93 resultados para García Lorca, Federico. La casa de Bernarda Alba - Crítica e interpretación
Resumo:
Esta tesis doctoral se especializa en el estudio desde el interior de casas de maestros españoles proyectadas y construidas para ellos y sus familias. Casas proyectadas y construidas para ellos mismos por arquitectos “maestros” de la arquitectura española del siglo XX, que acabaron sus estudios de arquitectura después de la guerra civil y que se habían formado en la Escuela de Madrid. Las cinco casas escogidas están situadas en la provincia de Madrid, en la hoy definida como Comunidad de Madrid. Las cinco casas son para el arquitecto y su familia. También las cinco casas son de tipología unifamiliar aislada. Todas ellas tuvieron el carácter de vivienda estable, no de fin de semana, no de refugios experimentales. El método de análisis se estructura en dos grandes bloques, lo que hemos denominado “Enfocando” y “Desde dentro”. Enfocando: Se analizan las obras precedentes de similares características y se realiza un estudio de aproximación al lugar cuyo punto final es la entrada de la casa Desde dentro: Se Inicia el estudio de la vivienda en un recorrido que atiende a los parámetros de relaciones con el exterior, materiales de acabado, mobiliario, condiciones de flexibilidad y crecimiento y relaciones vivienda-estudio. Siempre con el espacio interior como protagonista del estudio Abstract The dissertation focuses on the interior space of "master`s houses" which were conceived and built for the architect and his family. The five houses selected were built in the XX Century .The five houses are located in Madrid. The five houses are detached houses, the five houses are "residences", not experimental houses, or weekend houses. The method has two parts. Focusing and Inside Focusing: This part studies previous works, with similar characteristics. Moreover this part looks at the path from the street to the main door, through the private exterior. Inside: This part studies the relationship between interior and exterior, finishing materials, furniture, flexibility and relation with the professional spaces. All these elements are studied, always with the interior space as the main character.
Resumo:
En la actualidad, el individualismo social originado por las nuevas sociedades de la información, la crisis económica, y, aún más acusado por aquella arquitectura que busca la máxima rentabilidad, ha provocado una creciente incomunicación entre las personas que comparten los mismos espacios residenciales. La presente tesis doctoral aborda el estudio del espacio común dentro del proyecto de vivienda colectiva, desde la noción de espacio intermedio, entendido como frontera espacial –entre el espacio público de la ciudad y la atmosfera íntima de la vivienda– donde tienen lugar los encuentros sociales entre residentes. El principal objetivo de la investigación es rescatar y poner en valor principios básicos del diseño arquitectónico –muchos de ellos en desuso– que mejoran la calidad del espacio colectivo y favorecen la aparición de una atmósfera agradable para el encuentro interpersonal, así como un intento de codificación de estos aspectos, atendiendo a criterios conceptuales que definen el espacio público contemporáneo. La hipótesis de partida se basa en la consideración del proyecto de viviendas como modelo análogo al proyecto urbano de la ciudad –con el que guarda sugerentes similitudes–, y los espacios intermedios como espacio de referencia que pone en valor aquello que liga – integrado en el propio proyecto–. Este supuesto básico ha permitido a diferentes autores poner en relación fecunda el diseño de la casa, el edificio y la ciudad, con el individuo, la comunidad y la sociedad; y ha posibilitado plantear la trasposición de conceptos arquitectónicos fructíferos, en relación con el espacio público –usando como representante la idea de calle elevada–, que ahora pueden enriquecer el entorno privado del edificio. Sirviéndose de instrumentos específicos de la disciplina arquitectónica, la tesis trata de explicar la devaluación a nivel social de los espacios colectivos, derivada de la construcción en altura y del uso excesivo de la estandarización en el proyecto de viviendas a partir del período de postguerra, e intensificada en el postmodernismo por la revolución de las comunicaciones. Se puede así reorientar el diseño de los proyectos de vivienda colectiva no como una simple agrupación de viviendas que favorecen la incomunicación, sino tratando de impulsar unas edificaciones que potencien la comunicación interpersonal. La reunión y reagrupación de un vocabulario arquitectónico específico, acorde con la complejidad social intrínseca en los espacios colectivos, amplia el alcance de los conceptos tratados. Dicha terminología se basa