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em Universidad Politécnica de Madrid


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La tesis revela paralelismos y conexiones entre las arquitectas/diseñadoras Charlotte Perriand (1903-1999) y Kazuyo Sejima (n. 1956), reflejados en una serie de proyectos de pequeña escala que denomino arquitectura petite—mobiliario tecnológico habitable—, resultado de momentos semejantes de cambio social, cultural, económico, industrial y transnacional en Francia en la década de 1920 y en Japón en la década de 1980. Este trabajo dirige su atención a la arquitectura doméstica concebida desde el interior por arquitectos con una formación complementaria en diseño de mobiliario. A su vez, profundiza en la relación que se establece entre el diseño de una casa y el diseño de un mueble, una máquina o un vestido. Los pequeños proyectos, próximos al mobiliario, diseñados por Sejima, no han sido suficientemente estudiados, al igual que los proyectos de arquitectura experimental proyectados por Perriand. Ambas trayectorias analizadas desde estos renovados puntos de vista se encuentran en lo que denominamos arquitectura petite. Surge así un nuevo paradigma espacial en un contexto de poder de lo femenino—en los medios de comunicación—y de intercambio cultural transnacional. Cuando el mobiliario crece y se equipa tecnológicamente para hacerse habitable por un grupo de personas, con cualidades suficientes de confort sensorial, es arquitectura petite. En 2009, Toyo Ito mostró en una conferencia en Madrid, una imagen de Sejima posando en su proyecto Pao I. Justo ochenta años antes, en 1929, Le Corbusier presentó en Buenos Aires la imagen de Perriand posando para su Chaise Longue. La coincidencia de ambas fotografías, junto con la lectura de dos inspiradores artículos de Toyo Ito, “Adèle’s dream” (1984)—cuyo enigmático título utiliza un nombre francés femenino para describir una casa japonesa—y “Simple lines for Le Corbusier” (1994), dieron origen a la hipótesis central de una investigación: la comparación de dos arquitectas, sus maestros y dos objetos pertenecientes a dos momentos y lugares distantes. Perriand y Sejima fueron emblemas del concepto de Nueva Feminidad, ambas tenían éxito en la prensa generalista del momento antes de ser contratadas por Le Corbusier y Toyo Ito respectivamente. Junto a sus maestros de entonces, concibieron dos iconos de la era de la maquina y de la electrónica respectivamente, la Chaise Longue (1928) y Pao I (1985), diseñados para ellas mismas. Perriand y Sejima usaron su propio cuerpo como unidad de medida y su imagen como reclamo publicitario para la promoción de los dos objetos respectivamente. La precisión técnica, materiales de lujo y enfoque de la relajación que compartieron la Chaise Longue y Pao I sugirió un nomadismo lúdico que anticipó el desarrollo posterior de lo que denominamos de arquitectura petite por parte de Perriand y Sejima. Ambos prototipos son los antecedentes de una arquitectura de talla precisa o petite (objetos híbridos entre casa, mueble y máquina con la sensualidad como característica distintiva) que ambas arquitectas han proyectado a lo largo de su carrera, y que aúnan su interés mutuo por las propiedades físicas de los materiales, así como su formación en diseño de mobiliario y su fascinación por la moda. La tesis concluye que la arquitectura petite es la depositaria de los manifiestos de una época, la que sigue a la era de la máquina enunciada por Le Corbusier y a la era de la electrónica descrita por Toyo Ito. En este sentido, la tesis evidencia la forma en la que importantes arquitectos han concentrado ideas ambiciosas en pequeños proyectos. Las características de petite se resumen en el hecho de ser una arquitectura de límites precisos, desmontable y por tanto temporal, que explora el potencial técnico y formal de nuevos materiales importados de otras industrias, incorpora condiciones sensuales propias de su escala antropométrica, y está destinada al ocio de un grupo de personas. A modo de colofón, la tesis descubre la existencia de una historia de ficción que vincula a Charlotte Perriand y Kazuyo Sejima a través de Toyo Ito: “El diario de Adèle”. ABSTRACT This dissertation reveals parallels between the architects/designers Charlotte Perriand (1903- 1999) and Kazuyo Sejima (b. 1956), reflected in a series of small projects I call petite architecture—habitable technological furniture—, which formed during similar periods of social, cultural, economic, industrial and transnational change in France in the 1920s and in Japan in the 1980s. This research focuses on domestic architecture conceived from the inside by architects with additional training in furniture design. At the same time, it explores the relationships established between the design of a house, a piece of furniture, a machine, or a dress. Small architectural projects, close