21 resultados para Casa Editorial El Tiempo


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Las mujeres de la Bauhaus: El camino hacia la arquitectura, no es un simple título, es una secuencia en el tiempo. Al igual que la meta final de la Bauhaus era la Arquitectura, la Construcción, la obra de arte total donde participaban todas las disciplinas; la Escuela, sin la participación femenina hubiese nacido castrada, no hubiese sido la Bauhaus. En una entrevista se le preguntó a un alumno la razón de su ingreso, qué era lo más importante que le hizo tomar dicha decisión, a lo que contestó: “la forma de vida comunitaria de la gente de la Bauhaus”. Las mujeres, en un principio, con ser admitidas ya se daban por satisfechas. Eran disciplinadas, muy trabajadoras y se conformaban con las tareas que se les asignaba. Todos los estudiantes conocían las dificultades que acarreaba el ingreso y ser admitido era un hecho trascendente. Käthe Brachmann, agradecía en 1919 poder formar parte del alumnado: “Por lo tanto, nosotras las mujeres, también vinimos a esta escuela, porque cada una de nosotras encontró un trabajo que realizar aquí ¡que no nos atrevíamos a descuidar! ¡Puede que nadie envidiase nuestro trabajo! Gracias a todos aquellos que nos lo concedieron…” Somos nosotras, las siguientes generaciones de arquitectas, historiadoras, ingenieras, publicistas, diseñadoras… las que envidiamos y resaltamos su trabajo. Cuando Isabelle Anskombe contactó a principios de 1981, a través de Gunta Stölzl, con Marianne Brandt, ésta se encontraba en un asilo cercano a su lugar de nacimiento (antigua DDR) y quedó gratamente sorprendida del interés despertado. A lo largo de treinta años, hemos sido y continuamos siendo muchas mujeres, también algunos hombres, las que hemos impulsado y restituido el largo historial de méritos de las mujeres que estudiaron y trabajaron en la Bauhaus. Era una carencia que persistía desde el cierre de la escuela en 1933. Esta necesidad de restauración de la pequeña historia de la Bauhaus debe ser satisfecha por lo que esta tesis debe ser leída y entendida como una relectura desde sus orígenes en la que se incluyen dos aspectos fundamentales; el primero formado por los trabajos escolares de una parte importante del alumnado constituido por mujeres y el segundo en la consecución de una meta: lograr inscribirse en las clases de arquitectura y conseguir titularse como arquitectas. Este trabajo de investigación demuestra que la asociación de mujeres de la Bauhaus y el taller textil no fue exclusiva, existieron mujeres en otros talleres y lo más importante, hubo mujeres diplomadas en arquitectura. No se puede reducir el interés que despierta esta tesis sólo al ámbito femenino, porque no debemos olvidar que una tesis dedicada a un determinado maestro o alumno del mundo de la arquitectura se entiende que debe tener un interés global. De la misma manera, el estudio de una determinada maestra y de determinadas alumnas no se puede restringir a un determinado sector, debe ser de interés para toda la comunidad científica, no solo para las mujeres. Para que ello ocurra los trabajos de las alumnas deben tener una calidad mínima. Estudiando el fin de carrera de la alumna Vera Meyer-Waldeck y comparándolo con el de sus compañeros se puede afirmar que la complejidad arquitectónica de su trabajo no desmerece ante las dos propuestas ofrecidas por varones. La célebre frase de Marienne Brand en la que describe cuántas bolitas de alpaca tuvo que conformar hasta que por fin alguien le asignó una tarea mucho más gratificante, ilustra la paciencia y el tesón demostrado por ellas a lo largo del tiempo hasta ganarse el respeto entre los maestros y sus compañeros. La imposición inicial que supuso organizar a la mayorÍa de mujeres en el taller de tejidos influyó en un sentimiento femenino de autolimitación, algunas no se sentían capacitadas para la abstracción y el dominio espacial. Ello les llevó a reafirmarse como las más aptas en el campo bidimensional y por tanto convirtieron dicha limitación en un refugio. Se han explicado ejemplos de mujeres que no participaron en el taller textil (inicialmente establecido para ellas) y paulatinamente fueron dando pasos hacía un mayor compromiso con las relaciones espaciales y la arquitectura, a