7 resultados para Fitzpatrick, Keene, 1865-1944.

em Universidad Politécnica de Madrid


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La carta que en este trabajo estudiamos forma parte de correspondencia que se encontraba extraviada. De la importancia de su hallazgo nos da una idea el hecho de que la correspondencia de Casiano de Prado se encuentra extraviada y que podría darnos idea de la relación entre Prado y los prehistoriadores franceses que tan buen acogida dieron siempre al prehistoriador español. Leyendo la carta de Casiano de Prado objeto de la presente comunicación vemos nos sólo el importante ánimo que tiene su autor en pro de los estudios prehistóricos, sino la efervescencia de los estudios prehistóricos en su país vecino.se escribe en Mayo de 1865 en París adonde había ido a divulgar su Descripción Física y Geológica de la Provincia de Madrid (1864). En la carta se puede seguir perfectamente el círculo de relaciones y amistades que había establecido Prado con el que obtenía el aval científico internacional que necesitaba tanto dentro como fuera de nuestras fronteras para poder defender unos estudios como los prehistóricos que despertaban recelos en buena parte de la sociedad.

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REVISIÓN CORRESPONDIENTE AL "GRUPO DE MONTES DE MOGUER". Este Proyecto se redactará por el alumno Don Juan Jesús Molina Rodriguez,bajo la inmediata dirección del Sr Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de Huelva o Ingeniero que designe.

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La presente investigación parte de la constatación de que los estudios realizados hasta la fecha sobre la obra de la arquitecto Lina Bo Bardi, familiarmente conocida como Lina, no contemplan una faceta fundamental de la misma: su naturaleza política. Nacida en Italia, en 1914, emigrada a Brasil, en 1946, la arquitecto sufrió el hostigamiento de dos dictaduras: la fascista (1922-1943), en su patria natal; la militar (1964-ca.1980), en la que elegiría para residir5. Al igual que las medidas represivas de tales gobiernos, la Segunda Guerra Mundial marcaría su persona profundamente, infundiéndole una visión política del mundo. Inspirada en la ideología comunista, y los principios humanistas que intelectuales de izquierda difundieran en Italia durante la Guerra, dicha visión impregnaría su legado de tal manera que ambos pueden entenderse como una única cosa. Esta posibilidad sugiere el arranque del escrito que sigue. Motiva también el emprendimiento del mismo la relativa parcialidad con que los estudios aludidos refieren, en sus desarrollos, el contexto social, político y cultural en que Lina vivió y trabajó. La llamada al contexto en tales revisiones apenas se pone en relación con el perfil ideológico y la actividad profesional de Bo Bardi. Ello explica por qué existe un buen número de monografías sobre las diferentes facetas de la carrera de la arquitecto y casi ninguna revisión crítica global de su legado. Por otro lado, los estudios citados tienden a subestimar la influencia, sobre el pensamiento y labor de Lina, de Pietro María Bardi, el periodista y marchante de arte con quien se casaría. Aunque se ha apuntado en alguna ocasión, tal influencia no se ha desglosado en las razones que fundamentan el objetivo político de las iniciativas que, bien conjunta o separadamente, promoverían a partir de su encuentro. Otro aspecto relevante al respecto ha sido la falta de consideración, por parte de los estudios mencionados, de la continuidad entre el enfoque con que Lina trabajó primero en Italia y, posteriormente, en Brasil. Por lo general, las revisiones de su obra se han concentrado en una de las dos áreas geográficas, desestimando el valor que el temprano posicionamiento ideológico de Bo Bardi, en el país mediterráneo, tendría para las responsabilidades que asumiría en el atlántico. Las lagunas enunciadas invitan a examinar la actividad de Lina desde un punto de vista inédito: el de su entendimiento de la arquitectura como una función política mediante la que transformar el mundo. Motivado por la voluntad de disipar tales lagunas, el análisis del universo creativo de Bo Bardi a través de las lentes de su entorno, antes que de las suyas propias, contribuye, en este volumen, a ubicar su obra en el curso de la historia, asunto aún pendiente en su bibliografía.

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Al abordar el estudio del paisaje urbano del Paseo del Prado en la época de Carlos III, como punto de partida y como primera aproximación, se recurrió a las siguientes fuentes: 1) Bibliografía existente hasta la fecha sobre el tema. 2) Cartografía madrileña. 3) Grabados y estampas. El interés del trabajo se encaminaba a extraer, partiendo del estudio de las tres fuentes anteriores, datos escritos y gráficos que superpuestos, permitiesen reconstruir la imagen urbana del paseo. Esta primera aproximación, centraba la investigación en un análisis evolutivo del Paseo del Prado, en su inserción espacial como pieza urbana limítrofe de Madrid y en su concepción espacial intrínseca, jugando con los elementos integrantes de la misma.

