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Una de las cuencas hidrográficas más importante de la Península es la del río Tajo, por su extensión y por su caudal. Se trata de una fosa tectónica calificable de modélica. Dos moles montañosas, el Sistema central y los Montes de Toledo en sentido amplio, la flanquean al Norte y al Sur. La dovela hundida, formada por idénticos materiales que las Sierras, granitos y gneis, alcanza una gran profundidad. Al Este el Sistema Ibérico castellano, principalmente calizo y mesozoico, cierra Castilla y la cuenca, viniendo a dar vida con el agua de sus nieves a un Tajo niño’. El inicio de su Historia Geológica podemos situarlo en el Paleozoico, tiempo geológico durante el cual los territorios donde hoy se sitúa la Meseta estaban formando grandes cordilleras producto de la Orogenia Herciniana. La última etapa de la formación de los relieves actuales de la cuenca la encontramos en la reactivación de los antiguos macizos arrasados. Se inicia con los materiales de la raña y sus equivalentes en el centro de la Cuenca o Fosa del Tajo, y se caracteriza por una progresiva individualización de los procesos, pasándose de las grandes superficies generalizadas en macizos y cuencas, Sierras y Fosa del Tajo, a las pequeñas llanuras en franja u orla, que quedan localizadas en cada cuenca fluvial a medida que éstas se van consolidando por jerarquización, y partir de un río generatriz o emisario principal, el Tajo. La tectónica, procesos posteriores de captura, reajustes climáticos..., no permiten aún determinar cuál fue el orden de jerarquía en los ríos que hoy conocemos; no obstante, puede aventurarse que Jarama-Henares, Perales-Alberche y Guadarrama serían los primeros y Manzanares, Guadalix, Tajuña, los siguientes, y así sucesivamente. La síntesis de la realidad geológica, litológica y climática va a coadyuvar, frenando o favoreciendo, el desarrollo y la diferenciación entre los paisajes vegetales de las zonas montañosas y los de las depresiones terciarias y penillanuras paleozoicas, en un territorio marcado por el predominio del clima mediterráneo continentalizado, con matices de montaña y áreas de influencia atlántica.