¿Por qué la televisión incumple su misión de servicio público?

Resumen tomado de la publicación

Dentro de la pirámide poblacional de las sociedades desarrolladas se distingue un estrato de particular interés al estudiar el perfil de los consumidores de la oferta audiovisual: las personas mayores son definitivamente quienes siguen con más intensidad y fidelidad los programas de la pequeña pantalla, observándose la coincidencia de que son, en términos generales, quienes presentan un nivel formativo más bajo y quienes más necesidades sociales tienen, en especial referidas a la soledad y el riesgo de dependencia, que son los retos fundamentales de la gerontología y la geriatría en este siglo XXI. Se analiza como ninguna cadena española se ha planteado seriamente el análisis de esta relación entre las preferencias de los telespectadores (y radioyentes y lectores) de más edad y la cobertura de sus demandas, desde un punto de vista mediático, derivadas de su estatus social. Esta exclusión, que cabe ampliar a otros colectivos sociales en situación de evidente marginalidad, nos conduce a cuestionar plenamente el cumplimiento de la meta que deben conquistar todas las cadenas (tanto las de titularidad pública como las de naturaleza privada) como servicio público esencial. Esto lleva a debatir en profundidad hasta qué extremo las cadenas han perdido su identidad real como medios de comunicación social, en la medida en que renuncian a establecer una auténtica comunicación con todos los usuarios, desatendiendo los intereses prioritarios de un colectivo (las personas mayores), en supuesto beneficio de una mayoría ideal (la masa de adultos jóvenes, urbanos y productivos). Se concluye que no sólo resulta indispensable una televisión de calidad, sino que esta televisión de calidad es totalmente posible, con unos resultados probados de rentabilidad comercial (share), de prestigio institucional y de valoración social .