Evocación filial de Eça de Queiroz.

Conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid el día 28 de febrero de 1947

En Portugal nació, vive y medra una hueste crítico-biógrafa sobre Queiroz. La componen gentes de todos los matices, de todas las secciones del arte, de todas las políticas, de todas las profesiones. Y muchos hicieron sufrir al escritor severas torturas, intentando hacer un análisis de su obra a través de lo que juzgaron era su persona humana, creando su personalidad a través de las formas, más o menos acertadas, con que interpretaron la obra. En las letras portuguesas, Queiroz encantó e influyó en tres generaciones. Revolucionó, arregló, simplificó y embelleció la lengua portuguesa e influyó también en la literatura española. Según las conveniencias, ha sido presentado, por un lado, como ateo, adversario de la Iglesia, devorador de sacerdotes, revolucionario, flagelador de reyes, paladín de libertades democráticas, tomado en el falso sentido de la expresión y, por otro lado, es presentado como un renegado o como un ejemplo de bondad y de fe, de corteses maneras y de respeto por todas las jerarquías, híbrido producto de derecho material y de izquierda mental. Su drama fue enfermar y morir joven todavía, en plena gloria y vigor literario.