4 resultados para Consagración de Obispos
em Universidad Politécnica de Madrid
Resumo:
La Mezquita-Catedral de Córdoba es un edificio vivo. Un edificio que ha sido transformado sucesivamente por hombres de razas, culturas y religiones distintas durante sus más de 1.200 años de vida y que, a pesar de ello, no ha dejado de estar en uso ni uno solo de esos días de esa larga vida. De esta forma, el edificio se muestra ante el visitante como un complejo objeto arquitectónico, resultado de una continua transformación. La capacidad de la transformación de los edificios es algo inherente a su propia condición arquitectónica, no es un hecho exclusivo de la Mezquita-Catedral. Sin embargo, en este edificio esa transformación se produce con una gran intensidad y sin pérdida de su autenticidad. Tradicionalmente, los edificios se han adaptado a los nuevos requerimientos de cada época en un proceso que ha buscado en el propio edificio las leyes o principios que habían de regir la intervención. De esta forma, tanto las sucesivas ampliaciones de la Mezquita de Abd al-Rahman I como las siguientes intervenciones cristianas debieron asumir lo preexistente como material de trabajo. Así, los arquitectos del califa al-Hakam II dialogaron con sus antecesores complejizando el espacio que recibieron, así como los Hernán Ruiz consiguieron un nuevo organismo resultante de la introducción de su arquitectura luminosa en la trama hispanomusulmana. El siglo XIX confirmó el deseo por descubrir las huellas de un pasado esplendoroso que la intervención barroca había silenciado bajo un tratamiento homogéneo del espacio. La recuperación de esas huellas supuso, hace exactamente dos siglos, el inicio de la última gran etapa en la transformación del edificio, la de la restauración. La fábrica es considerada como objeto a conservar y los esfuerzos desde ese momento se centraron en la recuperación de la arquitectura omeya latente. De este modo, la práctica de la restauración como disciplina se encontró absolutamente influenciada por la Arqueología como única fuente de conocimiento. Las intervenciones buscaban lo original como modo de recuperar espacial y formalmente aquel pasado, concentrándose en los lugares del edificio considerados como esenciales. La declaración del edificio como monumento nacional en 1882 propició que el Estado se hiciera cargo de su mantenimiento y conservación, sustituyendo en esa tarea a los Obispos y Cabildos del siglo XIX, que tuvieron un entendimiento muy avanzado para su época. La llegada del arquitecto Velázquez Bosco en las últimas décadas del siglo XIX supuso un cambio trascendental en la historia del edificio, puesto que recibió un edificio con importantes deterioros y consiguió poner las bases del edificio que hoy contemplamos. El empeño por la recuperación material y espacial devolvió a la Mezquita-Catedral buena parte de su imagen original, reproduciendo con exactitud los modelos hallados en las exploraciones arqueológicas. La llegada de Antonio Flórez tras la muerte de Velázquez Bosco supuso la traslación al edificio del debate disciplinar que se desarrolló en las dos primeras décadas del siglo XX. Flórez procuró un nuevo entendimiento de la intervención, considerando la conservación como actuación prioritaria. En 1926 el Estado reformó la manera en que se atendía al patrimonio con la creación de un sistema de zonas y unos arquitectos a cargo de ellas. La existencia de un nuevo marco legislativo apuntaló esa nueva visión conservativa, avalada por la Carta de Atenas de 1931. Este modelo restauración científica huía de la intervención en estilo y valoraba la necesidad de intervenir de la manera más escueta posible y con un lenguaje diferenciado, basándose en los datos que ofrecía la Arqueología. Por tanto, se continuaba con la valoración del edificio como documento histórico, buscando en este caso una imagen diferenciada de la intervención frente a la actitud mimética de Velázquez. Resulta destacable la manera en la que el historiador Manuel Gómez-Moreno influyó en varias generaciones de arquitectos, arqueólogos e historiadores, tanto en el entendimiento científico de la restauración como en la propia estructura administrativa. La labor desarrollada en el edificio por José Mª Rodríguez Cano primero y Félix Hernández a continuación estuvo influida de manera teórica por el método de Gómez-Moreno, aunque en muchos aspectos su labor no representó una gran diferencia con lo hecho por Velázquez Bosco. La búsqueda de lo original volvió a ser recurrente, pero la carga económica del mantenimiento de un edificio tan extenso conllevó la no realización de muchos de los proyectos más ambiciosos. Esta obsesiva búsqueda de la imagen original del edificio tuvo su última y anacrónica etapa con la intervención de la Dirección General de Arquitectura en los 70. Sin embargo, el agotamiento del modelo científico ya había propiciado un nuevo escenario a nivel europeo, que cristalizó en la Carta de Venecia de 1964 y en una nueva definición del objeto a preservar, más allá del valor como documento histórico. Esta nueva posición teórica tuvo su traslación al modelo restaurador español en el último cuarto de siglo XX, coincidiendo con la Transición. El arquitecto Dionisio Hernández Gil defendió una interpretación distinta a la de los