35 resultados para Profesionalización de los Archivos


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A través de mi contacto con la educación física y el deporte desde hace muchos años, he venido observando, que se juzga el rendimiento físico a través de la mera apariencia corporal y a veces simplemente por la figura porque, ¿Cuántas veces habré oído decir que el “gordito” no sirve para correr y el delgado es el apto para baloncesto. Sabiendo, por supuesto, que estas afirmaciones se hacen muy a la ligera y a veces hasta por personas no entendidas en la materia, al mismo tiempo que esta discriminación puede resultar perjudicial para la personalidad del niño. Debido a estas observaciones que he venido haciendo a través de los años, desde siempre me ha atraído el poder comprobar si existe alguna relación entre la constitución física y el rendimiento físico. Hoy como estudiante de profesorado de educación física se me ha dado la oportunidad de hacerlo, y me decidí por ello. Debido a la profesionalización del deporte, hace que en este se reclamen unas estructuras corporales específicas según la especialidad; por ello y aprovechando mi especialidad en atletismo quiero comprobar también, si existe alguna relación, en qué medida puede influir la constitución física del estudiante de profesorado de educación física en su rendimiento en atletismo.

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El siguiente proyecto versa sobre la programación en lenguaje java del algoritmo de humanización MIDI desarrollado por Jorge Grundman en su tesis La Humanización de la Interpretación Virtual: Tres ejemplos significativos de la obra de Chopin. Este algoritmo, denominado Zig-Zag tiene como finalidad lograr que una partitura interpretada por un ordenador tenga unas características similares a la lectura a primera vista de la misma por un pianista. Para ello, basa su funcionamiento en una aleatorización del tempo en base a una serie de parámetros, a una modificación de la dinámica acorde a la modificación de tempo y a una segunda aleatorización para cada figura de la partitura. Este algoritmo tiene un gran campo de aplicación como complemento a los diversos secuenciadores y editores de partituras que existen en la actualidad, proporcionando nuevas características a los mismos. La programación del algoritmo se ha llevado a cabo empleando el Java SDK (Standard Developement Kit) 7 y las herramientas que proporciona esta plataforma para el manejo y modificación de los mensajes MIDI. ABSTRACT. The next project is about the programming in Java language of the MIDI humanization algorithm developed by Jorge Grundman in his thesis La Humanización de la Interpretación Virtual: Tres ejemplos significativos de la obra de Chopin. This algorithm, called Zig-Zag aims to have similar characteristics in a score performed by a computer than in the sight reading by a pianist. To this end, it bases its process in a randomization of the tempo from several parameters, a modification of the dynamic according to the change of tempo and a second randomization for each figure in the score. This algorithm has a big scope of application as complement for the different sequencers and score editors that already exist, providing new features to them. The algorithm has been programmed using the Java SDK (Standard Development Kit) 7 and the tools that this platform provides to handle and modify MIDI messages.

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La escalera de caracol es uno de los elementos que mejor define la evolución de la construcción pétrea a lo largo de nuestra historia moderna. El movimiento helicoidal de las piezas de una escalera muestra, con frecuencia, el virtuosismo que alcanzaron los maestros del arte de la cantería y la plasticidad, expresividad y ligereza de sus obras. A pesar de su origen exclusivamente utilitario y de su ubicación secundaria, se convertirán en signo de maestría y en elementos protagonistas del espacio que recorren y de la composición de los edificios, como es el caso de las grande vis de los Châteaux franceses del XVI como Blois, Chateaudun o Chambord o los schlosses alemanes como el de Hartenfels en Torgau. Este protagonismo queda patente en los tratados y manuscritos de cantería, elaborados fundamentalmente en España y Francia, a partir del siglo XVI que recogen un gran número de variantes de escaleras de caracol entre sus folios. Breve historia de la escalera de Caracol Los ejemplos más antiguos conocidos de escaleras de caracol en Occidente provienen de los primeros siglos de nuestra era y están asociados a construcciones de tipo conmemorativo, funerario o civil, romanas. Destaca de entre ellas la columna trajana, construida en el 113 por Apolodoro de Damasco en los Foros de Roma. Esta columna, conservada en la actualidad, fue profusamente representada por los tratados de arquitectura