veces sin ser conscientes de ello. La propia Marianne Brandt tiene unas axonométricas fechadas en 1923 y su carnet de la Werkbund la acreditaba como arquitecta de interiores. Al mismo tiempo, Alma Buscher se sentía plena con sus célebres juguetes infantiles de madera en Weimar, pero sin embargo, ya en Dessau, redactó unos magníficos apuntes de construcción de edificios fechados en 1925. Incluso una alumna del taller textil, Benita Otte, sorprendió a sus maestros con una logradísima isométrica de la casa experimental Haus am Horn para la exposición del año 1923. Un ejemplo extraordinario fue el de la arquitecta Friedl Dicker. Una vez hubo abandonado sus estudios en Weimar, ejerció la profesión en Viena junto con su compañero de estudios Franz Singer, construyendo un club de tenis como trabajo más sobresaliente. El hecho de no existir ningún taller específico de arquitectura en Weimar, jugó a su favor, porque el nuevo profesor contratado para tal fin en Dessau era Hannes Meyer, un convencido de que la arquitectura y la vida debían ir a la par. El hijo de Paul Klee recordaba aquella época “Meyer (…) tenía ideas muy diferentes y la Bauhaus de Dessau llegó a estar muy regulada y agarrotada. Ahora todo el mundo estaba orientado hacía la arquitectura. Un estricto programa de 10 horas al día mantenía a la gente ocupada desde muy temprana la mañana hasta bien entrada la noche, y por si esto fuera poco, se enfatizaba la gimnasia y los deportes. Era un contraste muy fuerte respecto a las ideas fundacionales de la Bauhaus de Weimar…” La secuencia de los acontecimientos se ha detallado en el capítulo correspondiente, demostrándose que Gropius llamó conscientemente a Hannes Meyer porque era el hombre adecuado para este nuevo enfoque en Dessau. En el artículo del año 1926 que cautivó a Gropius, Die Neue Welt (los nuevos tiempos), Hannes Meyer colocaba en la misma página un trabajo de El Lissitzky con otro de Sophie Arp-Täuber. Su folleto de publicidad para ingresar en la escuela utilizaba como reclamo la pregunta, ¿buscas la verdadera igualdad como mujer estudiante? Convencido de que el “talento” no era tan importante como una buena predisposición, permitió eliminar el aura creadora que se suponía fundamentalmente masculina. Apasionado hombre político, cautivó a las jóvenes con su espíritu de justicia social, aunque su relación afectiva con Lotte Stam-Beese y con Hans Wittwer dejó al descubierto su temperamento y la dificultad de trabajar con él. El libro de Moholy Nagy titulado Von Material zu Architecktur (De lo material a la arquitectura) aparecido en 1929, impulsó a muchas mujeres a seguir avanzando y les sirvió como acicate, pues algunas se habían adaptado a un estado inferior al de sus plenas capacidades. Una voz autorizada y respetada les comunicaba que todo “ser humano debe tener la oportunidad de experimentar el espacio en la arquitectura”. Desgraciadamente, las teorías (Schopenhauer y posteriormente Freud … Gregorio Marañón) que primaban el sexo de la mujer por encima de su capacidad como persona , habían permitido crear en la opinión pública una cuantificación del grado de masculinidad o feminidad dependiendo de las actividades que se realizasen. Las relaciones espaciales, las ciencias puras, el proceso creador del artista, se habían considerado eminentemente masculinos en contraposición a la cerámica, las artesanías textiles y cualquier trabajo manual repetitivo que debían ser asignados a las mujeres. Betty Friedman denunciaba en 1962 lo que los educadores sexistas habían transmitido a lo largo del tiempo a sus alumnas : “A las mujeres les gusta la belleza tanto como a los hombres, pero quieren una belleza que esté relacionada con el proceso de la vida (…) La mano es tan admirable y digna de respeto como el cerebro.” En la Bauhaus, según avanzaba el tiempo, la integración ganaba terreno a los prejuicios por lo que la mano y el cerebro estaban conectados. Artista y artesano debían ser todo uno y los planes de estudio de la escuela, fieles a su origen de que el fin último era la arquitectura, ya permitían acceder a la sección de construcción (baulehre) a las personas que una vez terminadas las pruebas en el taller textil, quisieran seguir estudiando dentro de la Bauhaus. Las mujeres ya elegían libremente y