7 resultados para Foster, Stephen Collins, 1826-1864.
em Universidad Politécnica de Madrid
Resumo:
Reseña de la publicación sobre el arquitecto Norman Foster en la que se sintetiza y valora las aportaciones principales de la obra.
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During the last years many researchers have been working on the active matching or on non-Foster matching networks for one- and two-port electrically small antennas (ESAs). A new parameter on the sensitivity of the two-port electrically small antenna when loaded with a non-F oster network is presented. This sensitivity analysis will allow us to choose what kind of antennas can be properly matched with non-Foster networks and their position in order to optimi ze the performance of the design. Then, a typical high Q two-port antenna will be harder to match over a broad bandwidth, since |S21| is very small and only agrees with |S11| over very small frequency bands, yielding very large sensitivity values. However, for these two-port antennas, if high levels of coupling can be engineered for a high Q multiple-port antenna, the return and insertion losses can be similar over larger bandwidths and, hence, the sensitivity can be kept low over larger bandwidths, enabling broader impedance matched bandwidths to be achieved, even for highly resonant antennas.
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In this paper the use of the NDF is proposed as a general method suitable for analysing any oscillator topology. The most important advantage of this method is that it provides an unique procedure to analyse any oscillator. It also makes possible the phase noise optimization in the linear design phase for any oscillator. An additional advantage of this method is that it does not require any proviso verification as all classic methods need. The use of the NDF method is illustrated with the design of two examples. These two oscillators are manufactured and the simulation results are compared with the measurements showing good agreement. These results confirm the excellent possibilities of the proposed method for low noise oscillators design.
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La presente Tesis muestra una visión en conjunto de la evolución de la cartografía geológica en España desde sus orígenes hasta el año 1864, cuando aparecieron, de forma simultánea, los dos mapas geológicos completos de España. El estudio se divide en doce capítulos. El primero es una introducción, con los objetivos y metodología del trabajo, así como en los antecedentes de estos trabajos. El segundo capítulo aborda la representación temprana del paisaje y de los elementos geológicos, desde las piedras grabadas de Abauntz, de hace 13.000 años, que se han interpretado como un mapa geomorfológico y de recursos naturales o el mapa con el volcán Çatalhöyuc en Turquía de 6.600 a.C., hasta las primeras representaciones cartográficas que surgieron con el desarrollo de las primigenias sociedades urbanas. El Papiro de Turín es un mapa del 1.150 a.C. con contenido geológico real que muestra con precisión la distribución geográfica de los distintos tipos de roca en la que se incluye información sobre minería. El tercer capítulo trata sobre cómo se establecieron las bases para la representación científica de la superficie terrestre en el Mundo clásico. Se hace un somero repaso a como se desarrollaron sus concepciones filosóficas sobre la naturaleza y de la cartografía en la Antigua Grecia y el Imperio Romano. En el cuarto capítulo se sintetiza la evolución de los conceptos cartográficos en el mundo medieval, desde las interpretaciones teológicas del mundo en los mapamundis en O-T de Las Etimologías del siglo VIII, o los Beatos, al nacimiento de una representación cartográfica verdaderamente científica en los siglos XIII y XIV, como son los portulanos, destacando el especial interés de la "Escuela Mallorquina". En el quinto capítulo se estudia el Renacimiento y la Edad Moderna, incidiendo en la importancia de la cartografía en los viajes de los descubrimientos, que marcan el mayor avance conceptual en la comprensión de la Tierra. La carta de Juan de la Cosa (1500) es la primera representación de América y además es el primer exponente de la cartografía producida por la Casa de la Contratación de Sevilla. Se presta especial atención a la representación de fenómenos volcánicos, con el ejemplo de las observaciones geológicas que realizó Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557), en las que se encuentran varios croquis sobre los volcanes de Nicaragua. Finalmente, se estudian las representaciones del subsuelo en la minería, que en esa época inauguraron un nuevo lenguaje pictórico, y las técnicas y saberes mineros en el ámbito hispanoamericano. El capítulo sexto es muy amplio, estudia el contexto científico internacional donde nacieron los primeros mapas geológicos, desde los primeros cortes geológicos realizados a principios del siglo XVIII, hasta el primer mapa geológico del mundo de Amí Boué (1843). En este estudio se estudian también los distintos avances científicos que se fueron produciendo y que permitieron que se levantaran los mapas geológicos. Se analiza la importancia del desarrollo de la cartografía topográfica, que permitió que se pudieran representar distintos elementos geológicos sobre ellos, dando lugar a los primeros mapas temáticos, como por ejemplo, el mapa de los recursos mineros del obispado de Salzburgo (1716). Se dedica un amplio capítulo a la influencia de la Academia de Minas de Freiberg, dónde Abraham G. Werner (1749-1817) impartía clases. Werner sistematizó los materiales geológicos que