desde el Renacimento como el de Serlio, Caramuel, Piranesi, Rondelet y, más recientemente, Canina. Choisy describe en El arte de construir en Bizancio un grupo de escaleras de caracol cubiertas por bóvedas helicoidales y construidas entre el siglo IV y VIII; a esta misma época pertenecen otras escaleras con bóvedas aparejadas de forma desigual con sillarejos y sillares de pequeño tamaño sin reglas de traba claras, pensadas al igual que las de Choisy para ser revestidas con un mortero. Herederas de estas bóvedas de la antigüedad son las escaleras de caracol de la Edad Media. Así las describe Viollet le Duc: “compuestas por un machón construido en cantería, con caja perimetral circular, bóveda helicoidal construida en piedra sin aparejar, que se apoya en el machón y sobre el paramento circular interior. Estas bóvedas soportan los peldaños en los que las aristas son trazadas siguiendo los radios del círculo”. En esta misma época, siglos XI y XII, se construyen un grupo de escaleras de caracol abovedadas en piedra de cantería vista: las de la torre oeste de Notre Dame des Doms en Avignon, las de la tour de Roi, de Évêque y Bermonde de los Chateaux de Uzés, las gemelas de las torres de la Catedral Saint Théodorit de Uzés y la conocida escalera del transepto de la Abadía de Saint Gilles. Ésta última dará el nombre a uno de los modelos estereotómicos de mayor complejidad del art du trait o arte de la cantería: la vis Saint Gilles, que aparece en la mayoría de los textos dedicados al corte de piedras en España y Francia. La perfección y dificultad de su trazado hizo que, durante siglos, esta escalera de caracol fuera lugar de peregrinación de canteros y se convirtiera en el arquetipo de un modelo representado con profusión en los tratados hasta el siglo XIX. A partir del siglo XIII, será el husillo el tipo de escalera curva que dará respuesta a las intenciones de la arquitectura a la “moderna” o gótica. Estas escaleras con machón central se generalizarán, insertándose en un complejo sistema de circulaciones de servicio, que conectaban por completo, en horizontal y vertical, los edificios. Estos pasadizos horizontales y estas conexiones verticales, hábilmente incorporadas en el espesor de contrafuertes, machones, esquinas, etc, serán una innovación específicamente gótica, como señala Fitchen. La pieza de peldaño, que se fabrica casi “en serie” reflejará fielmente el espíritu racional y funcionalista de la arquitectura gótica. Inicialmente los peldaños serán prismáticos, sin labrar por su cara interior; después, éstos darán paso a escaleras más amables con los helicoides reglados formando su intradós. Insertos en construcciones góticas y en convivencia con husillos, encontramos algunos ejemplos de escaleras abovedadas en el siglo XIII y XIV. Estamos hablando de la escalera de la torre este del Castillo de Maniace en Siracusa, Sicilia y la escalera de la torre norte del transepto de la Catedral de Barcelona. En ambos casos, los caracoles se pueden relacionar con el tipo vis de Saint Gilles, pero incorporan invariantes de la construcción gótica que les hace mantener una relación tipológica y constructiva con los husillos elaborados en la misma época. En la segunda mitad del siglo XV aparecen, vinculadas al ámbito mediterráneo, un conjunto de escaleras en las que el machón central se desplaza transformándose en una moldura perimetral y dejando su lugar a un espacio hueco que permite el paso de la luz. Los tratados manuscritos de cantería que circulan en el XVI y XVII por España recogen el modelo con su denominación: caracol de Mallorca. Varios autores han mantenido la tesis de que el nombre proviene de la escalera situada en la torre noroeste de la Lonja de Palma de Mallorca. Los Manuscritos y tratados de Cantería y las escaleras de caracol Coincidiendo con la apertura intelectual que propicia el Renacimiento se publican algunos tratados de arquitectura que contienen capítulos dedicados al corte de las piedras. El primero de ellos es Le premier tome de l’Architecture de Philibert de L’Orme, publicado en 1567 en Francia. En España tenemos constancia de la existencia de numerosos cuadernos profesionales que circulaban entre los canteros. Varias copias de estos manuscritos han llegado hasta nuestros días. Los más completos son sin duda, las dos copias que se conservan del tratado de arquitectura de Alonso de Vandelvira, una en la Biblioteca Nacional y otra en la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid y el manuscrito titulado Cerramientos y trazas de Montea de Ginés Martínez de Aranda. Todas estas colecciones de aparejos, con excepción de la atribuida a Pedro de Albiz, presentan trazas de escaleras de caracol. En los siglos XVII y XVIII los textos en España más interesantes para nuestras investigaciones son, como en el XVI, manuscritos que no llegaron a ver la imprenta. Entre ellos