se inscribían en los demás talleres según sus preferencias. La estudiante de carpintería y futura arquitecta Vera Meyer-Waldeck era entrevistada en la revista de la escuela y contestaba desinhibidamente que “para mí, es exactamente igual de interesante la literatura, el baile o la música, como las formas, el color, la matemáticas o cualquier problema de estática.” Numerosas alumnas estudiaron en la Bauhaus pero no consiguieron el diploma por no terminar todos los semestres requeridos. Fue el caso de Lotte Stam Beese que empezó en el taller textil con la maestra Gunta Stölzl, continuó en el departamento de construcción y, aunque no llega a diplomarse, si ejerció de arquitecta. Después de trabajar en diversos países, se titula en 1940 en la escuela VHBO de Ámsterdam. La entrada de Mies en la escuela cambia el planteamiento social y enfatiza aún más el estudio de la arquitectura. Unifica en su plan de estudios dos disciplinas que Hannes Meyer las tenía separadas: “construcción y acabados” (bau-ausbau) de manera que la pintura mural, la carpintería y todo lo referente al interior-exterior de un edificio se estudia en el mismo taller. Esta unificación presentaba una gran ventaja para las mujeres ya que se podían apuntar sin sentirse comprometidas ni apabulladas por las connotaciones que una carrera de ciencias tenía ya que en realidad, la palabra arquitectura con grandes letras no aparecía. Por supuesto, tal y como se ha detallado en el plan de estudios, existían todo tipo de asignaturas técnicas, pero el hecho de que la arquitectura de interiores, muy asumida en la opinión pública como actividad perfectamente factible para una mujer, se uniese a la actividad constructora, eminentemente masculina hasta entonces, ayudó a desembocar el final de los estudios de varias mujeres en el fin último de la Bauhaus: la arquitectura. Como ejemplo, Vera Meyer-Waldeck, había trabajado activamente en el edificio de Bernau en la creación de las mesas de estudio de los dormitorios dentro de la sección de carpintería (tischlerei), y gracias a la unificación de talleres, puede seguir ampliando conocimientos de construcción de forma gradual. Las alumnas Vera Meyer-Waldeck, María Müller, Hilde Reiss y Annemarie Wilke lograron de esta manera culminar sus estudios con un diploma que las permitía ejercer como arquitectas. Se ha dispuesto de los proyectos y trabajos profesionales en el campo de la arquitectura y el diseño de Vera y Annemarie. Desgraciadamente, de María y Hilde no se ha encontrado material de estudio. También se amplian datos sobre Annemarie Wimmer (Lange de casada), ella no finalizó sus estudios de Bau, pero se diplomó en ausbau (Ausbauabteilung), equivalente a arquitectura de interiores y escribió una guía de arquitectura de Berlín. Es conocido que la Bauhaus no era la única escuela donde las mujeres podían estudiar teoría de la construcción. Existían en la República de Weimar varias escuelas técnicas donde las mujeres estudiaban arquitectura , pero uno de los rasgos diferenciadores de esta escuela era el fuerte sentimiento de comunidad y la relación alumno-profesor. Las clases distendidas las recordaba el alumno Pius Pahl venido de un estricto instituto técnico: “(…) Durante el cuarto semestre intenté estudiar planeamiento urbano con Hilberseimer. Entré en la habitación donde se impartían las clases y me senté un poco apartado respecto a los demás. Ellos iban llegando uno a uno y encontraban sitios en las mesas, bancos, taburetes y alfeizares de las ventanas. Debatían entre ellos. Estaba esperando a Hilbs (Hilberserimer), pero en vano. Después de algún tiempo uno de los estudiantes veteranos apoyado en un radiador se presento como Hilbs. ¡Que sorpresa para un estudiante formado en la Höheres Staatliches Technikum!” Otro rasgo diferenciador frente a las escuelas técnicas era la posibilidad de acceder a la Bauhaus sin un bachillerato previo. Teniendo dotes artísticas y disponibilidad para el trabajo de diseño se podía ingresar en la Bauhaus. Estas condiciones beneficiaban a cierto número de mujeres que no habían tenido posibilidad de una instrucción académica. Como ejemplo, el currículo anterior de la alumna Lotte Burckhardt , matriculada en la sección de carpintería en el año 1928, consistía en haber trabajado en una