THE ETHICS OF READER

We have long been critics of the creative work of philosophers and culture at the tender touch of his words, written or verbal, are both with the "hammer" that whoever owns the Ethics in writer-reader relationship is the first, called "comprehensive architect of the word" but inveterate dominant ideals of multiple anonymous.With this statement suggests that the second of this connection is nothing but a later, perhaps a "so and so" incognito benefits from its "home on earth", and who succeeds, after a long journey "cognitive "the privilege of reading. This old argument raised from ancient tradition, makes the reader a living subject-receptor but without providing the bulk of responsibility quantitative space offered by the marketing and consumption.Distrust of the concepts that attempt to establish a definition coldly detached from a bandage dressing, and the reader has not been imposed by the consumer society. In the sixteenth century came the paperback version, the books of Erasmus of Rotterdam were bestsellers in their time. The Praise of Folly and the political writings of Marthin Luther read at a time when the religious world was incorruptible, were read more than the Bible. Imitation of Christ by Thomas a Kempis in the 1300's, that is, before you discover Gutenberg printing circulated throughout Europe in the Latin language, and even in the inscrutable rock monasteries under his cassock, in the secret place of the monk carrying the book. Accepting that the reader is a result of the market, is to bring the book to reified object category and inapreciar history book.

Por mucho tiempo hemos recibido de los críticos del quehacer creativo y de los filósofos de la cultura el tierno contacto de sus palabras: escrita o verbal, vienen ambas con "el martillazo" de que quien posee la Ética en la relación escritor-lector es el primero; denominado "artífice comprensivo de la palabra" pero dominante empedernido de ideales de múltiples anónimos.Con esta afirmación se sugiere que el segundo de esta conexión es nada más que un después, acaso un "fulano de tal", incógnito que se beneficia de su "residencia en la tierra", y es quien consigue, después de un largo camino "cognitivo" el privilegio de la lectura. Este viejo argumento enarbolado desde la antigua tradición, hace del lector un sujeto-receptor que vive sin aportar sino el grueso de su responsabilidad cuantitativa en el espacio que le brinda el marketing y el consumo.Desconfiamos de los conceptos que intentan establecer fríamente una definición desprendida de un opósito; el lector no ha sido impuesto por la sociedad de consumo. En el siglo XVI apareció la versión de bolsillo, los libros de Erasmo de Rotterdam fueron best-sellers en su tiempo. El Elogio de la Locura y los escritos políticos de Marthin Lutero se leyeron en un momento donde el universo religioso era insobornable, se leyeron más que la Biblia. Imitación de Cristo de Thomas de Kempis en los años 1300, es decir, antes de que descubra Gutenberg la imprenta circuló por toda Europa en el idioma latín, y aún en los conventos de roca inescrutable, bajo la sotana, en el sitio oculto del monje cargaba el libro. Aceptar que el lector es un resultado del mercado, es llevar al libro a categoría de objeto cosificado e inapreciar la historia del libro.