arqueólogos y de los historiadores, que había prevalecido durante todo el siglo. En opinión de Hernández Gil, los problemas de intervención debían enfocarse fundamentalmente como problemas de Arquitectura, abandonando la idea de que solamente podían ser resueltos por especialistas. Esta convicción teórica fue defendida desde la nueva Administración y deparó la utilización de unos criterios de intervención particularizados, provenientes del análisis multifocal de cada situación y no sólo desde el valor de los edificios como documentos históricos. Y este cambio tuvo su traslación a la Mezquita-Catedral con la práctica de Gabriel Ruiz Cabrero y Gabriel Rebollo. En consecuencia con esa nueva perspectiva, aceptaron el edificio que recibieron, sustituyendo la búsqueda de aquella página original por la aceptación de cada una de las páginas de su historia y el respeto a las técnicas constructivas del pasado. La búsqueda de soluciones específicas desde el propio objeto arquitectónico significó la renovada atención a la potente estructura formal-constructiva como origen de toda reflexión. Considerar la Mezquita-Catedral en primer lugar como Arquitectura implicaba la atención a todo tipo de factores además de los históricos, como medio para preservar su autenticidad. Esta tesis pretende demostrar que la práctica de la restauración realizada en la Mezquita-Catedral a lo largo del siglo XX ha evolucionado desde la búsqueda de lo original hasta la búsqueda de lo auténtico, como reflejo de una visión basada en lo arqueológico frente a una renovada visión arquitectónica más completa, que incluye a la anterior. La consideración de la intervención en este edificio como otra página más de su historia y no como la última, significa la reedición de un mecanismo recurrente en la vida del edificio y un nuevo impulso en ese proceso de continua transformación. ABSTRACT The Mosque-Cathedral of Cordoba is a living building. A building transformed by men of different races, cultures and religions during more than 1.200 years old and that, nevertheless, it has continued to be in use all days in that long life. Thus, the building shows to the visitor as a complex architectural object, the result of continuous transformation. This transformation capacity of the buildings is inherent in their own architectural condition, it’s not an exclusive fact of the Mosque-Cathedral. However, in this building that transformation happens with a great intensity, without losing their authenticity. Traditionally, buildings have been adapted to the new requirements of times in a process that looked for laws or principles in order to guide the intervention. Thus, both the successive enlargements of the Mosque of Abd al-Rahman and Christian interventions must assume the preexistence as a working material. So, the architects of the caliph al-Hakam II spoke to their predecessors, complexing the receiving space, as well as Hernan Ruiz got a new organism as result the introduction of his luminous architecture into hispanic-muslim weft. The nineteenth century confirmed the desire to discover the traces of a glorious past that Baroque intervention had silenced, under a uniform space treatment. Exactly two centuries ago, the recovery of these traces meant the start of the last major phase in the transformation of the building: the restoration. The building was considered subject to conserve and since then, efforts focused on the recovery of latent Umayyad architecture. Thus, the practice of restoration as a discipline was absolutely influenced by Archaeology as the only source of knowledge. Interventions were seeking the original as the way to recover that past in a space and formal way, concentrating on essential sites of the building. The statement as a national monument in 1882 prompted the State take charge of its maintenance and preservation, replacing to the nineteenth century Bishops and Cabildos, which had a very advanced understanding for that time. The arrival of the architect Velazquez Bosco in the last decades of the nineteenth century involved a momentous change in the history of the building, since he received a building with significant damage and he achieved the foundations of the building that we can see today. Efforts to a material and space recover returned the Mosque-Cathedral to its original image, accurately reproducing the models found in archaeological explorations. The arrival of Antonio Florez after Velazquez’s death involved the translation of discipline debate, which was developed in the first two decades of the twentieth century. Florez tried a new understanding of the intervention, considering conservation as a priority action. In 1926, the State reformed the way in which heritage was attended, creating a zones system with a few architects in charge of them. The existence of a new legislative framework, underpinned this new conservative vision, supported by the Athens Charter of 1931. This scientific restoration model fleeing from intervention in style and it appreciated the need to intervene in the most concise way, with a distinct language based on the data offered by Archaeology. Therefore, it continued with the appraisement of the building as a historical document, seeking in this case a differentiated image of intervention, against