9 resultados para Jardín Botánico de México
em Universidad Politécnica de Madrid
Resumo:
En este trabajo se ha caracterizado la flora herbácea del Jardín Botánico Mediterráneo situado en los Campos de Prácticas de la ETSI Agrónomos de Madrid. Se ha realizado tanto para el Jardín en su conjunto como para cada una de las formaciones vegetales representadas y de forma comparativa entre ellas. Considerando el Jardín en su conjunto o determinada comunidad vegetal, los resultados muestran un predominio de tres-cuatro familias botánicas. Predominan los biotipos terofítico y hemicriptofítico, la indiferencia edáfica y la clase fitosociológica Ruderali-Secalietea. Se ha podido corroborar que la flora herbácea del Jardín es principalmente de carácter arvense-ruderal, nitrófila e invasora.
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La intervención consistirá en una sustitución parcial o total de los materiales preexistentes con el objetivo de poder reducir en lo posible el consumo energético y la huella de CO2 producidas por el edificio debido a estos materiales, a su procesamiento, a su transporte y su fin de vida
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Jardín Botánico expandido de La Habana
Resumo:
Si bien se han ido realizando análisis sistemáticos desde el punto de vista arquitectónico de los diferentes jardines nacionales europeos, el jardín clásico español, a pesar del importante incremento de bibliografía operado en la última década, no ha sido todavía estudiado desde los criterios compositivos y espaciales propios de la disciplina arquitectónica. Responde el jardín clásico español a una organización perspectiva que proviene de las construcciones espaciales originadas y desarrolladas en Italia durante los siglos XV y XVI; establece, además, una importante conexión con la arquitectura de jardines contemporánea, es decir, las grandes corrientes europeas –desde el jardín renacentista italiano al barroco francés-, que asume, interpreta e incluso supera en cuanto a organización unitaria e integración con su entorno en varios ejemplos señeros. Pero esta imbricación europea se ve puntualizada por una influencia primordial: el concepto islámico del espacio arquitectónico, caracterizado por la fragmentación y la pérdida de la axialidad, que en España se extiende de forma generalizada. Fusionada con los principios perspectivos provenientes de Italia, esta concepción espacial proporciona a los jardines –y demás edificios- una gran riqueza espacial que, poco analizada y mal comprendida, se ha considerado habitualmente como falta de pericia compositiva. Este hecho ha negado a los jardines españoles originalidad alguna –otorgada, en cambio, a los hispanomusulmanes- y una clasificación periférica en la historia de la disciplina. El jardín clásico español presenta tres etapas principales: una primera, durante los siglos XVI y XVII, que se podría denominar renacentista; una segunda, en la primera mitad del siglo XVIII, de ascendencia barroca francesa, y, por último, en la segunda mitad del Ochocientos, el jardín neoclásico, que en buena medida retoma la organización formal de la primera etapa renacentista. Las tres influencias preponderantes en el jardín renacentista español son la hispanomusulmana, procedente de la ocupación islámica en España desde el siglo VIII hasta el XV, cuya estela se mantiene durante todo el desarrollo del jardín clásico; una flamenca, de menor calado y cuyo origen está en los contactos políticos de la corona española con Flandes, y, por último, la italiana, de donde procederá la espacialidad perspectiva propia del Renacimiento, extendida por toda Europa y conocida en España asimismo por vínculos políticos y culturales. El jardín hispanomusulmán va a proporcionar los rasgos distintivos de la jardinería española posterior, derivados de la necesaria adaptación compositiva a un medio físico poco idóneo para la implantación de jardines. Esta cuestión se soluciona tradicionalmente de