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El 17 de junio de 1917 comenzaron las obras del primer tramo de la línea 1 del ferrocarril subterráneo metro. En el plazo de dos años y tres meses, momento en el cual vencía la fecha prometida para su inauguración, la Compañía Metropolitano Alfonso XIII inaugura los primeros 3.598 metros de la red de metro. Con un total de ocho estaciones se conectan entre sí la barriada obrera de los Cuatro Caminos con el centro de la población en la Puerta del Sol a través de esta primera línea Norte - Sur. Expondremos el proceso de construcción de la primera línea, las vicisitudes a las que se tuvo que hacer frente y las soluciones que se adoptaron. Analizaremos los sistemas constructivos empleados, los tipos de estación y sus accesos, así como los materiales y los acabados. Estudiaremos la evolución de estos elementos en las cuatro primeras líneas, pertenecientes al proyecto original que obtuvo la concesión, y veremos cómo fueron cambiando algunas de sus características, adaptándose a criterios de funcionalidad y mejora técnica. Atención especial merecen las estaciones de transbordo y correspondencia entre líneas, ya que su crecimiento a lo largo del tiempo es de especial interés. Se produce la macla entre túneles, accesos, vestíbulos y un intrincado laberinto de pasillos. Estaciones como Sol, Cuatro Caminos o Goya constituyen el mejor ejemplo de arquitectura subterránea.