componen el edificio terrestre dividiéndolo en grandes unidades, de este modo se sentaron las bases que propiciaron la representación cartográfica. A partir de este momento se levantaron un buen número de mapas geognósticos. A principios del siglo XIX, las teorías de Werner empezaron a perder aceptación internacional, incluso entre sus discípulos, como Leopold von Buch (1774-1853) que desarrolló una teoría sobre el levantamiento de las montañas a partir del empuje causado por intrusiones ígneas. Desde la historiografía de la cartografía geológica, se considera un hito la aparición del mapa geológico de Inglaterra, Gales y Escocia, Smith (1815), sin embargo, desde el punto de vista conceptual, el mapa de Cuvier y Brogniart (1808) representa un verdadero mapa geológico con un claro relato histórico. Después se repasan las distintas ideas sobre los mecanismos orogénicos, en especial las de Élie de Beaumont, que ejercieron una gran influencia entre los geólogos de nuestro país. A continuación se trata la figura de Lyell y el desarrollo del actualismo. Finalmente se analiza el primer mapa geológico del mundo, obra de Boué (1843). El capítulo séptimo trata sobre las primeras representaciones gráficas de la Geología española que tuvieron lugar en la época del Reformismo Borbónico. Se empieza con un repaso al estado de la Geología en España en esa época a la que sigue un estudio de los principales hitos en la representación cartográfica con indicaciones geológicas. De este modo se analizan los escasos planos mineros realizados en América que representen los filones, los cortes mineros de Guadalcanal y Cazalla de Hoppensack, (1796) y la utilización de la cartografía en la remediación de los desastres naturales. Los cortes geológicos de Teruel al Collado de la Plata, Herrgen y Thalacker (1800), suponen la primera descripción moderna de un terreno que se realizó en España. A continuación, se menciona la importancia de las cartografías geognósticas, financiadas por la Corona española, realizadas en los Alpes por Carlos de Gimbernat a principios del siglo XIX. Por último, se estudian los caracteres geológicos de los planos para la investigación del carbón en Mallorca, de Taverns (1811). El capítulo octavo constituye el núcleo principal de la presente tesis, y se ha titulado la Época Histórica de la Geología española, en el que se estudian el desarrollo de la cartografía geológica en nuestro país, en el periodo comprendido entre la promulgación de la Ley de Minas de 1825, hasta la constitución de la Carta Geológica de Madrid y General del Reino, en 1849. Se hace primero un repaso a las circunstancias políticas del país, a continuación se sintetiza el estado de la Geología en España en dicho periodo, las instituciones, y las publicaciones. Después se estudia la contribución de los autores extranjeros al conocimiento de la Geología en España, como Charpentier, que en su mapa de los Pirineos está cartografiando parte del territorio español, o Leopold von Buch, Lyell, Silvertop, Cook, Haussmann, entre otros. A continuación se estudia ya la cartografía de distintas cuencas mineras o regiones de España. Se analizan los mapas por separado, estudiando las memorias que las acompañan y la biografía de sus autores. Se empieza por las tempranas contribuciones con estudios de las cuencas carboníferas en los que ya se encuentran cortes geológicos formales. Se incide con mucho mayor detalle en el análisis de las tres cartografías geológicas que aparecieron simultáneamente hacia 1834: las de La Mármora en Baleares, de Le Play en Extremadura y de Schulz en Galicia, tres productos muy distintos, pero que fueron los pilares fundantes de esta disciplina en España. Por una parte, la primera tiene un interés exclusivamente científico, mientras que las otras dos, se enmarcan en un proyecto de cartografía geológica nacional, de un carácter más aplicado. A continuación se aborda el estudio del conjunto de cartografías que van apareciendo sobre la Geología de España, empezando por la de Naranjo (1841) en Burgos, de Collette (1848) en Vizcaya, de Prado (1848) en el Noreste de León; Rodríguez (1849) en Teruel y de Luxan (1850) en el Suroeste de España. La última parte del capítulo analiza dos cartografías (todavía parciales) del conjunto del país, que aparecieron en Alemania hacia 1850: la de Ezquerra (1851) y la de Willkomm (1852). El capítulo noveno trata sobre la institucionalización de la cartografía geológica en España, que se inicia con la fundación de una comisión, en 1849, para levantar el mapa geológico del Reino. Durante este periodo, de todas formas, la Comisión sufrió diversos avatares, aunque, en resumen se puede considerar que se produjeron tres proyectos de cartografía: el primero es la serie de cartografías geológicas provinciales a escala 1:400.000, que se iniciaron con la de Madrid; el segundo son los estudios de cuencas carboníferas, gracias a los cuales se levantaron mapas geológicos en Sant Joan de les Abadeses, Maestre, (1855) y el Norte de la provincia de Palencia, Prado (1861), el tercero y último es el mapa geológico general de España, Maestre (1865). De todas formas, en este periodo también aparecieron cartografías geológicas realizadas por la Dirección General de Minas. El hito cartográfico final de esta tesis es doble, entre 1864 y 1865, se publicaron, por fin, dos mapas geológico completos de España: el de Verneuil y Collomb (1864) y el de Maestre (1865). Finalmente, en el décimo y último capítulo se analizan en conjunto todas las producciones cartográficas que se han ido estudiando a lo largo del trabajo y se exponen, a modo de conclusiones, las principales aportaciones de esta Tesis.