sastrería, de secretaría y como trabajadora social. La Bauhaus no obstante, presentaba muchos rasgos comunes con otras escuelas surgidas en la República de Weimar. Varios profesores de la Bauhaus fueron contratados por otras escuelas. La escuela Reimann en Berlín (contrató al maestro de fotografía Peterhans una vez clausurada la Bauhaus de Berlín), la de Breslau (contrató a Schlemmer a partir de 1929) y especialmente la de Frankfurt (contrató a Adolf Meyer cuando éste se separa de Gropius) participaban de idearios similares. Esta última escuela estaba directamente relacionada con la oficina municipal de la construcción de Frankfurt, liderada por el arquitecto Ernst May. Bajo sus ordenes trabajó la arquitecta Margarete Schütte-Lihotzky. Ella, junto con un grupo de trabajo, realizaron para la exposición de la Werkbund de 1927- organizada por Mies y en parte por Lilly Reich- unas viviendas prefabricadas. Al igual que en la feria de Frankfurt, aquí también se ocupó del amueblamiento de las cocinas. Su posterior estancia en la Unión Soviética y sus proyectos son comparables con los realizados en la misma época por Lotte Stam-Beese. Estos proyectos se analizarán estableciéndose similitudes. Si bien hay características similares entre todas estas escuelas, un signo distintivo de la Bauhaus era la ausencia de un departamento o sección de modas que en cambio sí existían en las escuelas de Reimann y Frankfurt . La causa inicial era el riesgo de feminización que temía Gropius y que venía precedido por la escuela de Van de Velde. Posteriormente, en el curriculum de Hannes Meyer, que buscaba las necesidades del pueblo en lugar de ambicionar el lujo, no tenía justificación un taller dedicado a la moda. Cuando llegó Mies, la escuela ya estaba muy profesionalizada y las mujeres que estudiaban allí siempre comprendieron que su objetivo era la arquitectura y el diseño de objetos útiles. Curiosamente, Lilly Reich, la maestra de Ausbau (interiorismo), si venía del mundo de la moda. No hay constancia de que ninguna mujer denunciara un trato discriminatorio, así como tampoco parece que ellas sintieran que abrían nuevas vías a otras mujeres . Tenían un sentimiento de comunidad mixta, no se sentían especiales, creían firmemente en un mundo más justo y pensaban que trabajando en la Bauhaus podrían aportar algo nuevo a la sociedad junto con sus compañeros. Según palabras textuales de Walter Gropius: “La Bauhaus sintió el peso de una doble responsabilidad moral: hacer que sus alumnos tomaran plena conciencia de la época en que vivían, y prepararlos para que plasmaran su inteligencia natural y conocimientos adquiridos en diseños de prototipos que expresaran directamente esta conciencia.” La grave crisis económica y la guerra truncaron muchas esperanzas pero esos fuertes lazos duraron en el tiempo . Son incontables las parejas que se formaron en la Bauhaus, muchas de ellas duraderas en el tiempo. Eran numerosos los matrimonios formados por alumnos arquitectos y alumnas de otros talleres que ayudaban y aconsejaban. Quizás, el caso de Gertrud Arndt, llama la atención porque ella quiso originalmente ser arquitecta. Había estado como aprendiz en un estudio de arquitectura de Erfurt y a instancias de su jefe, empezó a documentar fotográficamente los edificios mientras se formaba. Al ver la primera exposición de la Bauhaus del año 1923 y con una beca de estudios, decidió trasladarse a Weimar para estudiar arquitectura. Cuando llegó allí descubrió que no existía tal departamento (solo alumnos aventajados disfrutaban de algunas clases semiparticulares) y después de aprobar el curso preliminar acabó en el taller de tejidos. Una vez hubo completado todos sus estudios, no volvió a trabajar en el diseño textil. Se casó con el arquitecto Alfred Arndt y cuando éste fue nombrado profesor, ella estuvo apoyando a su marido sin dejar de ocuparse de su otra pasión: la fotografía. Gertrud fue redescubierta como fotógrafa en los años 80 y en enero de 2013, el archivo Bauhaus le ha dedicado una exposición monográfica con sus obras textiles y fotográficas. Como anécdota, cabe reseñar la carta que le escribe Gertrud a su amiga Gunta Stölzl, animándola a emigrar a España ya que nuestro país se veía como una oportunidad para trabajar ante una Alemania deprimida