1 resultado para Compras coletivas

em Universidad Politécnica de Madrid


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Los bosques de Honduras han ido desapareciendo implacablemente en las últimas décadas. La tala ilegal y el consecuente comercio de maderas es un problema profundamente arraigado en la economía y en la política del país, comprendiendo una amplia gama de actores que incluyen algunas de las compañías madereras más grandes del país y figuras de alto nivel político. La COOPIEYOL es una cooperativa constituida en 2010 en la ciudad de Yoro y está formada por 32 microempresas (talleres de ebanistería). Dicha cooperativa en 2011 ha sido objetivo de un estudio en el cual se detectó como problemas fundamentales el utilizar de madera de procedencia ilegal o desconocida y la necesidad de disponer de un mejor nivel tecnológico para procesar la madera. En este contexto la Universidad Politécnica de Madrid ha financiado un proyecto que quiere dotar dicha cooperativa de una Central de Compras, o sea un centro de acopio, aserrado y secado de madera de procedencia legal y proporcionar además un modelo de gestión que permita funcionar a la cooperativa de forma sostenible. En mi estudio se ha calculado como la demanda de madera inicial de la cooperativa a la luz de algunos factores de corrección, como el mayor rendimiento debido a la puesta en marcha de la Central de Compra, sería, por lo menos al principio, de alrededor de 70 m3 al mes. Igualmente se ha evaluado la oferta de madera legal procedente de plantaciones y sistemas agroforestales certificados y se ha detectado como en la zona del Bosque Modelo de Yoro, la disponibilidad no es muy elevada debido a que no hay muchas plantaciones productivas y la mayoría de ellas son demasiado jóvenes para ser aprovechadas. Además se ha calculado el coste de abastecimiento de madera a la Central de Compras, identificando los costes de aprovechamiento, transporte y de gestión de la Central de Compras (como salarios, gastos de maquinarias, luz y agua etc). El coste por pie tablar de madera aserrada ha salido poco más de 4 lempiras y esto sin contar el precio de la madera en pie que la cooperativa paga al propietario de la plantación, y que depende en gran medida de la especie.