principalmente en mecanismos de cualificación espacial y permite evaluar la dimensión colectiva de la esfera semipública en el edificio de viviendas. ABSTRACT Currently, the social individualism caused by the new societies of information, the economic crisis and even more by architecture, which looks for maximum profitability, has led to a rising lack of communication between people that share the same living space. This doctoral thesis deals with the study of common space, which is based on the notion of in-between space, within the collective housing project. It is considered as a spatial frontier –between the public space of the city and the intimate atmosphere of the housing– where social contact between residents takes place. The main purpose of this research is to collect basic principles of architectural design –many of them no longer in use– that improve the quality of collective space. Following conceptual criteria that define the contemporary public space, they encourage the emergence of a pleasant atmosphere for interpersonal meeting as well as an attempt to codify these aspects. The initial hypothesis is based on the consideration of the housing project as a model analogous to the urban project of the city, with which it bears some similarities. Furthermore, it is based on the in-between spaces as space of reference that valuates what binds – integrated in the project-. That basic supposition has served various authors to connect the design of the house, the building and the city with the individual, the community and the society. In addition –regarding public space and using the idea of the street in the sky as representative–, it has enabled to bring up the transposition of productive architectural concepts, which can now enrich the private environment of the building. Using specific architectural instruments, this thesis deals with explaining the social devaluation of collective spaces. It has resulted from the high rise building construction as well as from the excessive standardization in the housing project since the postwar period and is intensified by the communications revolution in postmodernism. Thus, it is possible to change the design of collective housing projects not as a mere cluster of dwellings that enhance isolation, but by trying to promote buildings that improve interpersonal communication. The collection and regrouping of a specific architectural vocabulary, in accordance with the social complexity inherent in collective spaces, expands the scope of the discussed concepts. Such terminology is mainly based on qualifying spatial strategies and allows to assess the collective dimension of the semi-public sphere in dwelling.
Resumo:
Como no pocos proyectos, el origen de esta tesis es fruto de una casualidad. Hace unos años me topé en Londres, en la librería Walden Books del 38 de Harmood St., con una primera edición de la conocida monografía de Mies a cargo de Philip Johnson. El librito, en realidad catálogo de la exposición que en 1947 el MoMA de Nueva York dedicara a la obra de Mies Van der Rohe a los diez años del desembarco del arquitecto en Estados Unidos, tiene un tamaño de 10 x 7,5 pulgadas, es decir, la mitad del formato americano Crown (20x15 pulgadas), equivalente a 508 x 381 mm. Se imprimieron, en su primera tirada, editada por The Plantin Press, 12.000 ejemplares. Ese mismo año, con edición al cuidado de Reynal y Hitchcock, se publicaría la primera traducción al inglés de Cuando las catedrales eran blancas de Le Corbusier y una selección de poemas de Lorca, siete años después de su Poeta en Nueva York. En la monografía, en la página 109, aparece el conocido croquis de Mies Sketch for a glass house on a hillside. c. 1934, escasamente unas líneas, aunque precisas y llenas de matices, de la casa en una ladera que rápidamente nos remite a aquella primera propuesta de Saarinen para una casa en el aire, primero en 1941 en Pensilvania y después, en 1945, con Charles Eames, en Los Angeles, que nunca llegarían a construirse, sino en su aliteraciones posteriores realizadas por Harry Seidler (Julian Rose House, Wahroonga, Sydney, 1949), Philip Johnson (Leonhardt house, Long Island, Nueva York, 1956) o Craig Ellwood (Smith House, Crestwood Hills, 1958; Frank & Polly Pierson House, Malibú, 1962; Chamorro House, Hollywood Hills, 1963, o la serie Weekend House, con Gerald Horn, entre 1964 y 1970, hasta el magnífico Art Center College of Design de Pasadera, su puente habitado de 1977). El relato que da origen al texto discurre en un estricto período de tiempo, desde los primeros dibujos de la Case Study House nº8, dentro del programa promovido por John Entenza y su revista Arts & Architecture en California, realizados en el estudio de Saarinen en Bloomfield Hills, Michigan, hasta que el