económicamente. Tratamiento singular se merece también Hermine Luise Scheper- Berkenkamp, conocida como Lou. Alumna del taller de pintura mural, se casó con su compañero de estudios Hinnerk Scheper. Él terminó como profesor de la escuela y ella se dedicó a ayudarle al tiempo que ejercía de pintora e ilustradora de libros para niños. La prematura muerte de su marido en 1957 le impulsó a ejercer sus funciones. Se hizo cargo de las labores compositivas del color en la arquitectura de numerosos edificios en Berlín. Fue responsable del diseño de color del último proyecto ejecutado por Otto Bartning (un hogar infantil en Berlín), la Filarmónica de Hans Scharoun, el Museo Egipcio, varios edificios de Walter Gropius en los distritos de Berlín Britz, Buckow y Rudow así como el edificio del aeropuerto de Tegel. Cuando murió el 11-4-1976, Lou estaba trabajando en el esquema de color para la construcción de la biblioteca de Scharoun en Berlín. Es una evidencia que el trabajo de la escuela ha pasado a la posteridad fundamentalmente por la creación de objetos, telas, tipografías, fotografías, collages, pinturas, publicidad y técnicas de color. A excepción de sus tres directores, arquitectos de profesión, ni siquiera el arquitecto Breuer logra superar en reconocimiento al Breuer creador de sillas tubulares. Es por tanto mi intención mostrar el lado menos conocido de la escuela más famosa: el trabajo de las arquitectas que surgieron de la Bauhaus. Lamentablemente, el trabajo realizado por Peter Hahn en 1995 y recogido en el libro Bauten und projekte. Bauhaus in Berlín (Construcciones y proyectos. Bauhaus en Berlín) que editó el Bauhaus-archiv, sólo contiene los trabajos realizados por estudiantes y profesores de la escuela en el área metropolitana de Berlín, no aparece plano alguno ni fotografías de ninguna estudiante. Tan solo se citan las biografías de Lilly Reich y Vera Meyer-Waldeck. Con la colaboración del propio archivo Bauhaus, he podido contemplar los trabajos de las alumnas y compararlos con los de sus compañeros que sí figuran en dicho libro. Se analizarán dichos proyectos Por último, una imagen, que parece retroceder en el tiempo: Mies en América con sus estudiantes, solo hombres. Cuando Gropius emigró a Inglaterra, realizó con Maxwell Fry una escuela mixta que continuaba sus planteamientos ético-sociales traspuestos a la arquitectura. Sin embargo, al aceptar el puesto docente en Harvard (1937-1952), donde la educación estaba segregada por sexos -las mujeres aprendían en el Radcliffe College- no debió poder instruir prácticamente a ninguna mujer . La arquitecta Anne Thyn, colaboradora de Louis Kahn, fue una de las escasas alumnas. Empezó en 1944 y se licenció en 1949. ¿Coincidirían en alguna clase? Parece que la guerra hizo retroceder los espacios ganados por las mujeres, al menos en Estados Unidos. La feminista Bety Fridman denunciaba una vuelta de la mujer al hogar y a “ese malestar que no tiene nombre” denominado por ella la mística de la feminidad. En el año 1953, en América se publicaban manuales dirigidos a las mujeres en los siguientes términos: “En el momento histórico actual, la muchacha más adaptada probablemente sea la que es lo suficientemente inteligente como para tener buenas notas es la escuela pero no tan brillante como para sacar sobresaliente en todo (…); la que es competente, pero no en áreas relativamente nuevas para las mujeres; la que sabe ser independiente y ganarse la vida, pero no tanto como para competir con lo s varones; la que es capaz de hacer bien algún trabajo (en el supuesto de que no se case o si por otras razones no tiene más remedio que trabajar) pero no está tan identificada con una profesión como para necesitar ejercerla para ser feliz.” Afortunadamente, las protagonistas de esta tesis se sentían tan identificadas con su profesión que necesitaban ejercerla para ser personas, porque “ser mujer no es ni más ni menos que ser humana” ABSTRACT The Bauhaus was created in 1919 in a brand new government which looks for a rapprochement between the people and university elites. A new, modern and democratic perspective where the ideals of collectivism and individualism come together to serve the same cause: architecture, total construction. To access the Bauhaus previous studies were not