogo de la exposición que en 1947 el MoMA de Nueva York dedicara a la obra de Mies Van der Rohe a los diez años del desembarco del arquitecto en Estados Unidos, tiene un tamaño de 10 x 7,5 pulgadas, es decir, la mitad del formato americano Crown (20x15 pulgadas), equivalente a 508 x 381 mm. Se imprimieron, en su primera tirada, editada por The Plantin Press, 12.000 ejemplares. Ese mismo año, con edición al cuidado de Reynal y Hitchcock, se publicaría la primera traducción al inglés de Cuando las catedrales eran blancas de Le Corbusier y una selección de poemas de Lorca, siete años después de su Poeta en Nueva York. En la monografía, en la página 109, aparece el conocido croquis de Mies Sketch for a glass house on a hillside. c. 1934, escasamente unas líneas, aunque precisas y llenas de matices, de la casa en una ladera que rápidamente nos remite a aquella primera propuesta de Saarinen para una casa en el aire, primero en 1941 en Pensilvania y después, en 1945, con Charles Eames, en Los Angeles, que nunca llegarían a construirse, sino en su aliteraciones posteriores realizadas por Harry Seidler (Julian Rose House, Wahroonga, Sydney, 1949), Philip Johnson (Leonhardt house, Long Island, Nueva York, 1956) o Craig Ellwood (Smith House, Crestwood Hills, 1958; Frank & Polly Pierson House, Malibú, 1962; Chamorro House, Hollywood Hills, 1963, o la serie Weekend House, con Gerald Horn, entre 1964 y 1970, hasta el magnífico Art Center College of Design de Pasadera, su puente habitado de 1977). El relato que da origen al texto discurre en un estricto período de tiempo, desde los primeros dibujos de la Case Study House nº8, dentro del programa promovido por John Entenza y su revista Arts & Architecture en California, realizados en el estudio de Saarinen en Bloomfield Hills, Michigan, hasta que el proyecto de la casa Eames finaliza cinco años después de acabar la obra en 1955, en la versión conocida, radicalmente distinta al proyecto original, cuando la pareja Charles y Ray Eames edita el corto House After Five Years of Living. La discusión original en torno a esta casita, o mejor, a las circunstancias, casualidades controladas, que rodean su construcción, se produce estrictamente cuando rastreamos aquellos invariantes que se mantienen en las dos versiones y las reconcilian. En este corto período de tiempo se producen en el proyecto una serie de decisiones que permiten descubrir, tanto en la forma como en el mismo proceso transformador del proyecto, en su obsesivo registro, en los nuevos referentes asumidos y propuestos, la primera visibilidad del cambio del paradigma moderno. Pero este momento germinal que cristaliza el paso a la postmodernidad no es inédito en la historia de la arquitectura americana. Así, el relato abre su ámbito temporal hasta un nuevo período de cincuenta años que arranca en 1893, año de la celebración en Chicago de la Exposición Internacional Colombina. En la White City de Hunt & McKim y del traidor Burham, Louis Sullivan construye su Golden Doorway en el pabellón de los Transportes. Aquella que visitará Adolf Loos antes de volver, renovado, a Viena; la misma que admirará André Bouillet, representante de la Union Centrale des Arts Decoratifs de Paris, y que deslumbrará en los museos de toda Europa, de París a Moscú en grandes fotografías y maquetas. Hasta que en Finlandia alguien muestra una de esas fotografías a un joven estudiante de diecinueve años en el Instituto Politécnico. Eliel Saarinen queda fascinado por la poderosa novedad de la imagen. Cuelga la fotografía frente a su tablero de dibujo, consciente de que la Golden Doorway, esa puerta de la aventura y la catarsis que Sullivan acuñaría como distintivo y que resolvería como único elemento complejo sus proyectos más maduros, desprovistos de todo ornamento; la misma que repetirían más tarde, con profundo reconocimiento, Ladovsky, Wright, Scarpa o Moneo, puerta dentro de puerta, fuelle y umbral, contenía, en sus propias palabras emocionadas, todo el futuro de la arquitectura. Desde ahí, pasando por el año 1910, momento de la huida de Wright a La Toscana y el descubrimiento de su arquitectura en Europa, entre otros por un joven Mies van der Rohe, meritorio en el estudio de Peter Behrens, a través del Wasmuth Portfolio; y así como algo después, en 1914, Schindler y en 1923 Neutra, harán el camino inverso, hasta que Mies les siga en 1937, animado por un Philip Johnson que había viajado a Europa en 1930, volviendo a 1945 y el inicio del programa Case Study House en California, hasta 1949, momento de la construcción de la CSH#8, y, por fin, al año 1955, after 5 years of living, en el que Julius Shulman fotografía la casa de Ray y Charles Eames en el prado de Chautauqua sobre las Pacific Palisades de Los Angeles, lanzando sus finas líneas amarillas hasta Alison y Peter Smithson y su tardomoderno heroico, hasta el primer Foster y su poético hightech y hasta el O-riginal Ghery, deconstruyendo el espacio esencial de su casa desde el espacio mismo, abiertas ya las puertas al nuevo siglo. Y en estos cambios de paradigma, desde el rígido eclecticismo de los estilos al lirismo moderno en el gozne secular y de ahí a la frivolidad, ligereza, exhibicionismo y oportunismo cultos del hecho postmoderno, hay algo que se mantiene invariante en los bandazos de la relación del hombre contemporáneo con su entorno. Como la escultura, que según Barnett Newman no es sino aquello contra lo que uno choca cuando retrocede para mirar un cuadro, en estos prístinos lugares, comunes y corrientes, recorrido, puerta, umbral, recinto y vacío, te topas con la arquitectura antes de darte cuenta de que es arquitectura. ABSTRACT As with many other projects, the origin of this doctoral