Velazquez mimetic attitude. It is remarkable the way in which the historian Manuel Gomez-Moreno influenced several generations of architects, archaeologists and historians, both in the scientific understanding of the restoration and the administrative structure. The work of Jose Maria Rodriguez Cano first and then Felix Hernandez was theoretically influenced by the Gomez-Moreno’s method, although in many respects their work did not represent a great difference to Velazquez Bosco. The search of the original returned to recur, but the economic charge of maintaining such a large building led to the non-realization of many of the most ambitious projects. This obsessive search for the original image of the building had its last and anachronistic stage with the intervention of the Department of Architecture at 70’s. However, the exhaustion of the scientific model had already led to a new scenario at European level, which crystallized in the Venice Charter of 1964 and a new definition of the object to be preserved beyond the value as a historical document. This new theoretical position had its translation to Spanish restaurateur model in the last quarter of the twentieth century, coinciding with the Transition. The architect Dionisio Hernandez Gil defended a different interpretation from archaeologists and historians, that had prevailed throughout the century. According to Hernandez Gil, the problems of intervention should focus primarily as architectural issues, abandoning the idea that they could only be determined by specialist. This theoretical conviction was defended from the new administration and led to the use of particularized criteria, from a multifocal analysis of each situation. And this change had its translation to the Mosque with the practice of Gabriel Ruiz Cabrero and Gabriel Rebollo. Consistent with this new perspective, they accepted the receiving building, replacing the search on original page for acceptance of all historical pages and respecting the constructive techniques of the past. The search for specific solutions from the architectural object meant the renewed attention to the powerful formal-constructive structure as the origin of all thought. Consider the Mosque-Cathedral as Architecture, involved the attention to all kinds of factors in addition to the historical, as a means to preserve its authenticity. This thesis aims to demonstrate that the practice of restoration in the Mosque-Cathedral throughout the twentieth century has evolved from the search of the original to the search for the authentic, reflecting a vision based on the archaeological against a renewed more complete architectural vision, including the above. Consideration of intervention in this building as another page in its history and not the last one, means the reissue of an own mechanism and a new impetus in that continuous transformation process.
Resumo:
La tesis afronta el análisis del itinerario vital de Fernando Távora, una vida entregada apasionadamente a una causa de refundación estética y conceptual de una arquitectura portuguesa condenada a la mediocridad y al ostracismo en el momento en que empieza a ejercer la profesión. La investigación se adentra en todos los aspectos que convergen en su dedicación al logro de aquella misión, pues la que él mismo probablemente llamaría orteguianamente su circunstancia, resulta inseparable de su pensamiento y de su obra. Se pretende establecer la riqueza y complejidad de la figura de Fernando Távora y su importancia como punto de inflexión en la evolución de la arquitectura portuguesa, que ha llegado a alcanzar el reconocimiento internacional en las últimas décadas, fundamentalmente a partir de la consagración de Álvaro Siza Vieira y la denominada Escuela de Oporto. Desde una posición de absoluta autonomía respecto de lo que acontece dentro y fuera de las fronteras portuguesas, su labor se distinguirá por su singularidad teórica y arquitectónica, no dejando por ello de influir decisivamente en su entorno cercano. Dos manifiestos escritos, el juvenil O problema da Casa Portuguesa y el posterior Da Organização do Espaço son elementos estructurantes de un pensamiento teórico que germina en una obra construida inseparable de aquel, de cuya coherencia dan testimonio los aquí considerados verdaderos manifiestos proyectuales del arquitecto. Efectivamente, se analizarán detalladamente como tales la Casa sobre o Mar –manifiesto inicial-, el Pabellón de Tenis –manifiesto de confirmación- y la Casa dos 24 -manifiesto final-, proyectos que vieron la luz en diferentes etapas de su trayectoria y constituyen la aplicación práctica de sus teorías en una sintaxis magistral. En estos tres proyectos es donde verdaderamente la tesis cobra cuerpo, pues suponen el reflejo de la verdadera aportación del arquitecto al pensamiento arquitectónico europeo, la foto fija de la proclamación de resultados de un proyecto arquitectónico integral en momentos muy significativos de su itinerario vital, cuya complejidad se entiende a través de las fases más descriptivas de este documento. Se mostrará cómo para acometer su proyecto integral de arquitectura, una causa de regeneración de la arquitectura portuguesa a partir de la síntesis entre modernidad y tradición, entre universalidad y localidad, tomaría de sus