proyecto de la casa Eames finaliza cinco años después de acabar la obra en 1955, en la versión conocida, radicalmente distinta al proyecto original, cuando la pareja Charles y Ray Eames edita el corto House After Five Years of Living. La discusión original en torno a esta casita, o mejor, a las circunstancias, casualidades controladas, que rodean su construcción, se produce estrictamente cuando rastreamos aquellos invariantes que se mantienen en las dos versiones y las reconcilian. En este corto período de tiempo se producen en el proyecto una serie de decisiones que permiten descubrir, tanto en la forma como en el mismo proceso transformador del proyecto, en su obsesivo registro, en los nuevos referentes asumidos y propuestos, la primera visibilidad del cambio del paradigma moderno. Pero este momento germinal que cristaliza el paso a la postmodernidad no es inédito en la historia de la arquitectura americana. Así, el relato abre su ámbito temporal hasta un nuevo período de cincuenta años que arranca en 1893, año de la celebración en Chicago de la Exposición Internacional Colombina. En la White City de Hunt & McKim y del traidor Burham, Louis Sullivan construye su Golden Doorway en el pabellón de los Transportes. Aquella que visitará Adolf Loos antes de volver, renovado, a Viena; la misma que admirará André Bouillet, representante de la Union Centrale des Arts Decoratifs de Paris, y que deslumbrará en los museos de toda Europa, de París a Moscú en grandes fotografías y maquetas. Hasta que en Finlandia alguien muestra una de esas fotografías a un joven estudiante de diecinueve años en el Instituto Politécnico. Eliel Saarinen queda fascinado por la poderosa novedad de la imagen. Cuelga la fotografía frente a su tablero de dibujo, consciente de que la Golden Doorway, esa puerta de la aventura y la catarsis que Sullivan acuñaría como distintivo y que resolvería como único elemento complejo sus proyectos más maduros, desprovistos de todo ornamento; la misma que repetirían más tarde, con profundo reconocimiento, Ladovsky, Wright, Scarpa o Moneo, puerta dentro de puerta, fuelle y umbral, contenía, en sus propias palabras emocionadas, todo el futuro de la arquitectura. Desde ahí, pasando por el año 1910, momento de la huida de Wright a La Toscana y el descubrimiento de su arquitectura en Europa, entre otros por un joven Mies van der Rohe, meritorio en el estudio de Peter Behrens, a través del Wasmuth Portfolio; y así como algo después, en 1914, Schindler y en 1923 Neutra, harán el camino inverso, hasta que Mies les siga en 1937, animado por un Philip Johnson que había viajado a Europa en 1930, volviendo a 1945 y el inicio del programa Case Study House en California, hasta 1949, momento de la construcción de la CSH#8, y, por fin, al año 1955, after 5 years of living, en el que Julius Shulman fotografía la casa de Ray y Charles Eames en el prado de Chautauqua sobre las Pacific Palisades de Los Angeles, lanzando sus finas líneas amarillas hasta Alison y Peter Smithson y su tardomoderno heroico, hasta el primer Foster y su poético hightech y hasta el O-riginal Ghery, deconstruyendo el espacio esencial de su casa desde el espacio mismo, abiertas ya las puertas al nuevo siglo. Y en estos cambios de paradigma, desde el rígido eclecticismo de los estilos al lirismo moderno en el gozne secular y de ahí a la frivolidad, ligereza, exhibicionismo y oportunismo cultos del hecho postmoderno, hay algo que se mantiene invariante en los bandazos de la relación del hombre contemporáneo con su entorno. Como la escultura, que según Barnett Newman no es sino aquello contra lo que uno choca cuando retrocede para mirar un cuadro, en estos prístinos lugares, comunes y corrientes, recorrido, puerta, umbral, recinto y vacío, te topas con la arquitectura antes de darte cuenta de que es arquitectura. ABSTRACT As with many other projects, the origin of this doctoral thesis is the result of a chance. A few years ago I found in a bookstore in London, 38 Harmood st., Walden Books, a first edition of the well-known monograph about Mies by Philip Johnson. The tiny book, in fact a catalog of the exhibition that the MoMA of New York devoted to the work of Mies van der Rohe in 1947, ten years after his landing in the United States, has a size of 10 x 7.5 inches, that is, half of Crown American format (20 x 15 inches), equivalent to 508 x 381 mm. In the first printing, published by The Plantin Press, 12,000 copies were released. That same year, produced by Reynal and Hitchcock, both the first English translation of When the cathedrals were white by Le Corbusier and a selection of poems by Lorca were published, seven years after his Poet in New York. Inside the book, the famous drawing from Mies Sketch for a glass house on a hillside c. 1934 appears on page 109, barely