La estirpe de Elián : infancia y revolución en Cuba.

Resumen tomado de la publicación

La historia y la memoria de la revolución cubana de 1959 está escrita oficialmente, con relatos incontestables, totales, definitivos. Algo así como la historia de la verdad, la justicia, la libertad y la igualdad, llevadas a su cenit. Una muralla de protección pareciera defender los logros de la revolución, convertidos así en un canon indiscutible, inatacable, incriticable, lo que contradice el espíritu mismo de toda revolución: la disidencia al poder. La educación es un imaginario de los avances sociales en Cuba desde 1959, junto con la salud pública. Pero Cuba no ha producido ni una sola idea pedagógica en este tiempo, ninguna novedad educativa, ninguna tradición formativa que nos sirva para el futuro de la humanidad. Acabar con el analfabetismo, reducir drásticamente la mortalidad infantil, el que no haya niños mendigos en los semáforos, etc., son logros formidables y deberían valer más que todo el 'Emilio' junto. Pero conviene falsar la revolución, ponerla a prueba, desgarrar sus velos, acabar con los cuentos chinos castristas. Simplemente para restaurar la verdad y defender la revolución y sus conquistas con la crítica. La historia del niño balsero Elián González también vale más que todos los tratados de pedagogía revolucionaria. Lo que nos dice esa historia es que la vida de ese niño es más verdad que la propaganda oficial revolucionaria de cincuenta años.