forma perfecta con el patio y el apoyo de una serie de elementos arquitectónicos de carácter ligero articulados aleatoriamente con la vivienda para organizar su entorno, operación que produce un organismo superior asimétrico y estructurado a partir de pequeños fragmentos ordenados por ejes quebrados, cuyo crecimiento no presupone un cambio en las cualidades espaciales del jardín. Esta ordenación quebrada y la fragmentación espacial tienden a embarazar la unidad perspectiva renacentista, de tal forma que el jardín español no presenta grandes ejes visuales ni espacios fugados, sino pequeñas piezas independientes –adaptadas mejor a la corrección climática y al riego- que se agregan sin intención de regularidad o simetría, pues buscan la ambigüedad espacial mediante la ofuscación de la percepción y orientación en el jardín, como sucedía en las obras hispanomusulmanas. El jardín renacentista español tendrá una doble vertiente dependiendo del medio físico donde se asiente: si este es poco propicio a la implantación de jardines, se recuperará la ordenación espacial medieval musulmana como respuesta compositiva a dicho entorno remiso, pues los ensayos de jardines basados en elementos arquitectónicos, ante la dificultad de estructurar el espacio del jardín en España con las componentes naturales –topografía, vegetación y agua-, se realizaron con éxito y se reutilizaron en siglos posteriores, e incluso alcanzan el momento actual; contemporáneamente, en territorios propicios a la creación de jardines –generalmente, riberas de ríos-, se podrá desarrollar el espacio perspectivo unitario italiano, que producirá ejemplos de gran calidad. Así, Felipe II creará de forma simultánea jardines muy diferentes según su ubicación. Entre los de carácter más medieval destacan los del Alcázar de Madrid y Valsaín –con el antecedente de Yuste, promovido por Carlos V-, y de los plenamente renacentistas, la Casa de Campo, El Escorial y Aranjuez, éstos últimos de Juan Bautista de Toledo. Los dos primeros se organizan con varios recintos independientes articulados por ejes quebrados y ordenados a partir de elementos ligeros –galerías, torreones, miradores- que se proyectan hacia el exterior para dar forma al entorno inmediato del palacio. Los últimos, en cambio, utilizan las posibilidades del medio natural para estructurar los jardines, y establecen magníficos ejes de raigambre renacentista, origen de espacios perspectivos unitarios de gran interés, dado su tamaño y temprana fecha de creación. Así, en la Casa de Campo la villa se articula con un jardín llano cuya unidad espacial no tiene parangón en la Italia del momento; en Aranjuez, el Jardín de la Isla, independiente en su trazado del palacio que lo propicia, presenta una superposición de dos ejes con gradientes en sentido contrario, y una ordenación a escala territorial, las Huertas de Picotajo, con una malla focalizada de doble simetría adaptada a un difícil meandro del río Jarama y con capacidad de extensión ilimitada en la vega de Aranjuez, que es contemporánea pero mucho más evolucionada que los primeros tridentes creados en Italia y anterior en un siglo a las formalizaciones de Versalles. Frente a estas realizaciones reales, en España los jardines nobiliarios responden a una clara influencia medieval, como los del duque de Alcalá en Bornos, el marqués de Mondéjar, Bellaflor en Sevilla, la Casa del Rey en Arganda o el cigarral de Buenavista en Toledo. Pero en paralelo con éstos y promovidos por nobles conectados con Italia, se están implantando jardines de hispanomusulmana-, en fechas incluso anteriores a los construidos por la corona. Así, el marqués de Villena construye en Cadalso de los Vidrios un jardín con una tempranísima ordenación en terrazas que se integra con su entorno; el duque de Alba en Abadía realiza la misma operación con mayor desarrollo espacial; y en Béjar por el duque de esta ciudad salmantina se establece otro jardín de clara espacialidad italiana, pero con la