a few lines, precise and nuanced though, the house on a hillside that quickly reminds us of the proposals of Eero Saarinen for a house in the air, first in 1941, in Pennsylvania, and later, in 1945, with Charles Eames, in Los Angeles, that would never be built, but in their later alliterations made by Harry Seidler (Julian Rose House, Wahroonga, Sydney, 1949), Philip Johnson (Leonhardt house, Long Island, New York, 1956) or Craig Ellwood (Smith House, Crestwood Hills, 1958; Frank Pierson & Polly House, Malibu, 1962, Chamorro House, Hollywood Hills, 1963, or the Weekend House series, with Gerald Horn, between 1964 and 1970, to the magnificent Art Center College of Design Pasadena, the inhabited bridge, in 1977). The story that gives rise to the text flows in a short amount of time, from the first drawings of the Case Study House No. 8, within the program promoted by John Entenza and his magazine Arts & Architecture in California, made in the study of Saarinen in Bloomfield Hills, Michigan, until the project of the Eames house is completed five years after finishing the construction in 1955, in the final version we know, radically different from the initial state, when the couple, Charles and Ray, published the film House after Five Years of Living. The original discussion around this house, or better, about the circumstances, controlled coincidences, regarding its construction, appears when one takes account of those that remain, the invariants, in the two versions, drawn and built, which precisely allow the reconciliation between both projects. In this short period of time a series of decisions made in the transformation process of the project reveal, in the obsessive record made by Charles Eames and in the new proposed references, the first visibility of the changing of the modern paradigm. But this germinal moment that crystallizes the transition to postmodernism is not unprecedented in the history of American architecture. So, the story opens its temporal scope to a fifty-year period that started in 1893, date of the celebration of the Chicago World´s Columbian Exposition. In the White City by Hunt & McKim and Burnham, the traitor, Louis Sullivan builds his Golden Doorway in the Transportation Building. That visited by a renovated Adolf Loos before his coming back to Vienna; the same that André Bouillet, Head of the Union Centrale des Arts Decoratifs in Paris, admired and dazzled in museums all over Europe, from Paris to Moscow, in large photographs and models. Until someone in Finland showed one of those photos to a young nineteen-years-old student at the Polytechnic Institute. Eliel Saarinen became fascinated by the powerful new image: he hanged the picture in front of his drawing board, aware that the Golden Doorway, that door of adventure and catharsis Sullivan coined as distinctive and as a single complex element which would solve their most mature projects, devoid of all ornament; the same that would repeat later, with deep appreciation, Ladovsky, Wright, Scarpa, or Moneo, a door inside a door, a threshold, a gap that contained, in its own moving words, the whole future of architecture. From there, through 1910, when Wright's flight to Tuscany allows Europe to discover his architecture, including a young Mies van der Rohe, meritorious in the studio of Peter Behrens, via the Wasmuth Portfolio; and as a little bit later, in 1914, Schindler and Neutra in 1923, made the travel in opposite direction, until Mies follows them in 1937, led by a Philip Johnson who had traveled to Europe in 1930, we return to 1945 and the beginning of the program Case Study House in California, and from 1949, when construction of the CSH # 8 begins, and finally, to 1955, after five years of living, when Julius Shulman photographs the inside of the house with Ray and Charles Eames, and all their belongins, at the Chautauqua meadows on Pacific Palisades in Los Angeles, launching its fine yellow lines to Alison and Peter Smithson and his heroic late modern, up to the first Foster and his poetic hightech and even the O-riginal Gehry, deconstructing the essential space of his home from the space itself, opening the doors to the new century. And these paradigm shifts, from the hard eclectic styles to modern secular lyricism in the hinge and then overcoming the cultured frivolity, lightness, exhibitionism, and opportunism of the postmodern skeptical focus, something remains intense, invariant in the lurching relationship of contemporary man and his environment. As the sculpture, which according to Barnett Newman is what you bump into when you back up to see a painting, in these pristine, ordinary places, promenade, door, threshold, enclosure and emptiness, you stumble upon the architecture even before realizing that it is architecture.