dos personajes más admirados, Le Corbusier y Pessoa, la fuerza moral y la energía que le permitieron acometer apasionadamente tamaña misión. En una infatigable búsqueda en lo global y lo local, Távora conseguirá prestar gran atención al contexto del lugar de intervención sin renunciar a sus convicciones modernas, introduciendo la historia y el dibujo como herramientas de conocimiento del mismo y posteriormente del proceso creativo. El método proyectivo resultante de este modelo, que transmitirá a través de su ejercicio docente a sucesivas generaciones de arquitectos, se convertirá en elemento estructurante de una tendencia surgida de las aulas portuenses, que la crítica internacional acabará denominando Escuela de Oporto en un sentido más amplio. Por su importancia dentro del itinerario profesional del[os] arquitecto[s] portuense[s], las fases más destacadas de su evolución a partir de los años 50 se analizarán en paralelo a una serie de obras representativas de diferentes momentos de la trayectoria de Fernando Távora. En este itinerario vital, a pesar de la originalidad de su pensamiento y su obra, se atisban ciertos paralelismos con grandes arquitectos del siglo XX, que esta tesis afronta. Se puede distinguir entre influencias pasajeras de algunos maestros modernos en los que Távora buscaba la confirmación a sus propias teorías, similitudes con arquitectos coetáneos cuya obra conoció y a los que se encontró cercano por la convergencia de algunos de sus criterios e incluso sorprendentes coincidencias con arquitectos desconocidos para él, entre las que cabe destacar la de los maestros de la Escuela de Madrid Alejandro de la Sota y Javier Sáenz de Oiza. Por último, en una alegoría con los heterónimos de Fernando Pessoa, se analiza desde una perspectiva personal fruto de la investigación y de las entrevistas mantenidas con todos ellos, la importante labor de Álvaro Siza Vieira, Alexandre Alves Costa y su hijo José Bernardo Távora como agentes coadyuvantes en la consecución del proyecto integral de arquitectura [y vida] de Fernando Távora. Sin lugar a dudas, Álvaro Siza constituye el personaje fundamental e imprescindible para que la arquitectura portuguesa alcanzase la privilegiada consideración que en la actualidad ostenta en la escena internacional. Un arquitecto consagrado que ocupa ya, y ocupará siempre, un lugar privilegiado en la breve lista de maestros míticos e irrepetibles de la arquitectura contemporánea. Con todo, cabe afirmar con la paráfrasis bíblica que da título a la tesis que ‘En el principio era Távora...’ ABSTRACT This thesis addresses the analysis of Fernando Távora’s life journey, a life that was passionately devoted to the cause of aesthetically and conceptually overhauling Portuguese architecture, which was doomed to mediocrity and ostracism at the time when he started practicing professionally. This research delves into all aspects converging in his dedication to achieving that mission, since what he himself would probably call his circumstance – in the manner of José Ortega y Gasset – is inseparable from his thinking and his work. This thesis seeks also to establish the richness and complexity of Fernando Távora’s figure and his importance as a turning point in the evolution of Portuguese architecture, which has gone on to achieve international recognition in recent decades, especially after the consecration of Álvaro Siza Vieira and the so-called School of Oporto. From an absolutely autonomous position with regard to what is happening within and outside Portuguese borders, his work will stand out due to its theoretical and architectural uniqueness – this not being a reason to prevent its decisive influence on his close surroundings. Two written manifestos, his early O problema da Casa Portuguesa and his subsequent Da Organização do Espaço, become structural elements of the theoretical thinking that develops into works which are built in parallel with the former. The coherence of this thinking is reflected on the hereby considered the architect’s true project manifestos. Indeed, we will analyse as such the Casa sobre o Mar (initial manifesto), the Tennis Pavilion (confirmation manifesto) and Casa dos 24 (final manifesto), projects which saw the light at different stages of his career and constitute the practical application of his theories in a masterful syntax. These are the three projects where the thesis takes shape, as they become the reflection of the architect’s true contribution to the European architectural school of thought; the still picture of the results proclamation of a whole architectural project at highly significant moments in his life journey, whose complexity can be understood through this document’s most descriptive phases. This study will show how, in order to carry out his architectural project – regenerate Portuguese architecture by synthesizing modernity and tradition, universality and locality –, Távora would take the moral strength and energy from his two most admired figures, Le Corbusier and Pessoa, allowing him to passionately undertake such a colossal mission. In a tireless search within the global and the local, Távora will manage to pay more attention to the context of the intervention place without compromising his modern convictions, by introducing