necessary, just an artistic disposition. The Weimar period lasted until 1925, year in which were expelled finding a new headquarters in Dessau. The school appealed especially to young people wanting to learn and in need of change. For women marked a double jump, to acquire a profession and feel equal to their peers. Its founder, Walter Gropius, wanted to combine artistic creation of standardized design prototypes looking for a common goal around the architecture. Under the slogan "art and industry, a new unit," an exhibition from 15 August to 30 September 1923 where the pilot house called "Haus am Horn", executed and organized by all the school's workshops and in which some female students were able to demonstrate his extraordinary talent. When the Bauhaus moved to Dessau, Gropius invited architect Hannes Meyer to join them for the inauguration of the architecture section. No sooner had Meyer joint the Bauhaus when he became the new director. He advertised the school under the slogan “Come to the Bauhaus” with which he wanted to attract more female students. In his advertising papers, Mayer asked “Are you looking for a real equality as a female student?” During his mandate the Bauhaus sought predisposition for artistic talent to face a new and fairer world. “The needs of the people instead of a lust for luxury” were also reflected in the new architecture. The female students Lotte Gerson and Lotte Besse enrolled themselves in 1929 in the construction section. The destitution of Hannes Meyer in summer in 1930 made the designation of Mies van der Rohe, the school’s last director. Lilly Reich substituted master Gunta Stölzl. This well known couple of professionals with professor Hilberseimer formed a global section of construction-interior design (bau-ausbau) where edification and urbanism a quota of exigency not fewer than any other technical school in Germany. The Bauhaus, harassed by the Nazis, was obligated to leave their headquarters in Dessau, to move to Berlin, as a private institute in an abandoned factory. Before leaving Dessau, four women got their architect diplomas. These women were Hilde Reiss, Maria Müller, Annemarie Wilke and Wera Meyer Waldeck The closing of the Berlin headquarters in 1933 by the Nazi government, at the time the Weimar Republic ended with Hitler’s raise to the power. This made the Bauhaus a symbol of the sullied freedom by totalitarianism. The work and biography of the following female architects that represent the three headquarters of the school is analyzed here: -Friedl Dicker in Weimar -Wera Meyer-Waldeck in Dessau - Annemarie Wilke in Berlin.

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El proceso constructivo de las arquitecturas históricas está formado por una sucesión de intervenciones diversas que van configurándose en el tiempo. La casa Eraso está situada en el conjunto histórico de la ciudad de Segovia. Se analiza la dualidad que presentan sus dos torres construidas a finales de la Edad Media.

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Los asentamientos informales en Lima surgen de la colocación de casas de estera en el desierto, en condiciones de precariedad y pobreza. Sin embargo, en estas siete décadas de existencia se han transformado en barrios relativamente integrados a la ciudad y con un considerable nivel de desarrollo. En esta investigación se describe cómo se ha generado un tejido urbano donde los procesos habituales de planificación, de la gran escala a la pequeña, de la ciudad a la casa (urbanización-parcelación-edificación) se ven invertidos encontrando, en esta inversión, el mecanismo clave de su desarrollo. La casa de estera, en origen el único material para asentarse en el territorio, se convierte, más allá de un techo para sus ocupantes, en una estrategia para crear ciudad. La vivienda es taller o tienda, aportando esos usos al tejido urbano; cambia de funciones según las necesidades de los habitantes; crece a medida que se densifica el barrio, muta su tipología (de unifamiliar a colectiva) o de carácter (de rural a urbana) cuando el asentamiento pasa de pueblo a barrio. La casa crece al tiempo que crece la ciudad que forma; ambos se transforman mutuamente y esta simbiosis confiere al tejido su dinamismo y capacidad para evolucionar.