to the furniture, designed by Sejima have not been sufficiently studied, as well as the experimental architectural projects designed by Perriand. Both of their experimental trajectories analyzed from this renovated point of view converge on what we call petite architecture. Thus, it raises a new spatial paradigm in the context of feminine power within the media, as direct consumers, and transnational cultural exchange. When furniture expands and is technologically equipped to the point where it becomes habitable by a group, or groups of people, providing its occupants with sensorial comfort, it is petite architecture. In 2009, at a conference in Madrid, Ito showed a picture of Sejima posing at his Pao I (1985). Just eighty years earlier, in 1929, Le Corbusier exhibited in a conference in Buenos Aires an image of Perriand posing for his Chaise Longue (1928). The coincidence of the two photographs, along with two inspiring articles by Toyo Ito "Adèle's dream" (1984) — whose enigmatic title uses a French female name to describe a Japanese house — and "Simple lines for Le Corbusier" (1994) led to a hypothesis and an investigation comparing the two architects, their mentors, and two objects, each belonging to two distant times and places. Perriand and Sejima were emblems of the concept of New Femininity, both had success in the media of their time before being hired by Le Corbusier and Toyo Ito respectively. Together with their mentors they designed two objects that became icons of the Machine Age and the Electronic Age respectively: the Chaise Longue (1928) and Pao I (1985). Designed "for themselves," Perriand and Sejima used their own bodies as a measuring unit and their image as a publicity stunt to promote the two objects respectively. Both objects are the embryonic capsules of the architecture that pampers the scale or petite (objects that conflate residence, machine and furniture, and have sensuality as a distinctive feature). From the technical precision, luxurious materials, and approach towards relaxation, emerged a playful nomadism, which anticipated the further development of what we call petite architecture. Perriand and Sejima would develop these ideas throughout their career, pooling their interests on the physical properties of materials, formation in furniture design, and their intense interest in fashion. The dissertation concludes that petite architecture is the manifestation of an age, which follows the Machine Age defined by Le Corbusier and the Electronic Age described by Toyo Ito. In this sense, the dissertation demonstrates the way in which important architects have focused their ambitious ideas on small projects. petite characteristics are summarized as being: architecture that pampers the scale, is (de)mountable and therefore temporary, explores the formal and technical potential of novel materials and techniques imported from other industries, incorporates sensual conditions according with its anthropometric scale, and is conceived for the leisure of a group of people. In addition, by way of colophon, the dissertation discovers the existence of a fictional story that links Charlotte Perriand and Kazuyo Sejima through Toyo Ito: "Adèle's Diary".

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Las casas del siglo XX construidas al borde del mar –escenario único y origen de su expresión- siguen la topografía del suelo que habitan en su descenso al agua, y organizan espacios que obtienen miradas al horizonte marino. El horizonte nos confronta a lo desconocido. La vista del mar incita al deseo de recorrerlo, al deseo de viajar. Con origen en el otium romano, la presencia del agua define un modo de vida apacible –epicúreo- que los viajeros de la arquitectura -que nos acompañan en la tesis- traducen en sus refugios más íntimos. Experimentan con los cambios en los conceptos y en las técnicas, que se trasladan fácilmente a la arquitectura de la casa al borde del agua desde los inicios del Movimiento Moderno. Sus espacios del habitar frente al mar nos permiten descubrir estrategias comunes en sus respuestas más modernas. El arquitecto ante el proyecto frente al mar llega a la ubicación elegida, mira hacia el horizonte, y desplazándose ladera arriba se coloca en un punto estratégico que elige; después, delante de su tablero, recorre el camino inverso, coloca el lugar y sobre él dibuja los elementos que configurarán los espacios de la casa buscando esa mirada al mar. Las situaciones y ubicaciones posibles son infinitas; se definen algunas consonancias espaciales comunes en los suelos que se ocupan debidas a la presencia del mar que asociamos entre sí. De la comparación entre todas las casas -emblemas del XX-, surgen múltiples variantes de la mirada y de espacios al abierto, y modos de fabricar entornos con criterios comunes para dominar la visión del mar. Interiores que se abren al panorama, espacios cuyas