history and drawing as knowledge tools of the place and eventually of the creative process. The resulting projective method of this model, which he will transmit to successive generations of architects through his teaching, will become a structural element of a trend emerged from the Oporto classrooms which international critique will end up denominating School of Porto in a broader sense. Due to its importance within Porto architect[s]’ professional career, the most prominent phases of its evolution as of the 50s will be analysed in parallel to a series of representative works from different moments in Fernando Távora’s career. Despite the originality of his thinking and his work, certain parallelisms with great architects from the 20th century can be found in Távora’s life journey, which this thesis will address. Amongst temporary influences of some modern masters in whom Távora sought confirmation of his own theories, similarities can be spotted with contemporary architects whose work he knew and to whom he felt close because of the convergence of some of his views. It is also possible to see surprising coincidences with architects he did not know, such as Alejandro de la Sota and Javier Sáenz de Oiza, masters from the School of Madrid. Finally, in an allegory with Fernando Pessoa’s heteronyms, this thesis studies – from a personal perspective based on research and the interviews held with all of them – the important work of Álvaro Siza Vieira, Alexandre Alves Costa and his son Jose Bernardo Távora as auxiliaries in the achievement of Fernando Távora’s complete architectural [and life] project. Without the slightest doubt, Álvaro Siza constitutes the essential figure thanks to whom Portuguese architecture would reach the advantaged position it holds nowadays in the international arena. An acclaimed architect, Siza already holds a privileged spot in the brief list of legendary and unrepeatable masters of contemporary architecture. Nevertheless, with the biblical paraphrase that entitles this thesis it can be claimed that ‘In the beginning was Távora…’
Resumo:
Italy: the new domestic landscape, la ambiciosa exposición que en 1972 tuvo lugar en el MoMA, supone la consagración y a la vez escenifica la muerte de lo que algunos críticos acababan de catalogar como Arquitectura Radical, término con el que intentaban unificar el trabajo de un heterogéneo y atomizado grupo de arquitectos, principalmente italianos, comprometidos con el replanteamiento total de la definición y objetivos de la disciplina. Se ponía fin así a un corto pero intenso periodo dinamitado por multitud de propuestas experimentales durante el que se generó la última arquitectura con aspiraciones socio-políticas, responsable de un vibrante legado teórico que proclamaba la vuelta a las raíces olvidadas de la profesión y que se mostraba más preocupada por reflexionar sobre sus fundamentos que por perpetuar la práctica de un oficio puesto en crisis. La simbiosis entre el trabajo de Superstudio y Archizoom, dos de los grupos radicales más activos y cuya indisolubilidad hemos querido subrayar acuñando el término ‘superzoom’, articula esta breve revisión a modo de flashback del fenómeno radical italiano, capaz de demostrar en menos de diez años que el ejercicio de la arquitectura y su aplicación docente podían ser ética y políticamente relevantes, abriendo una senda crítica que, en el momento actual de nuestra contradictoria profesión, sería recomendable volver a transitar.
Resumo:
Como el propio Távora reconoce, «me interesa mucho Pessoa. Soy un verdadero experto en el tema» ; basta un vistazo a su biblioteca particular en la casa de la Rua Sra. da Luz, donde finalizaba cada jornada, leyendo hasta dormirse, para corroborar su obsesión casi fetichista por él. Esta influencia resultaba paralela a la de Le Corbusier, su única referencia arquitectónica permanente, como Shakespeare lo fue para el poeta. Aunque, al no coincidir en el tiempo, no pudieron cruzar sus discursos, Távora afirmaba que Mensagem, la obra apologética de Fernando Pessoa sobre la grandeza de Portugal, era el libro de su vida y enfocó también a la manera épica de aquel, su causa por una nueva arquitectura, síntesis de tradición y modernidad. Su ensayo de juventud, O problema da Casa Portuguesa, se podría asimilar al primer libro del poeta, trazando en él su misión vital de una manera casi heroica, que tendría su reflejo en el proyecto de la Casa sobre o Mar. Por otra parte, en su relación con otros personajes clave en su trayectoria, arquitectos que complementaron y difundieron su labor, encontramos una narrativa de heterónimos, que alcanza su culmen en la consagración de la denominada Escuela de Oporto. En este artículo, se pretende reflejar cómo la admiración de Távora por el poeta contaminó de alguna manera su pensamiento y cómo la referencia de Pessoa constituyó para él tanto una boya a la que aferrarse en sus momentos de duda como una bruma permanente que flota sobre su actividad a lo largo de toda su trayectoria, ayudándole a justificar las aparentes contradicciones que albergaba su síntesis. Todos los poemas y citas de fuentes originales, han sido traducidos del portugués por este autor, en aras de garantizar una mayor continuidad en la lectura; pido disculpas por tal atrevimiento.