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Todas las construcciones que pueblan el jardín de Castle Howard de una forma aparentemente azarosa, colocadas siempre sobre pequeñas colinas, transmiten la sensación de ser objetos permanentemente observados, más que de ser ellos mismos lugares de observación del territorio circundante. Son más receptores de la mirada que origen de ella y esta situación es especialmente relevante en el caso del mausoleo de Hawksmoor, algo más que un pabellón o un hito en el paisaje, ya que es la culminación de un itinerario que recorre todas ellas y el contrapunto a la casa principal. El mausoleo es el edificio más habitado y también el más cualificado desde el punto de vista espacial, el más cerrado y al mismo tiempo el más vacío, el más inaccesible y el más cercano. Esta construcción circular puede ser contemplada con emoción desde la lejanía, pero también invita a aproximarse a sus límites, hasta sentir casi físicamente la vitalidad de quien habita en el interior de esa jaula de piedra, y que habitará allí para siempre recordándonos que, como afirmaba Erwin Panofsky, la muerte es el auténtico sujeto de la existencia en el paisaje arcádico.

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La imagen fotográfica es un bloque espacio tiempo congelado, un fragmento referido al antes y el después de algo. Al contemplar una fotografía de un interior doméstico, descubrimos un entretejido sutil entre el habitante y su hábitat. Somos capaces de recaer en más detalles de los que el ojo humano puede apreciar en su visión cotidiana, siempre ligada al devenir espacio temporal. El acto de fotografiar el hogar, de congelar unidades habitadas infinitesimales, se revela como una manifestación radical del modo unipersonal de habitar de cada fotógrafo, profesional o aficionado, y por extensión, dado que hoy todos somos fotógrafos; de cada habitante. Por un lado, la fotografía se piensa aquí como herramienta, capaz de desvelar, de poner en el mundo, los elementos, percepciones y acontecimientos, que subyacen imbricados en la construcción del hogar. Por otro, la imagen se entiende como medio de expresión y de comunicación, como el lenguaje universal de nuestro tiempo, por todos conocido y utilizado. En este momento de interconexión máxima, entre redes, datos y capas de cognición, de velocidad y aceleración, esta tesis doctoral se plantea como una vuelta a la reflexión, a la contemplación del objeto imagen, desde la certeza de que para que ésta hable hay que darle tiempo. Así, la investigación hay que entenderla desde una base ontológica y fenomenológica; desde la experiencia del ser que habita un entorno concreto y determinado. Se enmarca en el actual entorno socio cultural de occidente, se busca desvelar el significado y modo de habitar del habitante común, poniendo de manifiesto aquello que acontece para que una casa cualquiera, de un habitante cualquiera, devenga hogar. Los primeros indicios sobre el tema surgirán del análisis y la reinterpretación hermenéutica de un atlas de imágenes del habitar: cuerpo de imágenes reunido a partir de series fotográficas de hogares, de habitantes anónimos, puestos a luz por la mirada de un grupo de artistas. Posteriormente, ponemos a prueba el conocimiento adquirido en el análisis anterior, mientras que expandimos la investigación hacia el sentir del habitante común, mediante la realización de tres experimentos participativos, o estudios de campo cualitativos. Los resultados, de ambos grupos de casos de estudio, se compilan, organizan y estructuran en una taxonomía del habitar. Esta taxonomía está compuesta por cuarenta y siete parámetros, que explicitan la naturaleza compleja del hogar del siglo XXI. Este hogar es entendido como un constructo personal de cada habitante, un proceso que acontece en el tiempo y en el espacio, y que entraña la propia construcción del habitante. Esta extensa taxonomía se organiza según tres ámbitos del ser humano, en el primero se expresan los factores relacionados con el modo de "estar físicamente" en el hogar, incluyendo: al propio habitante, la casa como espacio arquitectónico y como materialidad: objetos, muebles, iconos y símbolos que pueblan el hogar. En segundo lugar, se manifiestan los parámetros relacionados con el modo de “percibir”: por un lado, aquello que se deriva de lo que se ve, y por otro, lo que se deriva de aquello que no se ve, pero se siente. En tercer lugar, se explicitan los factores relativos al habitante que "crea/juega" su hogar, quién por un lado, es en el mundo actuando, y que por otro, siente el mundo construyéndolo mediante una serie de relaciones que establece con él. Finalmente, la investigación intenta revelar las sinergias, conexiones y relaciones, entre todos estos elementos extraídos del sentir del habitante común, y que fueron inducidos mediante el análisis y reinterpretación de los casos de estudio, poniendo de manifiesto un orden de cosas en el habitar occidental contemporáneo. ABSTRACT The photographic image is a frozen space time block, a fragment referred to a something before and after. When we stare at the photography of domestic interiors we discover a subtle interweaving between the inhabitant and her