casa fuera de la ordenación. El siglo XVII supone, en los escasos ejemplos construidos, la prolongación de la espacialidad renacentista introducida por Juan Bautista de Toledo. Hay una clara continuidad en los jardines aterrazados, como La Zarzuela y La Florida, mientras en el ejemplo llano principal, el Buen Retiro, se atiende más a la fragmentación hispana y a una adaptación de los sistemas de extensión al aumento de escala. Así había sucedido en Italia, donde los jardines de malla ortogonal se convirtieron en grandes parques focalizados, con avenidas arboladas y remates perspectivos, elementos que se repiten en el jardín madrileño, aunque sin la unidad conseguida en los precedentes mediante la focalización. El siglo XVIII va a conocer la nueva dinastía de los Borbones y el jardín barroco francés, que supondrá un cambio radical en la concepción espacial del jardín, aunque la influencia hispana no dejará de producirse. El tamaño de estos jardines, su coste de implantación y mantenimiento y la falta de adaptación al medio físico español serán los factores principales del escaso desarrollo que el jardín de Le Nôtre alcanzó en España. A pesar de los proyectos realizados - algunos de gran calidad, como los de Robert de Cotte para el Buen Retiro, los del Palacio Real Nuevo, el de Riofrío y el del castillo de Villaviciosa de Odón-, sólo se van a construir escasos parterres de los denominados urbanos. Entre ellos hay que destacar los del Buen Retiro, Aranjuez y palacios de Liria, Buenavista y Altamira en Madrid, Piedrahita para los duques de Alba, el convento de Santa Bárbara, Migas Calientes –algunos de éstos quedaron en proyecto-, a los que se añade un gran jardín con todos los componentes, que es San Ildefonso de La Granja. En La Granja se puede encontrar un parque completo a la francesa, que responde en mayor medida a los principios establecidos en el tratado de Dezallier d'Argenville que a la influencia directa de las obras de Le Nôtre. Pero la ordenación canónica de jardín barroco francés se particulariza mediante los dispositivos proyectuales de origen hispano, pues se desjerarquizan los ejes principales impidiendo su continuidad, que queda truncada por desarrollos paralelos, interrupciones perspectivas y ejes quebrados. En la segunda mitad del siglo XVIII, los propios monarcas Borbones recuperarán los jardines regulares de los Austrias, cuyos tipos llano y aterrazado tuvieron un importante desarrollo con Felipe II y Juan Bautista de Toledo y gozaban de un merecido prestigio. Ya con Fernando VI se introdujeron ordenaciones de inspiración renacentista, como en el Jardín del Príncipe de Aranjuez; pero será con su hermano Carlos III cuando se revisen las actuaciones filipinas. Juan de Villanueva fue el autor de los principales jardines del momento -entre ellos, las Casitas realizadas para el príncipe de Asturias, el futuro Carlos IV y su hermano el infante Don Gabriel- aunque Ventura Rodríguez realizó en esos años un magnífico epílogo del jardín aterrazado en España: el palacio para el infante Don Luis en Boadilla del Monte, así como proyectos para el parque del Palacio Real Nuevo. En las Casitas de El Escorial –en menor medida en El Pardo-, Villanueva recoge una larga tradición de jardines aterrazados que, además, inserta magistralmente en su entorno, dentro de la secular tradición española de adaptación al medio físico. Lejos de presentar una lectura canónica, aunque utilizando todos los recursos del tipo, el arquitecto consigue la ambigüedad espacial hispana mediante la superposición en el eje longitudinal de dos gradaciones de dirección contraria, accesos quebrados e interrupción de las visuales y el viario, sin prescindir de una ordenación clásica. También de Villanueva son el proyecto definitivo del Jardín Botánico, de gran claridad compositiva y orden científico, y, para el Palacio Real Nuevo y su entorno, el jardín previo a las Reales Caballerizas y una remodelación de la Casa de Campo y su acceso.