destacan De l’art del picapedrer de Joseph Gelabert y el Cuaderno de Arquitectura de Juan de Portor y Castro. Estos dos textos, que contienen varios aparejos de caracoles, están claramente vinculados con la práctica constructiva a diferencia de los textos impresos del XVIII, como los del Padre Tosca o el de Juan García Berruguilla, que dedican algunos capítulos a cortes de Cantería entre los que incluyen trazas de escaleras, pero desde un punto de vista más teórico. Podemos agrupar las trazas recogidas en los manuscritos y tratados en cinco grandes grupos: el caracol de husillo, el caracol de Mallorca, los caracoles abovedados, los caracoles exentos y los caracoles dobles. El husillo, de procedencia gótica, permanece en la mayoría de nuestros textos con diferentes denominaciones: caracol de husillo, caracol de nabo redondo o caracol macho. Se seguirá construyendo con frecuencia durante todo el periodo de la Edad Moderna. Los ejemplares más bellos presentan el intradós labrado formando un helicoide cilíndrico recto como es el caso del husillo del Monasterio de la Vid o el de la Catedral de Salamanca o un helicoide axial recto como en el de la Capilla de la Comunión en la Catedral de Santiago de Compostela. La diferencia estriba en la unión del intradós y el machón central: una amable tangencia en el primer caso o un encuentro marcado por una hélice en el segundo. El segundo tipo de caracol presente en casi todos los autores es el caracol de Mallorca. Vandelvira, Martínez de Aranda, y posteriormente Portor y Castro lo estudian con detenimiento. Gelabert, a mediados del siglo XVII, nos recordará su origen mediterráneo al presentar el que denomina Caracol de ojo abierto. El Caracol de Mallorca también estará presente en colecciones de aparejos como las atribuidas a Alonso de Guardia y Juan de Aguirre, ambas depositadas en la Biblioteca Nacional y en las compilaciones técnicas del siglo XVIII, de fuerte influencia francesa, aunque en este caso ya sin conservar su apelación original. El Caracol que dicen de Mallorca se extiende por todo el territorio peninsular de la mano de los principales maestros de la cantería. Los helicoides labrados con exquisita exactitud, acompañados de armoniosas molduras, servirán de acceso a espacios más representativos como bibliotecas, archivos, salas, etc. Es la escalera de la luz, como nos recuerda su apelación francesa, vis a jour. Precisamente en Francia, coincidiendo con el renacimiento de la arquitectura clásica se realizan una serie de escaleras de caracol abovedadas, en vis de Saint Gilles. Los tratados franceses, comenzando por De L’Orme, y siguiendo por, Jousse, Derand, Milliet Dechales, De la Hire, De la Rue, Frezier, Rondelet, Adhémar o Leroy, entre otros, recogen en sus escritos el modelo y coinciden en reconocer la dificultad de su trazado y el prestigio que adquirían los canteros al elaborar este tipo de escaleras. El modelo llega nuestras tierras en un momento histórico de productivo intercambio cultural y profesional entre Francia y España. Vandelvira, Martínez de Aranda y Portor y Castro analizan en sus tratados la “vía de San Gil”. En la provincia de Cádiz, en la Iglesia Mayor de Medina Sidonia, se construirá el más perfecto de los caracoles abovedados de la España renacentista. También en la provincia de Cádiz y vinculadas, posiblemente, a los mismos maestros encontramos un curioso grupo de escaleras abovedadas con generatriz circular horizontal. A pesar del extenso catálogo de escaleras presentes en la tratadística española, no aparece ninguna que muestre una mínima relación con ellas. Desde el punto de vista de la geometría, estamos ante uno de los tipos de escaleras que describe Choisy en El arte de construir en Bizancio. Se trata de escaleras abovedadas construidas por hojas y lechos horizontales. Los caracoles abovedados tendrán también su versión poligonal: la vis Saint Gilles quarré o el caracol de emperadores cuadrado en su versión vandelviresca. Las soluciones que dibujan los tratados son de planta cuadrada, pero la ejecución será poligonal en los raros ejemplos construidos, que se encuentran exclusivamente en Francia. Su geometría es compleja: el intradós es una superficie reglada alabeada denominada cilindroide; su trazado requiere una habilidad extrema y al ser un tanto innecesaria desde el punto de vista funcional, fue muy poco construida. Otro tipo de escalera habitual es la que Vandelvira y Martínez de Aranda denominan en sus tratados “caracol exento”. Se trata de una escalera volada alrededor de un pilar, sin apoyo en una caja perimetral y que, por lo tanto, debe trabajar en ménsula. Su función fue servir de acceso a espacios de reducidas dimensiones como púlpitos, órganos o coros. Encontramos ejemplos de estos caracoles exentos en el púlpito de la catedral de Viena y en España, en la subida al coro de la Iglesia arciprestal de Morella