thesis is the result of a chance. A few years ago I found in a bookstore in London, 38 Harmood st., Walden Books, a first edition of the well-known monograph about Mies by Philip Johnson. The tiny book, in fact a catalog of the exhibition that the MoMA of New York devoted to the work of Mies van der Rohe in 1947, ten years after his landing in the United States, has a size of 10 x 7.5 inches, that is, half of Crown American format (20 x 15 inches), equivalent to 508 x 381 mm. In the first printing, published by The Plantin Press, 12,000 copies were released. That same year, produced by Reynal and Hitchcock, both the first English translation of When the cathedrals were white by Le Corbusier and a selection of poems by Lorca were published, seven years after his Poet in New York. Inside the book, the famous drawing from Mies Sketch for a glass house on a hillside c. 1934 appears on page 109, barely a few lines, precise and nuanced though, the house on a hillside that quickly reminds us of the proposals of Eero Saarinen for a house in the air, first in 1941, in Pennsylvania, and later, in 1945, with Charles Eames, in Los Angeles, that would never be built, but in their later alliterations made by Harry Seidler (Julian Rose House, Wahroonga, Sydney, 1949), Philip Johnson (Leonhardt house, Long Island, New York, 1956) or Craig Ellwood (Smith House, Crestwood Hills, 1958; Frank Pierson & Polly House, Malibu, 1962, Chamorro House, Hollywood Hills, 1963, or the Weekend House series, with Gerald Horn, between 1964 and 1970, to the magnificent Art Center College of Design Pasadena, the inhabited bridge, in 1977). The story that gives rise to the text flows in a short amount of time, from the first drawings of the Case Study House No. 8, within the program promoted by John Entenza and his magazine Arts & Architecture in California, made in the study of Saarinen in Bloomfield Hills, Michigan, until the project of the Eames house is completed five years after finishing the construction in 1955, in the final version we know, radically different from the initial state, when the couple, Charles and Ray, published the film House after Five Years of Living. The original discussion around this house, or better, about the circumstances, controlled coincidences, regarding its construction, appears when one takes account of those that remain, the invariants, in the two versions, drawn and built, which precisely allow the reconciliation between both projects. In this short period of time a series of decisions made in the transformation process of the project reveal, in the obsessive record made by Charles Eames and in the new proposed references, the first visibility of the changing of the modern paradigm. But this germinal moment that crystallizes the transition to postmodernism is not unprecedented in the history of American architecture. So, the story opens its temporal scope to a fifty-year period that started in 1893, date of the celebration of the Chicago World´s Columbian Exposition. In the White City by Hunt & McKim and Burnham, the traitor, Louis Sullivan builds his Golden Doorway in the Transportation Building. That visited by a renovated Adolf Loos before his coming back to Vienna; the same that André Bouillet, Head of the Union Centrale des Arts Decoratifs in Paris, admired and dazzled in museums all over Europe, from Paris to Moscow, in large photographs and models. Until someone in Finland showed one of those photos to a young nineteen-years-old student at the Polytechnic Institute. Eliel Saarinen became fascinated by the powerful new image: he hanged the picture in front of his drawing board, aware that the Golden Doorway, that door of adventure and catharsis Sullivan coined as distinctive and as a single complex element which would solve their most mature projects, devoid of all ornament; the same that would repeat later, with deep appreciation, Ladovsky, Wright, Scarpa, or Moneo, a door inside a door, a threshold, a gap that contained, in its own moving words, the whole future of architecture. From there, through 1910, when Wright's flight to Tuscany allows Europe to discover his architecture, including a young Mies van der Rohe, meritorious in the studio of Peter Behrens, via the Wasmuth Portfolio; and as a little bit later, in 1914, Schindler and Neutra in 1923, made the travel in opposite direction, until Mies follows them in 1937, led by a Philip Johnson who had traveled to Europe in 1930, we return to 1945 and the beginning of the program Case Study House in California, and from 1949, when construction of the CSH # 8 begins, and finally, to 1955, after five years of living, when Julius Shulman photographs the inside of the house with Ray and Charles Eames, and all their belongins, at the Chautauqua meadows on Pacific Palisades in Los Angeles, launching its fine yellow lines to Alison and Peter Smithson and his heroic late modern, up to the first Foster and his poetic hightech and even the O-riginal Gehry, deconstructing the essential space of his home from the space itself, opening the doors to the new century. And these paradigm shifts, from the hard eclectic styles to modern secular lyricism in the hinge and then overcoming the cultured frivolity, lightness, exhibitionism, and opportunism of the postmodern skeptical focus, something remains intense, invariant in the lurching relationship of contemporary man and his environment. As the sculpture, which according to Barnett Newman is what you bump into when you back up to see a painting, in these pristine, ordinary places, promenade, door, threshold, enclosure and emptiness, you stumble upon the architecture even before realizing that it is architecture.