ventanas buscan su mirada en la extensión del horizonte, rescisiones y aperturas. Reconocemos condicionantes en el territorio a los que las villas responden, categorías arquitectónicas que dan respuesta frente al mar en la búsqueda del moderno, la topografía, la mirada y el espacio al abierto. Las casas comparten la idea del dominio del paisaje desde el punto más alto, y en algunos suelos se invierte la tipología por la topografía, confirmando así un criterio común basado en la lectura del suelo como consecuencia de la búsqueda del espacio de la mirada. Los espacios al abierto se significan en todas ellas, son espacios al -aire libre- abiertos, unos envueltos, otros porticados, puertas del horizonte que se abren al exterior, en el techo de la casa, otros cubiertos y abiertos, espacios entre interior y exterior, en plataformas con bancales o patios envolventes, recintos o habitaciones abiertas. Descubrimos un logro del XX en los espacios positivos o negativos que traducen o juegan con el entorno, que ocupan o sustraen de los contornos construidos y que obtienen espacios intermedios en la búsqueda de la relación con el mar. Las herramientas que se utilizan son los dibujos de los autores, de las casas visitadas, el elenco de viajeros y sus viajes, el conocimiento desde el estudio de los proyectos. A través de la comparación por aproximaciones parciales, los dibujos nos definen la mirada al mar, el modo de ocupación y la forma de relación con el paisaje. La arquitectura del habitar frente al mar en el XX, hecha para y por arquitectos, topografía el suelo y construye la mirada, fabricando espacios al abierto en la relación entre la casa y el entorno marítimo. ABSTRACT Houses of the 20th century built by the sea – a unique setting which gives rise to their expression – follow the topography of the land they occupy in its descent towards the sea, and they organize spaces which give views of the maritime horizon. The horizon brings us face to face with the unknown. The sea view provokes a desire to cross it, to travel. The presence of the sea defines a peaceful, epicurean way of life, with origins in the Roman otium, which architectural travellers – who accompany us through the thesis – translate into their most intimate retreats. They experiment with changes in concepts and techniques, which are easily transferred to the architecture of the seaside house since the beginnings of the Modern Movement. Their living spaces allow us to discover common strategies in the most modern responses. The architect with a seaside project arrives at the site, looks towards the horizon, then walks uphill and chooses a strategic point; then with his drawing board he retraces his steps, he sets the position and then draws in the elements that make up the house that seeks a sea view. The number of potential situations and locations is infinite; certain common spatial accordances are defined in land which is occupied due to the presence of the sea. Comparison of all the houses – 20th century emblems – throws up multiple variations of view and open spaces, and ways of creating settings with common criteria so as to command the vision of the sea. Interiors which open up to the panorama, spaces whose windows seek their view in the expanse of the horizon, openings and closures. We recognise determinant factors in the territory to which the villas respond, architectural categories which give a seaside solution to the search for the modern, the topography, the view, and the open space. The houses share the idea of dominating the landscape from the highest point, and in some areas typology and topography are inverted, thus confirming a common criteria based on the reading of the ground as a conse quence of the search for the view space. Open spaces stand out in all the villas – spaces open to the outdoor air - some are wrapped, some arcaded, doors to the horizon which open up to the exterior, on the roof of the house. There are open and covered spaces, spaces between the exterior and interior, on platforms with banks and surrounding patios, enclosures and open rooms. We discover an achievement of the 20th century in the positive and negative spaces which translate and play with the setting, which occupy or are extracted from built contours and which obtain intermediate spaces in the search for the relationship with the sea. The tools used are the author’s drawings of the houses visited, the cast of travelling companions and their travels, the knowledge gained from study of the projects. Through comparison by means of partial approaches, the drawings define the view of the sea, the occupation mode and the way of relating to the landscape. Architecture for living by the sea in the 20th century, carried out both by and for the architects, shapes the land and constructs the view, creating open spaces in the relationship between the house and the sea surroundings.