en Valencia. El largo repertorio de escaleras de caracol prosigue en los tratados y en las múltiples soluciones que encontramos en arquitecturas civiles y religiosas en toda Europa. Hasta varios caracoles en una sola caja: dobles e incluso triples. Dobles como el conocido de Chambord, o el doble husillo del Convento de Santo Domingo en Valencia, rematado por un caracol de Mallorca; triples como la triple escalera del Convento de Santo Domingo de Bonaval en Santiago de Compostela. La tratadística española recogerá dos tipos de caracoles dobles, el ya comentado en una sola caja, en versiones con y sin machón central, definidos por Martínez de Aranda, Juan de Aguirre, Alonso de Guardia y Joseph Gelabert y el caracol doble formado por dos cajas diferentes y coaxiales. Vandelvira lo define como Caracol de Emperadores. Será el único tipo de caracol que recoja Cristobal de Rojas en su Teoría y Práctica de Fortificación. No hay duda que las escaleras de caracol han formado parte de un privilegiado grupo de elementos constructivos en constante evolución e investigación a lo largo de la historia de la arquitectura en piedra. Desde el cantero más humilde hasta los grandes maestros catedralicios las construyeron y, en muchos casos, crearon modelos nuevos en los pergaminos de sus propias colecciones o directamente sobre la piedra. Estos modelos casi experimentales sirvieron para encontrar trabajo o demostrar un grado de profesionalidad a sus autores, que les hiciera, al mismo tiempo, ganarse el respeto de sus compañeros. Gracias a esto, se inició un proceso ese proceso de investigación y evolución que produjo una diversidad en los tipos, sin precedentes en otros elementos similares, y la transferencia de procedimientos dentro del arte de la cantería. Los grandes autores del mundo de la piedra propusieron multitud de tipos y variantes, sin embargo, el modelo de estereotomía tradicionalmente considerado más complejo y más admirado es un caracol de reducidas dimensiones construido en el siglo XII: la Vis de Saint Gilles. Posiblemente ahí es donde reside la grandeza de este arte.

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La Tesis estudia un tipo de refugio ganadero de la Cuenca Alta del río Tajo, conocidos como chozones. Singular arquitectura ligada a la ganadería extensiva ovina que servía de abrigo al ganado durante la noche invernal y umbráculo en estío. Construcciones de muros bajos de mampuesto colocados a hueso de planta circular o rectangular, levantadas alrededor de una estructura leñosa o un árbol en posición de vida que soportan una cubierta de ramas de la poda de la sabina. Son cientos diseminados por toda la región, si bien concentrados en la Sesma del sabinar, una de las cuatro divisiones históricas del Señorío de Molina. La decadencia de la ganadería en la comarca, sumada a otras causas de sociales y económicas, ha llevado a que estén cada vez en peor estado de conservación; con todo lo que ello supone de pérdida de una memoria histórica inseparable del paisaje del que son parte. Mi primera aproximación a estos refugios fue una oferta que aceptó el equipo de dirección del Parque Natural del Alto Tajo para catalogar los que se encontraban en su área de protección, un paisaje de Alto Valor Natural donde la ganadería ha sido el sustento tradicional. Tras terminar el inventario se produjo el gran incendio en Riba de Saélices (2005). Además de calcinar a 11 retenes voluntarios, quemó parte de las chozones inventariados. Tomé entonces consciencia de la fragilidad de este patrimonio popular y del valor que cobraba el trabajo realizado, pues en muchos casos era el único testimonio que había de los chozones desaparecidos. De ahí nació esta investigación. Al comienzo el enfoque analítico fue eminentemente disciplinar, como recoge la primera parte del título de la tesis: arquitectura y construcción. Pronto comprendí que este enfoque no era suficiente para entender las preguntas dejadas abierta por el análisis espacial, tales como su origen, razón de ser, función social, etc. Profundizando en estos temas la investigación fue haciéndose más amplia y transversal, hasta llegar a lo indicado en la segunda parte del título: paisaje y territorio. En síntesis, la tesis pasó del análisis de un objeto en sí a su entendimiento como parte de una sociedad y un paisaje del que es indisoluble. Para lograr estos objetivos transversales, los refugios ganaderos se estudiaron considerando desde sus aspectos geográficos e históricos a los propios de la arquitectura y del sistema ganadero que acoge. A cada enfoque se dedica un capítulo de la Tesis, lo que nos obligó a utilizar distintas metodologías de análisis: de un amplio trabajo de campo para catalogar y levantar los casi un centenar de chozones inventariados a la búsqueda de información documental en archivos históricos. Por el carácter del estudio fue también