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Se presenta la composición química de los extractos de bambú (Guadua angustifolia). Se realizó un muestreo aleatorio en el Jardín Botánico de la Universidad Tecnológica de Pereira (Colombia) de guaduas maduras y sobremaduras, combinando diafragma, nudo y entrenudo con cepa, basa y sobrebasa, obteniendo un total de 54 muestras. Las muestras se cortaron para obtener discos de unos 2-3 cm de altura, separando nudos, diafragmas y entrenudos. Las muestras trituradas se tamizan y se pesan alícuotas de 3-5 gramos para la extracción. Las extracciones se realizaron por ultrasonidos, con Soxhlet y con extractor Randall con los disolventes éter de petróleo 40-60 C, acetona, metanol y agua secuencialmente. Los extractos se analizaron por cromatografía de gases- espectrometría de masas y HPLC. El contenido total de extractos es del orden del 11,1% en los nudos, 16,5% en los entrenudos y 28,3% en los diafragmas. Entre los compuestos identificados se encuentran esteroles, vitamina E, hidrocarburos saturados, 4 hidroxi- 4 metil- 2 pentanona, neofitadieno, vitamina E, fenoles, aldehidos, los ácidos palmítico y linoleico y dietilenglicol.
Resumo:
En julio del 2010 se recolectó una población de trigo silvestre en una zona abandonada cerca de Madrid, España. Esta zona posee una biodiversidad botánica elevada y un tipo de suelo muy peculiar denominado “arcillas verdes”. Se recogió una muestra de trigo y se multiplicó y caracterizó para varios caracteres agro-morfológicos y subunidades de gluteninas. El número cromosómico 2n de las semillas demostró que es una especie diploide de trigo y los datos de caracterización indicaron que es Triticum boeoticum Boiss. Esta especie llegó probablemente como mala hierba del cultivo de escaña que se producía en la zona hasta al menos la primera mitad del s. xix. Las características edáficas y climáticas del lugar y el hecho de que no haya referencias hasta ahora de esta especie en la zona oeste de la región Mediterránea aumentan el valor de esta adquisición para la mejora del trigo. La nueva accesión se conserva en el Centro Nacional de Recursos Fitogenéticos y se ha depositado una hoja de herbario en el Real Jardín Botánico de Madrid
Resumo:
El proyecto consiste en el levantamiento topográfico del parque de la Fuente y la parcela aledaña con referencia catastral 2891201V0001QH para la elaboración del plano topográfico y el modelo digital del terreno (MDT) de la zona, perteneciente a la localidad madrileña de Fuenlabrada. La zona de proyecto abarca una extensión aproximada de 5,2 hectáreas y tanto parque como parcela, dada su proximidad, aparecerán en el mismo plano. La zona de proyecto fue georreferenciada en sistema geodésico de referencia ETRS89, para lo cual se observó una red básica mediante técnicas GNSS, en estático rápido para ser más precisos. La proyección UTM fue la usada para la cartografía, y las altitudes están referidas a la altitud media del mar en Alicante. El levantamiento topográfico se realizó principalmente utilizando la técnica GNSS RTK en post‐proceso, ya que el levantamiento se realizó antes que la observación y cálculo de la red. Se completaron aquellas zonas en las que la señal era de baja calidad o se perdía mediante topografía clásica. El número final de puntos observados por ambas técnicas fue de 5069. El número total de bases que componen la red es 8, numeradas de la 10000 a la 10007. Ésta última se obtuvo observando una red por topografía clásica para densificar la red básica. Con los puntos del levantamiento se elabora la cartografía de la zona a escala 1/250 y se divide en tres hojas. También se obtiene el modelo digital del terreno con dos finalidades: 1. Obtener el curvado del plano topográfico. 2. Servir de punto de partida para el modelado en 3D del parque y la parcela objetos del proyecto utilizando el software Google SketchUp. En la hoja 3/3 aparece íntegramente la parcela aledaña con referencia catastral 2891201V0001QH donde se encajó el proyecto de edificación “Jardín botánico con aulas de la naturaleza”. Una vez encajado se obtuvieron las coordenadas de los puntos básicos de la edificación de cara al replanteo previo a la firma del acta de replanteo. Finalmente se redactó la memoria donde está incluido el presupuesto, reseñas y la descripción detallada de lo resumido anteriormente.