habitat. We are able to acknowledge infinite more details than the human eye, in its continuous quotidian vision always linked to the space time progression, appreciates. The act of photographing the home, of freezing infinitesimal inhabited units, reveals as a radical statement of the concept of inhabiting for each photographer, professional or amateur, and by extension, as we today all are photographers, for each inhabitant. On the one hand, photography is here conceived as a tool that is capable of revealing, "of placing in the world" the elements, perceptions and happenings that underlie imbricated in the construction of a home. On the other hand, image is thought as an expression and communication media, as the universal language of our time (as far as it is known and used by all of us). In this precise moment of maximum interconnection between networks, data and cognitive layers; of speed and acceleration, this PhD Dissertation is conceived as a return to reflection; to the contemplation of object image, from the certainty of its need of time for talking. Therefore, this research from an ontological and phenomenological base; from the experience of the self who inhabits a determined and concrete environment, that of the western countries at the present, pursues to unveil the meaning and way of inhabiting of a common dweller and manifest what conforms the transformation of any house, of any inhabitant into a home. The first clues will arise from the analysis and hermeneutical reinterpretation of the Atlas of inhabiting; an assembled body of images of anonymous inhabitants houses, brought into life through a group of artist´s glance. Afterwards, we will test the analysis´s acquired knowledge, while extending the investigation to the feel of the common inhabitant (and no longer the expert^ artist) through the execution of three participative experiments conceived as qualitative field works. The results of both case study groups, will be compiled, organized and structured in a taxonomy of the inhabiting. This taxonomy is composed by forty seven parameters that explicitly state the complex nature of the XXI century home, regarded as a personal construct of every single inhabitant, as a process that happens through time and space and that entails the construction of the inhabitant. This wide taxonomy is organized regarding three spheres of the human being, In first place, those elements related to the way of “physically being” at home are expressed, including: the inhabitant its self, the house as architectural space and as materiality: objects, furniture, icons and symbols that fill the home. In second place, parameters related to the way of “perceiving“ are manifested; on the one hand, those that derive from what we see; on the other hand, those that derive from what we do not see, but feel. In third place, those factors deriving from the inhabitant as a home "creator/player" who is acting in the world and feeling the world while constructing it through a myriad of relationships he establishes with it. Finally, the investigation tries to reveal the synergies, connections and relations between all these elements extracted from the feelings of the common inhabitant, induced through the analysis and reinterpretation of the case studies, and therefore exposing a state of things belonging to western world at present.

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Como el propio Távora reconoce, «me interesa mucho Pessoa. Soy un verdadero experto en el tema» ; basta un vistazo a su biblioteca particular en la casa de la Rua Sra. da Luz, donde finalizaba cada jornada, leyendo hasta dormirse, para corroborar su obsesión casi fetichista por él. Esta influencia resultaba paralela a la de Le Corbusier, su única referencia arquitectónica permanente, como Shakespeare lo fue para el poeta. Aunque, al no coincidir en el tiempo, no pudieron cruzar sus discursos, Távora afirmaba que Mensagem, la obra apologética de Fernando Pessoa sobre la grandeza de Portugal, era el libro de su vida y enfocó también a la manera épica de aquel, su causa por una nueva arquitectura, síntesis de tradición y modernidad. Su ensayo de juventud, O problema da Casa Portuguesa, se podría asimilar al primer libro del poeta, trazando en él su misión vital de una manera casi heroica, que tendría su reflejo en el proyecto de la Casa sobre o Mar. Por otra parte, en su relación con otros personajes clave en su trayectoria, arquitectos que complementaron y difundieron su labor, encontramos una narrativa de heterónimos, que alcanza su culmen en la consagración de la denominada Escuela de Oporto. En este artículo, se pretende reflejar cómo la admiración de Távora por el poeta contaminó de alguna manera su pensamiento y cómo la referencia de Pessoa constituyó para él tanto una boya a la que aferrarse en sus momentos de duda como una bruma permanente que flota sobre su actividad a lo largo de toda su trayectoria, ayudándole a justificar las aparentes contradicciones que albergaba su síntesis. Todos los poemas y citas de fuentes originales, han sido traducidos del portugués por este autor, en aras de garantizar una mayor continuidad en la lectura; pido disculpas por tal atrevimiento.