fundamental la revisión del material etnográfico de la zona, así como las entrevistas con vecinos y los pocos pastores que quedaban en los municipios estudiados. Los resultados de la Tesis muestran que los refugios ganaderos son construcciones con una serie de valores de distinto tipo. Entre ellos destacaría: (a) ambientales, porque son arquitecturas integradas en el medio ambiente, con empleo de materiales del territorio y adaptación a sus condiciones físicas; (b) históricos, porque son testimonio de un patrimonio arquitectónico que al menos desde la Edad Media se mantiene sin apenas modificaciones; (c) etnográficos, porque son un elemento arquitectónico con usos estrechamente ligados a la cultura tradicional, ganadera y rural de la cuenca del Alto Tajo. Tan clara es la relación entre estos tres aspectos que no es exagerado afirmar que desde el comienzo hasta su final, pasando por las distintas actividades cotidianas, la vida de los habitantes de la comarca giraba en torno al patrimonio vernáculo estudiado. Por ello, entendemos que todos estos elementos son lo suficientemente relevantes como para intentar evitar su destrucción, fomentar una reutilización que contribuya a un desarrollo sostenible de este singular paisaje etnológico. ABSTRACT My first approach to these refugees was commissioned by the management of the Alto Tajo Natural Park to catalog those who were in their protection area, a landscape of high natural value where livestock has been the traditional livelihood. After completing the inventory came the great fire in Riba de Saelices (2005). Besides calcine 11 firefighters, burned many of these popular architectures. I took then awareness of the fragility of this vernacular heritage and the value of the work charged, since in many cases it was the only witness who had disappeared from the shelters. At that time, this research was born. At the begging our study was eminently from the point of view of our discipline, as it picks up the first part of the title of the Thesis: architecture and construction. Soon I realized that this approach was not sufficient to understand the questions left open by the spatial analysis, such as its origin, purpose, social function, etc. By studying topics, my research become to be more comprehensive and transversal, up to coming to the indicated in the second part of the title: landscape and territory. In synthesis, the Thesis went on from the analysis of an object in itself to its understanding like part of a society and a landscape of which it is indissoluble. To achieve these cross-cutting objectives, livestock shelters were studied considering from its geographic and historic aspects to this relating to his architecture own the livestock system to which they belong. To each approach we devoted a chapter of the Thesis, which forced us to use different methodologies of analysis: an extensive field work in cataloguing and lift the nearly a hundred chozones inventoried to the search of documentary information in historical archives. By the nature of the study, the review of the ethnographic material in the area was also essential, as well as interviews with neighbors and the few remaining shepherds in the municipalities studied. The results of our Thesis show that livestock shelters are constructions with a series of values of different types. Among them I would highlight three: (a) environmental, because they are architectures integrated in the territory, with the use of materials of the location and adapted to their physical conditions; (b) historical, because they are testimony of an architectural heritage that at least since the Middle Ages remains with little modifications; (c) ethnographic, because they are architectural elements closely linked to livestock, rural and traditional culture of the Alto Tajo basin. So clear is the relationship between these three aspects, that is not an exaggeration to say that from the beginning until the end, passing through the various daily activities, the life of the inhabitants of the region was in completed connection with the studied vernacular heritage. For it, we understand that all these elements are relevant enough to try to prevent their destruction and promote a recycling that contributes to a sustainable development of this unique ethnological landscape.

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En la confluencia de los ríos Duero y Tera se identifica una pequeña cubeta rellena de depósitos aluviales desde el Pleistoceno medio-superior, pertenecientes principalmente a la terraza +7-9m y a la actual llanura de inundación.Estas unidades morfológicas son comunes para ambos ríos, aunque presentan diferencias sedimentalógicas en granulometría y naturaleza de cantos, predominando los elementos mas gruesos para los depósitos del Tera, y los arenosos para los de llanura de inundación del Duero.