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La presente Tesis muestra una visión en conjunto de la evolución de la cartografía geológica en España desde sus orígenes hasta el año 1864, cuando aparecieron, de forma simultánea, los dos mapas geológicos completos de España. El estudio se divide en doce capítulos. El primero es una introducción, con los objetivos y metodología del trabajo, así como en los antecedentes de estos trabajos. El segundo capítulo aborda la representación temprana del paisaje y de los elementos geológicos, desde las piedras grabadas de Abauntz, de hace 13.000 años, que se han interpretado como un mapa geomorfológico y de recursos naturales o el mapa con el volcán Çatalhöyuc en Turquía de 6.600 a.C., hasta las primeras representaciones cartográficas que surgieron con el desarrollo de las primigenias sociedades urbanas. El Papiro de Turín es un mapa del 1.150 a.C. con contenido geológico real que muestra con precisión la distribución geográfica de los distintos tipos de roca en la que se incluye información sobre minería. El tercer capítulo trata sobre cómo se establecieron las bases para la representación científica de la superficie terrestre en el Mundo clásico. Se hace un somero repaso a como se desarrollaron sus concepciones filosóficas sobre la naturaleza y de la cartografía en la Antigua Grecia y el Imperio Romano. En el cuarto capítulo se sintetiza la evolución de los conceptos cartográficos en el mundo medieval, desde las interpretaciones teológicas del mundo en los mapamundis en O-T de Las Etimologías del siglo VIII, o los Beatos, al nacimiento de una representación cartográfica verdaderamente científica en los siglos XIII y XIV, como son los portulanos, destacando el especial interés de la "Escuela Mallorquina". En el quinto capítulo se estudia el Renacimiento y la Edad Moderna, incidiendo en la importancia de la cartografía en los viajes de los descubrimientos, que marcan el mayor avance conceptual en la comprensión de la Tierra. La carta de Juan de la Cosa (1500) es la primera representación de América y además es el primer exponente de la cartografía producida por la Casa de la Contratación de Sevilla. Se presta especial atención a la representación de fenómenos volcánicos, con el ejemplo de las observaciones geológicas que realizó Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557), en las que se encuentran varios croquis sobre los volcanes de Nicaragua. Finalmente, se estudian las representaciones del subsuelo en la minería, que en esa época inauguraron un nuevo lenguaje pictórico, y las técnicas y saberes mineros en el ámbito hispanoamericano. El capítulo sexto es muy amplio, estudia el contexto científico internacional donde nacieron los primeros mapas geológicos, desde los primeros cortes geológicos realizados a principios del siglo XVIII, hasta el primer mapa geológico del mundo de Amí Boué (1843). En este estudio se estudian también los distintos avances científicos que se fueron produciendo y que permitieron que se levantaran los mapas geológicos. Se analiza la importancia del desarrollo de la cartografía topográfica, que permitió que se pudieran representar distintos elementos geológicos sobre ellos, dando lugar a los primeros mapas temáticos, como por ejemplo, el mapa de los recursos mineros del obispado de Salzburgo (1716). Se dedica un amplio capítulo a la influencia de la Academia de Minas de Freiberg, dónde Abraham G. Werner (1749-1817) impartía clases. Werner sistematizó los materiales geológicos que componen el edificio terrestre dividiéndolo en grandes unidades, de este modo se sentaron las bases que propiciaron la representación cartográfica. A partir de este momento se levantaron un buen número de mapas geognósticos. A principios del siglo XIX, las teorías de Werner empezaron a perder aceptación internacional, incluso entre sus discípulos, como Leopold von Buch (1774-1853) que desarrolló una teoría sobre el levantamiento de las montañas a partir del empuje causado por intrusiones ígneas. Desde la historiografía de la cartografía geológica, se considera un hito la aparición del mapa geológico de Inglaterra, Gales y Escocia, Smith (1815), sin embargo, desde el punto de vista conceptual, el mapa de Cuvier y Brogniart (1808) representa un verdadero mapa geológico con un claro relato histórico. Después se repasan las distintas ideas sobre los mecanismos orogénicos, en especial las de Élie de Beaumont, que ejercieron una gran influencia entre los geólogos de nuestro país. A continuación se trata la figura de Lyell y el desarrollo del actualismo. Finalmente se analiza el primer mapa geológico del mundo, obra de Boué (1843). El capítulo séptimo trata sobre las primeras representaciones gráficas de la Geología española que tuvieron lugar en la época del Reformismo Borbónico. Se empieza con un repaso al estado de la Geología en España en esa época a la que sigue un estudio de los principales hitos en la representación cartográfica con indicaciones geológicas. De este modo se analizan los escasos planos mineros realizados en América que representen los filones, los cortes mineros de Guadalcanal y Cazalla de Hoppensack, (1796) y la utilización de la cartografía en la remediación de los desastres naturales. Los cortes geológicos de Teruel al Collado de la Plata, Herrgen y Thalacker (1800), suponen la primera descripción moderna de un terreno que se realizó en España. A continuación, se menciona la importancia de las cartografías geognósticas, financiadas por la Corona española, realizadas en los Alpes por Carlos de Gimbernat a principios del siglo XIX. Por último, se estudian los caracteres geológicos de los planos para la investigación del carbón en Mallorca, de Taverns (1811). El capítulo octavo constituye el núcleo principal de la presente tesis, y se ha titulado la Época Histórica de la Geología española, en el que se estudian el desarrollo de la cartografía geológica en nuestro país, en el periodo comprendido entre la promulgación de la Ley de Minas de 1825, hasta la constitución de la Carta Geológica de Madrid y General del Reino, en 1849. Se hace primero un repaso a las circunstancias políticas del país, a continuación se sintetiza el estado de la Geología en España en dicho periodo, las instituciones, y las publicaciones. Después se estudia la contribución de los autores extranjeros al conocimiento de la Geología en España, como Charpentier, que en su mapa de los Pirineos está cartografiando parte del territorio español, o Leopold von Buch, Lyell, Silvertop, Cook, Haussmann, entre otros. A continuación se estudia ya la cartografía de distintas cuencas mineras o regiones de España. Se analizan los mapas por separado, estudiando las memorias que las acompañan y la biografía de sus autores. Se empieza por las tempranas contribuciones con estudios de las cuencas carboníferas en los que ya se encuentran cortes geológicos formales. Se incide con mucho mayor detalle en el análisis de las tres cartografías geológicas que aparecieron simultáneamente hacia 1834: las de La Mármora en Baleares, de Le Play en Extremadura y de Schulz en Galicia, tres productos muy distintos, pero que fueron los pilares fundantes de esta disciplina en España. Por una parte, la primera tiene un interés exclusivamente científico, mientras que las otras dos, se enmarcan en un proyecto de cartografía geológica nacional, de un carácter más aplicado. A continuación se aborda el estudio del conjunto de cartografías que van apareciendo sobre la Geología de España, empezando por la de Naranjo (1841) en Burgos, de Collette (1848) en Vizcaya, de Prado (1848) en el Noreste de León; Rodríguez (1849) en Teruel y de Luxan (1850) en el Suroeste de España. La última parte del capítulo analiza dos cartografías (todavía parciales) del conjunto del país, que aparecieron en Alemania hacia 1850: la de Ezquerra (1851) y la de Willkomm (1852). El capítulo noveno trata sobre la institucionalización de la cartografía geológica en España, que se inicia con la fundación de una comisión, en 1849, para levantar el mapa geológico del Reino. Durante este periodo, de todas formas, la Comisión sufrió diversos avatares, aunque, en resumen se puede considerar que se produjeron tres proyectos de cartografía: el primero es la serie de cartografías geológicas provinciales a escala 1:400.000, que se iniciaron con la de Madrid; el segundo son los estudios de cuencas carboníferas, gracias a los cuales se levantaron mapas geológicos en Sant Joan de les Abadeses, Maestre, (1855) y el Norte de la provincia de Palencia, Prado (1861), el tercero y último es el mapa geológico general de España, Maestre (1865). De todas formas, en este periodo también aparecieron cartografías geológicas realizadas por la Dirección General de Minas. El hito cartográfico final de esta tesis es doble, entre 1864 y 1865, se publicaron, por fin, dos mapas geológico completos de España: el de Verneuil y Collomb (1864) y el de Maestre (1865). Finalmente, en el décimo y último capítulo se analizan en conjunto todas las producciones cartográficas que se han ido estudiando a lo largo del trabajo y se exponen, a modo de conclusiones, las principales aportaciones de esta Tesis.