Resumo:
En 1978, Norman y Wendy Foster proyectan su propia vivienda en el exclusivo barrio londinense de Hampstead. A caballo entre el Sainsbury Centre for Visual Arts en Norwich y el Hong Kong and Shanghai Bank en Hong Kong, esta casa, que nunca llegó a realizarse, representa el primer y único intento de aplicación en el campo de la arquitectura doméstica de un modelo, «la nave tecnológica», desarrollado por el Team 4 y posteriormente por Foster Associates durante los años 60 y 70 en edificios industriales, administrativos, escolares y comerciales.
Resumo:
En 1978, Norman y Wendy Foster proyectan su propia vivienda en el barrio londinense de Hampstead. A caballo entre el Sainsbury Centre for Visual Arts y el Banco de Hong Kong, esta casa, que no llegó a realizarse, representa el primer y único intento de aplicación en el campo de la arquitectura doméstica de un modelo, “la nave bien servida”, desarrollado por el Team 4 y posteriormente por Foster Associates durante los años sesenta y setenta. La casa de los arquitec- tos —como en tantos otros casos— permite rastrear, mejor que ninguna otra obra, los referentes, las obsesiones, los sueños y las frustraciones de sus autores. El desarrollo del proyecto refleja la evolución del estudio, inmerso en un intenso debate entre el funcionalismo fabril de “la nave bien servida” y el expresionismo tecnológico del denominado movimiento High-Tech.
Resumo:
Entre 1978 y 1979, Norman y Wendy Foster proyectan su propia vivienda en el barrio londinense de Hampstead. El proyecto más personal de los Foster permite —como en tantos otros casos— rastrear los referentes, obsesiones, sueños y frustraciones de sus autores. Este proyecto representa el primer y único intento de aplicación en el campo de la arquitectura doméstica de un modelo, denominado por Reyner Banham “la nave bien servida”, que utiliza la integración de sistemas como principal estrategia proyectual. Los 18 meses de intenso trabajo reflejan, a través de las múltiples opciones desarrolladas, la evolución de la obra de la pareja de arquitectos, que avanza desde el funcionalismo fabril de la “nave bien servida”, hacia el expresionismo tecnológico del denominado High-Tech. En los motivos del fracaso del proyecto, que no llegaría a construirse, subyacen los debates y conflictos —entre arquitectura e ingeniería, prefabricación y artesanía, expresionismo y funcionalismo— en los que el estudio se encuentra inmerso a finales de los años 70, y que precipitarán una nueva forma de entender la relación entre arquitectura y tecnología. | Between 1978 and 1979 Norman and Wendy Foster design their own home in the London neighbourhood of Hampstead. The most personal project of the Fosters allows us —as in many other cases— to trace the references, obsessions, dreams and frustrations of its creators. This project represents a unique attempt to apply the “well-serviced shed” concept —as described by Reyner Banham— to the domestic realm. A concept based in the use of systems integration as the main project strategy. The 18 months of intense work show, through the various options developed, the evolution of the production of the couple of architects, from the industrial functionalism of the “well-serviced shed”, towards the technological expressionism of the so-called High-Tech movement. In the reasons behind the failure of this unbuilt project, one can read the debates and conflicts —between architecture and engineering, prefabrication and craftsmanship, expressionism and functionalism— in which the practice is immerse by the end of the 1970s. A series of events that will precipitate a new way of understanding the relationship between architecture and technology.